“Todo fue porque mi papá me animó a apuntar más alto”, contó Luis Felipe Cervantes Legorreta –quien egresó con honores de Ingeniería Industrial de la Universidad Iberoamericana y ahora es Managing Director and Head of Mexico Office de General Atlantic–, a las y los alumnos en su ceremonia de graduación el pasado 28 de septiembre.

Como orador invitado al festejo, Cervantes Legorreta señaló que cada vez que vuelve a la universidad se llena de energía con su arquitectura, con el activismo de estudiantes, el lanzamiento de obras sociales y los nuevos emprendimientos que surgen desde las aulas. Recordó a las y los jóvenes que ahora se unen a las “filas de distinguidos graduados que han elegido formarse en la Ibero para salir y cambiar el mundo”.

Confesó que nunca imaginó que daría su propio discurso en un día de graduación, como han hecho oradores anteriores que han ganado premios Nobel u Óscares, medallas olímpicas o han sido presidentes del país. “Yo no tengo ninguno de esos logros […] Lo que tengo es una historia y un conjunto de experiencias y perspectivas que espero puedan servirles ahora que abren este nuevo capítulo en su vida”.

Actualmente, Cervantes Legorreta está a cargo de General Atlantic en México, uno de los fondos más grandes del mundo que apoyan a emprendedores a ejecutar sus planes de crecimiento. En 2014, abrió la primera oficina de la empresa en el país, que 10 años después ya cuenta con inversiones por casi 3 mil millones de dólares en nueve empresas de alto crecimiento.

En la pasada década, en su firma ayudaron a transformar la compra y venta de autos usados con la inversión de Kavak; a expandir la penetración de tarjetas de crédito con Clip y de acceso al crédito con Klar; a apoyar en la disminución de fraude con Incode; a ofrecer medicina de bajo costo y alta calidad a través de Hospitales MAC y Laboratorios Sanfer, y a la entrada a México de marcas globales como TJ Max.

El egresado de la IBERO ha podido contribuir, a través de General Atlantic, a “transformar el ecosistema de emprendedores en México”, gracias al consejo de su padre: “Apunta más alto”, que no “significa que tengan que sacrificar un sueño por un mejor sueldo”, especificó a las y los graduados. “Sea cual sea su pasión, donde sea que sientan que puedan brindar el mayor valor al mundo, encuéntrenlo lo antes posible, concéntrense en eso y después apunten más alto”.

Si tuvieras una oportunidad para tener el trabajo de tus sueños, ¿sería ese?

Después de su segundo año de Ingeniería Industrial en la IBERO, un joven Luis Felipe cambió su plan de pasar un verano en Disneylandia con sus amigos y siguió la recomendación de buscar sus cinco lugares favoritos para hacer prácticas profesionales. El banco UPS le contestó y comenzó a trabajar ahí. Se graduó de la universidad y se cambió al fondo de inversión Advent. Posteriormente, trabajó un año en Brasil, estudio la maestría en la escuela de negocios de Harvard, se casó con su novia Priscilla y, “aunque hubo momentos difíciles y retadores en el trayecto, al ver el resumen de la película, parecía mi propio guión”.

Advent le había ofrecido el puesto de vicepresidente, pero una nueva pregunta de su papá redirigió su camino: “¿es eso lo que en realidad quieres hacer? Si tuvieras una oportunidad para tener el trabajo de tus sueños, ¿sería ese?”. Su sueño, a los 27 años, era encontrar uno de los fondos globales que conoció en Brasil y convencerlo de venir a México y liderar esa operación. “Tal vez lo intente cuando tenga 40”, dijo a su padre, quien le respondió: “Por qué no lo intentas ahora?”.

Además de inspirar a las y los recién egresados con su historia, Cervantes los instó a pensar en la transición energética, el auge de la inteligencia artificial y la biotecnología, la digitalización de la economía, el cambio en la estructura de los medios de comunicación, la transformación del arte, la migración de un mundo unipolar centrado en Estados Unidos a uno multipolar en donde México va a jugar un papel muy importante, con el fin de “elegir su mercado de manera inteligente”.

Asimismo, les recomendó cultivar buenos hábitos de sueño, dieta, práctica espiritual y encontrar “un modelo bueno y equilibrado para ustedes”. Y, sobre todo, les recordó a “no esperen a mañana” para disfrutar la vida, ya que como escribió su padre: “Nuestra vida es sólo un paréntesis de la eternidad. La vida es solo un grano de arena en una playa infinita”.

Texto: Prensa IBERO / Fotos: Alberto Hernández

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