“Una de las más importantes conexiones que se pueden mantener con los objetos exteriores, es aquella del sentido del oído, esto es, la impresión que ciertas acciones o movimientos producen en la mente por medio del instrumento de la oreja”. El instructor, 1837.

En las ciudades la intensidad de los sonidos, la incorporación de nuevas fuentes de ruido y una falta de regulación de este contaminante nos impone a habitar espacios acústicamente saturados.

En nuestra vida cotidiana parece haber una predisposición a que oigamos aquello que no deseamos y que, además, distrae nuestra atención. Se rompe el encanto de un acto que debía ser voluntario y se desconoce el impacto que tiene en la salud, o simplemente se pasa por alto.

Vivimos en un murmullo permanente que impide distinguir las voces de la ciudad y sus sonidos, así el cerebro recibe información de manera casi permanente y pasan desapercibidos los silencios. El ruido parece invadirlo todo. Se ha insistido en esta columna el desconocimiento del papel positivo y fundamental que pueden jugar los sonidos en nuestras vidas.

En El Arte de los ruidos, Luigi Russolo menciona que el ruido nace en el S. XIX – Revolución Industrial- y que al momento de escribir ese texto el “ruido triunfa y domina soberano sobre la sensibilidad de los hombres”, supongo que nunca imaginó que ese fenómeno que menciona habría alcanzado los decibeles (dB) que tenemos en la actualidad. Ha pasado mucho tiempo de ese ruido permanente y con intensidades que se incrementan todos los días. ¿Será que nuestro oído está educado a esta “vida moderna”? como se pregunta el manifiesto.

El ruido como fenómeno de molestia y de reglamentación ha sido una constante en las ciudades, ya desde los romanos se contaba con leyes que no permitían la circulación de los carruajes en las noches; sin embargo desde hace alrededor de medio siglo el tema del ruido – el segundo contaminante ambiental de las ciudades – es un tema de preocupación a nivel mundial y que está adquiriendo cada día más importancia por su relación con la salud.

Hoy viernes 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Audición, el tema de este año es “¡Cuidado del oído y la audición para todos! Hagámoslo realidad”. En este día se destaca la importancia de incorporar el cuidado del oído y  la audición en la cobertura de salud, es decir el derecho al cuidado de la capacidad auditiva para todas las personas.

¿Cómo pensar en este derecho en los entornos acústicamente saturados en los que vivimos?

Vivimos en ciudades que superan los dB que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los oídos no se cierran así que trabajan las 24 horas del día, porque a pesar de que prestamos poca atención al entorno sonoro este órgano no descansa.

Por ello se insiste en que la salud urbana debe incorporar estrategias para mejorar acústicamente nuestras ciudades y con ello contribuir a una mejor salud auditiva, prever escenarios en donde esta pueda verse afectada y formular soluciones, asociar el impacto que tiene el ruido a todos los aspectos de la vida e integrar el componente sonoro en la planeación urbana.

Por último, cabe recordar la información que nos proporciona la OMS para este día[1]:

1. Los problemas del oído y la audición se encuentran dentro de los problemas más comunes enfrentados en la comunidad.

2. Más del 60% de estos pueden ser identificados y abordados en el nivel de atención primaria.

3. La integración del cuidado del oído y la audición en los servicios de atención primaria es posible a través de la capacitación y el desarrollo de capacidades a este nivel.

4. Dicha integración beneficiará a las personas y ayudará a los países a avanzar hacia el objetivo de la cobertura universal de salud.

Y también que es necesario incorporar el autocuidado en nuestra audición: cuidando la intensidad y el tiempo de uso de los auriculares, usando tapones en lugares ruidosos, revisando nuestra audición e integrando a nuestra vida cotidiana – en la medida de lo posible- descansos auditivos, de preferencia en lugares de silencio o con sonidos agradables para el oído.

Y tú ¿Cómo cuidas tu audición?

*Este artículo fue publicado por la Dra. Jimena de Gortari en OPINION 51