Berenice Díaz Ceballos, cónsul de México en Vancouver, orgullosamente IBERO

Mié, 26 Mayo 2021
En entrevista con Prensa Ibero, la diplomática habla de sus días en la IBERO y su labor a lo largo de 20 años en el Servicio Exterior Mexicano
  • Licenciada Berenice Díaz Ceballos, cónsul general de México en Vancouver (Cortesía).

La licenciada Berenice Díaz Ceballos, “orgullosa” egresada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, es desde 2016 cónsul general de México en Vancouver, desde donde se encarga de mantener en buenos términos la relación de México con la Columbia Británica, Canadá.

20 años en el Servicio Exterior Mexicano respaldan a esta exitosa mujer que siente un gran cariño y respeto por su alma máter, y quien amablemente aceptó conceder esta entrevista a Prensa Ibero, para que la comunidad universitaria conozca cómo vivió sus años en la IBERO y cómo vela por el bienestar de las y los mexicanos en su labor consular. 

-¿Cuándo y por qué decidió estudiar la carrera de Relaciones Internacionales?

Siempre me ha gustado aprender idiomas y desde niña tuve la oportunidad de realizar algunos viajes al extranjero, de entre los cuales recuerdo en particular uno que hice a la India cuando tenía 16 años, con The Summit of the Five, un grupo de alumnas/os del colegio donde cursé hasta el bachillerato. Ahí despertó mi interés por estudiar Relaciones Internacionales, con la aspiración de tener la oportunidad de representar a mi país en el exterior.

-¿Por qué eligió la IBERO para cursar sus estudios de educación superior?

En vísperas de entrar a la licenciatura, en 1988, la IBERO era una de las pocas universidades en la Ciudad de México que tenía la carrera en Relaciones Internacionales. Al comparar planes de estudio, vi que los de las otras instituciones eran demasiado teóricos y poco prácticos y, además, los que se adecuaban mejor a las necesidades que entonces tenía el Servicio Exterior Mexicano eran los de la IBERO; por eso decidí ingresar aquí.

Como fui parte de la primera generación que cursó sus estudios en el campus de Santa Fe, recuerdo que íbamos por café a El Shatik, una cafetería-papelería que era de los pocos negocios cercanos a la IBERO. Y tan vacía estaba la zona, que estacionábamos nuestros coches sobre la autopista México-Toluca, que todavía no funcionaba.

-¿A qué profesores o profesoras de la IBERO recuerda y por qué razón?

Un gran referente para mí fue la Dra. Susana Chacón, que era coordinadora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales el año que entré a la IBERO. Era una maestra exigente y un gran ejemplo de liderazgo, al demostrarnos lo que podemos hacer y alcanzar.

También tuve en el Mtro. Ricardo Macouzet a un excelente profesor, muy preparado y capaz, con quien sigo manteniendo contacto para enriquecerme, al intercambiar opiniones sobre ciertos temas, aunque a veces no estemos de acuerdo en algunos.

Y, por último, el Dr. Zidane Zeraoui (que en una ocasión visitó a la Cónsul, en Vancouver, acompañado de su grupo de alumnos), quien en sus clases enriquecía la teoría al explicarnos los interesantes sucesos internacionales acontecidos en esa época y que terminaron por hacer historia, como la caída del Muro de Berlín (1989), el comienzo de la consolidación de la Unión Europea y varios de los conflictos en Medio Oriente.

-¿Cuál fue la mayor lección que le dejó en su vida personal y profesional su paso por la IBERO?

Desde el punto de vista profesional, además de darme bases sólidas, valores, principios y herramientas para poderme seguir desarrollando, resultó maravilloso que, en el último semestre de mi carrera, en el que me enfoqué en el área política, pudiera hacer mi servicio social en la Secretaría de Relaciones Exteriores, pues esa fue la primera ventana que se me abrió en esta dependencia.

Y en lo personal, pude conocer a grandes seres humanos, a un grupo de personas que siguen siendo mis grandes amigos hasta la fecha. Es muy curioso, porque cuando uno está en la universidad de repente quiere apurar la carrera y cursar materias los veranos, pero hoy recomendaría a todos y todas que disfruten enormemente su época en la universidad y no quieran entrar a trabajar mientras estudian, porque a partir de que empiecen a hacerlo definitivamente cambiará su vida, tendrán que empezar a tomar decisiones que marcarán su futuro.

Como hacer carrera dentro de la Secretaría de Relaciones Exteriores exige seguir presentando exámenes por oposición, para poder ascender de rango, la Cónsul no descarta la idea de acercarse a la IBERO para que la Universidad brinde cursos a distancia a las y los diplomáticos que viven fuera de México. Al respecto, la servidora pública dice: “Eso también significaría que nosotros, los egresados, podamos seguir teniendo contacto con nuestra Universidad y sus profesores”.

-Hablando de su labor diplomática, ¿qué es lo más importante para el Consulado en Vancouver para las relaciones diplomáticas de México con Canadá?

Cuando menciono que trabajo en un consulado la gente me ve cara de pasaporte o de visa; pero en mi oficina no solamente nos dedicamos a la documentación -que en  los últimos tres años ha tenido un incremento de casi 300%-, también protegemos a nuestros connacionales que viven fuera de México, y más ahora que por problemas medio ambientales o la pandemia de COVID-19 continúan las migraciones y los desplazamientos humanos.

En mi provincia, Columbia Británica, viven alrededor de 30 mil mexicanos y mexicanas; y antes de la pandemia, anualmente venían miles de turistas, alrededor de cinco mil o seis mil estudiantes y seis mil trabajadores agrícolas temporales.

Con apoyo de los Ministerios de Agricultura, de Salud y del Trabajo, así como varias agencias de seguridad social que hay aquí en Canadá, mejoramos este programa de trabajadores agrícolas temporales entre México y Canadá -que existe desde hace 17 años en Columbia Británica-, elaborando leyes que obligan a registrar a los empleadores, para garantizar el respeto a la dignidad y derechos humanos de todos los mexicanos, lo que volvió al programa un ejemplo de migración ordenada, legal y segura.

Y con motivo de la pandemia de COVID-19 logramos que en Columbia Británica los trabajadores agrícolas temporales estén dentro del esquema de la primera fase de vacunación, y que les toque vacunarse, antes del resto de la población que es conforme a su edad; de esta manera, velamos por su salud y sus vidas en cuanto llegan a este país.

-Desde una perspectiva de género y, en comparación con los hombres, ¿supone para una mujer mexicana un mayor reto encabezar un consulado en Canadá?

Para mí no, porque dispongo de tiempo para ello pues, aunque soy casada, no tengo hijos. Empero, actualmente soy la única mujer que representa a México al frente de uno de sus cinco consulados en Canadá -Toronto, Montreal, Calgary, Leamington y Columbia Británica- o la Embajada, que está en Ottawa.

Pero tengo conocidas que no pueden acceder a puestos como el mío porque son casadas y con hijos, a quienes deben cuidar su salud y ayudar con sus tareas escolares, lo que se vuelve un freno en su carrera y les impide seguir ascendiendo; mientras que con los hombres no pasa eso.

Nuestra Cancillería lanzó un programa de política feminista, que promovemos en foros en el exterior y en nuestros programas bilaterales de cooperación, pero como todavía estamos rezagados en temas de equidad,  pues a nivel de titulares de sedes diplomáticas, el 70% son hombres y el 30% mujeres, necesitamos encontrar la forma de dar un piso parejo en esos puestos a las mujeres del Servicio Exterior Mexicano.

Sin embargo, yo he sido una persona afortunada ya que, en 2008, año de la crisis financiera mundial, tuve el gran honor de ser nombrada Sous-Sherpa de México para el G-20, y junto con la Sherpa de nuestro país, hicimos de la de México, la única delegación con mujeres en ese momento. Ese cargo de Sous-Sherpa o representante del Jefe de Estado y de gobierno en Cumbres de alto nivel, lo ocupé durante casi siete años.

-¿Cree usted que, por su condición de género, las mujeres que trabajan en el Servicio Exterior Mexicano, y el de otros países, imprimen un sello distinto a su labor diplomática?

Sí. Como nos cuesta más trabajo a las mujeres ascender en nuestra carrera diplomática, nos preparamos más y mejor, y le ponemos más empeño. Yo, por ejemplo, de repente dedicó a mi labor más allá de lo que estrictamente tendría que hacer como cónsul, con base en la normativa que tenemos.

En algún momento de mi carrera diplomática encabecé un grupo de asesores donde la mayoría éramos mujeres, y la verdad funcionábamos de maravilla, el trabajo salía más rápido y con menos errores. No sé si era una cuestión de género o las personalidades y capacitación de cada una, pero creo trabajábamos el doble.

-Como internacionalista, ¿por qué le interesan los derechos humanos?

Cuando entré a la Cancillería para hacer mi servicio social me asignaron a la Dirección General de Naciones Unidas, donde una de mis primeras responsabilidades fue preparar la posición y la participación de México en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993. Luego, en mi primera experiencia internacional, asistí a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. Aparte, me tocó toda la época de revisión de conferencias: la Conferencia de Medio Ambiente, la Conferencia de Desarrollo Social, la Conferencia de las Mujeres y la Conferencia contra el Racismo, la Discriminación Racial y la Xenofobia.

Pero estoy vinculada a los derechos humanos desde que estudiaba en la IBERO, de hecho, gané el Primer Concurso de Tesis de Derechos Humanos en México, convocado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que me dio un impulso para seguir desarrollándome profesionalmente en este tema.

Además,  tuve un jefe y mentor maravilloso, que fue el embajador Luis Alfonso de Alba, quien compartía mucho el interés por este tema, del cual me enseñó mucho. Asimismo, como parte de la Cancillería, tuve la oportunidad de trabajar con don Gilberto Rincón Gallardo como su asesora cuando estaba en la Comisión contra la Discriminación, antecedente de la Ley y del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

Juntos llevamos a la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras Formas Conexas de Intolerancia la propuesta de elaborar una Convención Internacional para las Personas con Discapacidad, que desde hace 10 años es una realidad. Con esta convención México logró cambiar el paradigma; que el de las personas con discapacidad ya no se reconociera como un tema médico-asistencialista, sino como uno de derechos humanos.

Para la Convención de Belem de Pará, para eliminar la discriminación y la violencia contra la mujer, encabecé y fui la negociadora de México que presentó una iniciativa para crear un mecanismo de seguimiento y aplicación de esa convención, que verifica el cumplimiento de los compromisos asumidos y aplica sanciones a los países que no los cumplen.

-Finalmente, como cónsul en Vancouver, ¿qué acciones ha emprendido para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres?, la que puedan padecer las mexicanas que viven en Canadá.

Lo primero que debo decir es que, desde el año pasado, debido a la pandemia de COVID-19, ha habido un incremento fuerte de la violencia intrafamiliar, no nada más la violencia contra las mujeres.

Por cómo funciona el sistema canadiense, lo que normalmente hacemos, si la persona está documentada, es ayudarla a presentar una denuncia ante las autoridades; en otros casos ponemos a las víctimas en contacto con organizaciones no gubernamentales, como Battered Woman, que les ofrece asesoría a las mujeres que han sido violentadas y también les da refugio, al que incluso pueden llevar a sus hijos/as.

También ligado con la pandemia, Jessica Wolf, una estudiante de la IBERO que actualmente vive aquí en Vancouver, se acercó al Consulado y nos ayudó a hacer cápsulas de salud mental para orientar y guiar a nuestra comunidad mexicana radicada en Columbia Británica. Posteriormente, Jessica también nos apoyó, a través de un programa que tiene la IBERO, dando apoyo psicológico a distancia y sin ningún costo.

Sabedora de que quienes trabajan en el Consulado General de México en Vancouver no son expertos en todos los temas, la licenciada Berenice Díaz Ceballos señala que le gustaría tener acercamiento con autoridades académicas y egresados/as de la IBERO para ver de qué manera podrían colaborar a favor de las y los mexicanos que viven en la Columbia Británica.

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