DF debe impulsar su densidad poblacional y crecimiento vertical: especialista del Centro Mario Molina

Vie, 5 Sep 2014
Guillermo Velasco, coordinador de Programas del CMM, dio en la Ibero la ponencia “Resiliencia urbana y el perfil metropolitano”
Inició el ciclo de conferencias “Retos y oportunidades de la urbanización”, de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano de la Ibero
  • Ing. Guillermo Velasco, coordinador de Programas del Centro Mario Molina.

La ciudad de México debe incrementar su densidad poblacional, fomentar el crecimiento vertical y contener su expansión, sobre todo en la periferia, como parte de sus prioridades en política territorial, dijo el maestro Guillermo Velasco Rodríguez, coordinador de Programas del Centro Mario Molina (CMM), al participar en el ciclo de conferencias "Retos y oportunidades de la urbanización", de la Universidad Iberoamericana.

También deben aumentarse los servicios, los usos de suelo mixtos, aprovechar más los terrenos internos subutilizados y crear un banco de suelos de la ciudad, para que el Distrito Federal tenga control sobre suelos con alto potencial, por los que concursen los proyectos que den los mejores servicios a la población, sea un centro de transferencia modal, un parque urbano, espacios educativos o lo que cada zona necesite.

Al abundar por qué resultaría favorable para el DF tener una mayor densidad, Velasco explicó que mientras los gastos de una ciudad están relacionados con el espacio urbano que debe atender (con bacheo, alumbrado público, infraestructura de drenaje, vialidades, etcétera), los ingresos están directamente ligados al número de habitantes, “entonces entre menos densa sea una ciudad, menos disponibilidad de recursos tendrá por kilómetro cuadrado”.

Claro que la densidad tiene pros y contras. Algo negativo, en materia de salud, es que las enfermedades se propagan más rápido en las ciudades densamente pobladas. Si no se tiene controlada la calidad del aire, la exposición de la gente a altas concentraciones de contaminantes es mayor; en tanto que los índices de criminalidad también son mayores en zonas más densas.

Lo positivo es que la innovación tecnológica y la creación de ciencia son mayores. Y el gasto en energía y transporte público es menor en zonas más densas, donde existe también una mayor cohesión social.

Si bien resulta complicado decir cuál es la densidad adecuada para una ciudad, ayuda a su determinación el ligarla a la densidad óptima de los servicios, del transporte público estructurado, del equipamiento en salud, “para eso necesitas tener muy clara la información, de dónde está la población y qué necesita”.

En ese sentido, Velasco comentó que el Centro Mario Molina trabaja en la elaboración de un perfil metropolitano para las principales ciudades de México. Esta herramienta pretende mostrar de manera sencilla y clara a los tomadores de decisiones cuáles son las capacidades y los indicadores principales de una urbe, con el fin de estimular el desarrollo urbano sustentable.

Los indicadores son relativos a temas financieros, sociales y económicos; como la capacidad de dotar a la población de agua, energía eléctrica, transporte, vivienda, espacios urbanos y cuáles son los recursos presupuestales disponibles, entre otros rubros.

Resiliencia urbana

Guillermo Velasco, egresado de la Licenciatura en Ingeniería Física de la Universidad Iberoamericana, fue invitado por la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano del Departamento de Arquitectura de esta casa de estudios para dar la conferencia "Resiliencia urbana y el perfil metropolitano", primera ponencia magistral del ciclo "Retos y oportunidades de la urbanización".

Antes de la disertación del ingeniero, la coordinadora del posgrado referido, la maestra Gabriela Lee Alardín, definió a la resiliencia como la capacidad de una ciudad de resistir, absorber, adaptarse y recuperarse, de manera oportuna y eficiente, de los efectos de una amenaza; y después de ésta, de preservar y restaurar sus estructuras y funciones básicas.

“La resiliencia está vinculada con los conceptos dinámicos de desarrollo y de crecimiento urbano -dijo-. En este sentido, es un proceso, y no una respuesta inmediata, a la adversidad. Es más bien una invitación a tener una nueva mirada sobre el desarrollo de la ciudad como un sistema, como un elemento cambiante que no permanece estático. Es anticipar esos cambios, de tal manera que sirve o servirá de guía a las estrategias de desarrollo urbano”.

Velasco, responsable de coordinar y administrar en el Centro Mario Molina varios estudios y proyectos dirigidos a elaborar propuestas de políticas públicas, basadas en información científica, comentó que una ciudad debe ser resiliente a muchas cosas; por ejemplo, a desastres naturales característicos de su ubicación geográfica, como terremotos; a fenómenos hidrometeorológicos, sean inundaciones, cambios de temperatura, sequías o granizadas.

Incluso a no depender de una sola actividad económica -por si ésta deja de ser viable y desaparece-, que se logra si se tienen diferentes actividades económicas y se fomenta la educación y cultura emprendedora entre sus ciudadanos, para que puedan adaptarse, ajustarse e innovar, si los productos y servicios que usualmente generaban ya no son recibidos en el mercado.

PRL/ ah

 

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