Democratizar la educación superior: ¿qué hacer con más de 90% de estudiantes que cada año rechaza la UNAM?
Los resultados de jóvenes rechazados repetidamente por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) nos permiten problematizar acerca del incumplimiento del derecho a la educación de este nivel educativo y a la utopía de democratizar la educación superior. De acuerdo a lo reportado por la UNAM, para el más reciente ciclo escolar “sólo se aceptaron 14 mil 151 estudiantes, menos de 10 por ciento de los que se presentaron; y se rechazaron 129 mil 276, más de 90 por ciento” (Ballinas, 2024).
Según los datos de la SEP (Castellanos-Ramírez y Carrasco, 2022), de cada diez estudiantes, alrededor de cuatro se incorporan a la educación superior y seis quedan excluidos. El gobierno ha emprendido políticas de equidad, con las Universidades Benito Juárez a nivel federal y las universidades Rosario Castellanos y de la salud en la Ciudad de México, sin embargo los resultados de investigaciones recientes (Flores-Crespo, 2019) dejan mucho que decir acerca de la educación que ofrecen: como el IMCO refiere, “mientras que universidades como la UNAM o el IPN tienen 19 docentes por cada 100 alumnos, la Universidad del Bienestar cuenta con apenas 2 docentes por cada 100 alumnos” (Dominguez, 2022).
La presidenta Claudia Sheinbaum y la próxima secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz Gutiérrez, dos mujeres científicas y comprometidas con la democratización del derecho a la educación, deberán superar las políticas compensatorias de ofrecer educación pobre para pobres.
El segundo piso de la Cuarta Transformación continuará con la política de becas de estudiantes de escuelas y universidades públicas. Como se mencionó en otros comunicados del ODEJ, estas políticas favorecen la accesibilidad del derecho a la educación pero dejan grandes vacíos en cuanto a la asequibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad (las cuatro A´s del derecho a la educación). En el caso de la educación superior, se requiere avanzar en la pertinencia social de la educación y aprender de la trayectoria de otras universidades que han surgido de abajo para arriba, como la Universidad de la Tierra en Oaxaca, y reconocer la diversidad de saberes y conocimientos generados con políticas comunitarias.
De acuerdo con Adriana Puiggrós (2023), los gobiernos democrático-populares en América Latina requieren de un Programa político-pedagógico que fortalezca la formación de sujetos y recuperar las alternativas pedagógicas de corte comunitario. De esta manera, se construyen subjetividades del hacer y quehacer colectivo, de los saberes y conocimientos situados que a su vez consolidan los vínculos pedagógicos que abrazan la otredad. En este sentido, se abren algunas vías para avanzar en la asequibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad.
Esta utopía de la democratización de la educación superior necesita robustecer los niveles educativos que le preceden y reconstruir el tejido social para hacer frente a la violencia que viven día a día nuestra niñez y juventudes, además de articularse con otras políticas públicas vinculadas con los derechos a la salud, la alimentación, la vivienda y el trabajo dignos, así como el derecho a una niñez y juventud plena y con visión de futuro.
Es por ello que resultan preocupantes las altas cifras de rechazo de jóvenes aspirantes a ingresar a la UNAM que ven truncada su trayectoria escolar. Cabe preguntarse ¿qué otras opciones son accesibles? ¿qué imaginario se construye en torno a la UNAM? ¿a qué se enfrentan quienes egresan de otras instituciones de educación superior públicas? ¿qué sucede con el más del 90% de rechazadas y rechazados?
Al respecto, la OCDE ha señalado que México ocupa el tercer lugar de países que la integran con el mayor porcentaje de personas entre 15 y 29 años que ni estudia ni trabaja en entornos formales (Cabadas, 2024). Este grupo de adolescentes y jóvenes padecen estigmatización y algunos se ven empujados a migrar y en el peor de los casos a formar parte del crimen organizado, tal como ha señalado la presidenta Claudia Sheinbaum.
Para el sexenio que inicia, se esperaría una mayor sensibilización a esta problemática así como la instrumentación de estrategias más integrales que den respuesta a corto plazo y que sean sostenibles a largo plazo. ¡Basta de curitas sexenales!
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Texto de María Mercedes Ruiz Muñoz, Alejandra Luna Guzmán, María Fernanda Álvarez Gil. Departamento de Educación, IBERO-Ciudad de México. Publicado por el Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ-Lab), un espacio de análisis y posicionamiento crítico del acontecer de la política educativa en México y en América Latina para generar debate crítico, producir conocimiento basado en datos y coadyuvar en acciones político-pedagógicas en la política pública y escolar sobre la problemática actual y temas coyunturales en materia educativa. Forma parte del Campo Estratégico y Acción en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ).
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Referencias:
Ballinas, V. (2024). Fueron rechazados más del 90% de los aspirantes de licenciatura de la UNAM, La Jornada, 2024,19 de julio.
Cabadas, M. (2024). México, tercer lugar en ninis:OCDE, El Universal, 2024, 26 de julio.
Castellanos-Ramírez, J. C., & Carrasco, S. A. (2022). Educación Superior en México: los retos del gobierno presidencial en el periodo 2018-2024 en materia de cobertura. Ensaio: Avaliação e Políticas Públicas em Educação, 30(115), 394-413.
Domínguez, F. (2022). Jóvenes preparados y el escándalo de las Universidades del Bienestar. IMCO, 2022, 10 de noviembre.
Flores Crespo, P. (2019). “Universidades, 4T y Tlatelolco”, Educación Futura, 4 de noviembre.
Puiggrós, A. (2023). Por una defensa de la educación pública. Siglo XXI Editores
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