El apocalipsis somos nosotros: la crisis económica y sanitaria por el COVID-19

Jue, 16 Abr 2020
Directivo de la IBERO analiza el entorno actual desde la mirada de una MIPYME universitaria
  • Los tiempos del coronavirus son también los tiempos de las y los visionarios (Especial).
Por: 
Mtro. Randolfo González de la Mora, director de Educación Continua de la IBERO

Miro sin comprender, busco el sentido

de estos hechos brutales.

El domingo cinco de abril el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pronunció un mensaje a la nación con el objetivo de informar las acciones que el gobierno federal llevará a cabo para enfrentar la crisis económica precipitada por la pandemia del coronavirus.

El artículo presente, pretender retomar dicho mensaje desde la óptica de una MIPYME Universitaria, me refiero a la Dirección de Educación Continua (DEC) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Debido a la relevancia de las MIPYMES en la economía y el empleo de México, revisar dicho mensaje del mandatario mexicano, precisamente desde una unidad de negocio universitaria, podría mostrar el dramático momento económico que está por impactar con todo su poder a la sociedad.

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DESDE DÓNDE HABLO

La DEC es un modelo de negocio social y solidario alineado al Modelo Educativo de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y la visión de incidencia social de la Compañía de Jesús.

Se enmarca dentro de la estructura legal, administrativa y de recursos humanos de la IBERO, no opera con fines de lucro, sino bajo la convicción de brindar servicios especializados para la formación permanente al público en general, además de satisfacer por demanda las necesidades formativas del gobierno, empresa y sector social.

El lucro no es nuestra motivación, pero debemos generar utilidades para la Universidad, el pago mensual de indirectos, solventar integralmente la nómina académica y docente, además de cubrir los gastos de operación que genera nuestra práctica económica.

La DEC inició su proyecto de estructuración y definición institucional en septiembre del 2015 bajo la perspectiva de convertirse en un motor de vinculación de la IBERO, con la intención de propiciar relaciones sólidas y productivas mediante estrategias formativas de calidad académica y de servicio.

La intención última: ser un agente activo y destacado en el mercado, propiciar procesos de incidencia institucional de gran calado, contribuir a la transformación social, mediante la transferencia y socialización de conocimiento, construyendo un modelo de formación para la vida y el trabajo para el adulto trabajador, mediante formatos presenciales, mixtos y virtuales de impacto local, regional y latinoamericano.

La DEC se ha convertido en la plataforma de vinculación más dinámica de la IBERO, un auténtico puente para la interacción confiable con la sociedad, ofreciendo con pertinencia y relevancia temas destacados desde la agenda académica y atendiendo por demanda las necesidades manifestadas por clientes corporativos, gubernamentales y del sector social.

De septiembre del 2015 a la primera quincena de marzo del 2020, la DEC construyó y logró consolidar un modelo de educación continua competitivo y pertinente, además de gestionar una agenda pública e institucional en materia de derechos humanos, como caso destacado, única en la oferta universitaria y privada en México por sus características, diversidad y capacidad de penetración.

En 55 meses de gestión, la DEC ha capacitado a casi 42 mil profesionistas, de los cuales cerca de 30 mil corresponden a funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno y cuenta con egresados y egresadas de sus cursos y diplomados en prácticamente todos los países de América Latina.

LAS MIPYMES ANTE LA CRISIS SANITARIA Y ECONÓMICA

La DEC, podemos decirlo por los resultados de gestión expuestos, es una MIPYME pertinente en el contexto del mercado, pero esta experiencia exitosa de gestión y servicio universitario, en tanto MIPYME, seguramente enfrentaría la extinción los próximos meses a raíz de la recesión económica que hoy aqueja a México y el mundo, su relevancia sería suprimida por el tsunami económico que está por llegar.

¿Cuántas MIPYMES, como la DEC, verán la extinción los próximos meses? ¿Cuántos de sus empleados y empeladas habrán de perder sus empleos, arrojando a sus familias a la más lamentable incertidumbre y desprotección? Es apremiante hacer algo para contener dicha tragedia social. No podemos permitirlo.

La DEC es privilegiada, no desaparecerá pues cuenta con el soporte de una institución sólida que la respalda financieramente, la IBERO, lo cual se convierte en una excelente ventaja competitiva, ya que le permitirá sortear la crisis económica sin recurrir al dolor del despido de empleados (en realidad compañeros y compañeras de vida), la cancelación de pagos a proveedores o la quiebra, impactando la cadena de valor que distingue a las MIPYMES como soporte del empleo y la economía de México.

La DEC podrá preservar sus activos, su capacidad especializada de trabajo, sus cuadros profesionales, su talento humano, integrados por especialistas que le darán no sólo permanencia, sino continuidad a su capacidad de gestión, capitalizando a mediano plazo (en un mercado seguramente mermado de competencia) su modelo de gestión llevando a la IBERO a retomar sólidos procesos de vinculación corporativa, incidencia institucional y desempeño financiero, como los reportados de septiembre del 2015 a la primera quincena de marzo del 2020.

Aquí entra de lleno el sentido pleno de este artículo, tal y como lo señalé el primer párrafo: el domingo cinco de abril el presidente de México pronunció un mensaje a la nación con el objetivo de informar las acciones que el gobierno federal llevará a cabo para enfrentar la crisis económica precipitada por la pandemia del coronavirus.

En tanto MIPYME universitaria, disponemos de una similitud y capacidad de observación relevante, para dimensionar lo que empresas parecidas han de enfrentar a corto plazo, en condiciones de desventaja, falta de liquidez, presión inflacionaria, devaluación del peso, desestabilización de cadenas de suministro y productivas.

En la situación actual, es imposible no ser solidario con el gremio de las MIPYMES nacional, debido a la recesión que ya las amenaza y que apunta a una depresión económica sin precedente, éste ya no un juicio apocalíptico, sino un diagnóstico validado por especialistas y organismos internacionales.

Se trata de un ejercicio de empatía, solidaridad emocional de nuestra MIPYME-DEC con el grueso de las MIPYMES del país que al día de hoy enfrentan el contexto económico más difícil después de la Revolución Mexicana, en lo local, y la Gran Depresión de 1929, en lo internacional; porque hablamos de cientos de miles de familias, millones de personas, que dependen para subsistir de la sobrevivencia de las micro, pequeñas y medianas empresas mexicanas.

INSTITUCIONALIZACIÓN DEL DESAMPARO

¿Qué pueden esperar las MIPYMES de la intervención federal?

Casi nada, lo que sorprende del mensaje presidencial es la alarmante insensibilidad ante la situación de crisis generalizada que enfrentan las MIPYMES, responsables de soportar entre el 60% y el 70% del empleo en el país, ante la absoluta desprotección de la clase media que ha quedado en vilo y que las estructura.

Dada su incuestionable relevancia económica, un programa integral de atención para las MIPYMES adquiriría alcances de seguridad nacional contemplando que un golpe económico generalizado (despidos o cierres) tendrá un impacto determinante en el empleo con fuertes e inimaginables implicaciones sociales.

Andrés Manuel López Obrador no comunicó, habló, conectó y atendió la incertidumbre de las y los empresarios al frente de las MIPYMES del país, simple y sencillamente fueron abandonados a su surte.

En un Palacio Nacional vacío, atemperado por ráfagas de viento que le levantaban el pelo y sacudían el lábaro patrio que atestiguaba el discurso, el mandatario perdió la oportunidad histórica de convertirse en el Presidente de todos y todas las mexicanas, de facto, institucionalizó el desamparo para el grueso de la estructura productiva del país e indicó que su gobierno sólo tiene ojos para solventar la crisis a partir de los siguientes principios fundamentales:

  1. Mayor inversión pública para el desarrollo económico y social.
  2. Empleo pleno.
  3. Honestidad y austeridad republicana.

Ya no se aplicarán las recetas del pasado, neoliberales, ya no se privatizarán las ganancias y se socializarán las pérdidas.

La fórmula señalada, con la cual se rompe el molde de las políticas contra cíclicas que generaban desigualdad, será operada a través del Programa Emergente para el Bienestar y el Empleo, que pretende asegurar en la contingencia económica el desarrollo con justicia y democracia, el cual, en esencia, busca mantener y profundizar el sistema de beneficios implementados por la 4T y su Presidente:

  • Adelantar las pensiones, asegurar las becas a estudiantes, apoyos a negocios familiares, fortalecer los programas Sembrando Vida y de jóvenes aprendices, estímulo a pescadores y productores (caña y café), precios de garantía (arroz, leche, maíz...), fertilizantes gratuitos (centro del país), mantenimiento de escuelas (vía padres de familia), implementación de caminos rurales, infraestructura de grandes obras hidráulicas (termoeléctricas de la CFE y se asegura el abasto de energía en todo el país), continuidad a la construcción de trenes urbanos (Toluca y Guadalajara), presas, reconstrucción de vivienda deteriorada por sismos, otorgamiento de créditos por el INFONAVIT, Internet para Todos, construcción de los Bancos del Bienestar, se mantiene el esquema de estímulos fiscales en la zonas fronterizas, se continua con la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, seis refinerías, la de Dos Bocas-Tabasco, el Tren Maya viento en popa, en nueve meses se contratarán 45 mil médicos, 31 mil nuevos elementos para las fuerzas armadas (Ejército, Marina y Guardia Nacional) y será dado a conocer un proyecto de inversión energética por 339 mil millones de pesos (de origen público, privado y social).

También es necesario destacar los siguientes fundamentos de ejecución:

  1. No aumentará la deuda pública, los impuestos y los precios de las gasolinas (de hecho, habrá más refinamiento nacional de crudo para no malbaratar en el mercado el de exportación).
  2. No habrá prórroga al pago de las obligaciones fiscales.
  3. El gobierno federal se compromete a la devolución inmediata del IVA.
  4. Habrá una disminución de la carga fiscal a PEMEX.
  5. Los programas sociales del gobierno federal llegarán a 22 millones de beneficiados el 2020.
  6. En nueve meses serán creados 2 millones de nuevos empleos.
  7. A la mitad de los hogares mexicanos llegará al menos un programa de bienestar.
  8. No habrá despido de trabajadores al servicio del Estado (en todos los niveles de gobierno).

Señaló enfático en su mensaje del cinco de abril que se reiniciará “pronto la reactivación económica”, a partir de la estrategia siguiente:

  1. Inversión pública: concentrada en la creación de empleos y el otorgamiento de créditos a pequeñas empresas familiares.
  2. No aumentarán los impuestos: para ello serán utilizados los recursos del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios y los recursos asignados a Fideicomisos.
  3. Banca de Desarrollo: será apoyada como motor de financiamiento.
  4. Austeridad Republicana: se aplicará con más rigor, bajarán los sueldos de altos funcionarios, cancelación de aguinaldos (desde subsecretarios hasta el presidente), reducción de gastos por publicidad oficial, gasto operativo (hasta en un 50%) y viáticos, habrá más ahorro en compras a proveedores y recuperación de recursos vía la enajenación de bienes mal habidos por la delincuencia.

Hasta aquí lo expuesto por López Obrador, visto con ánimos prácticos y de conciliación, este esquema podría ser útil a corto plazo para beneficiar a gran parte de la sociedad sumida en la pobreza, darle certidumbre para que pueda soportar la etapa crítica de la pandemia, incluso, brindar esperanza (“la esperanza es una fuerza muy poderosa”, dijo López Obrador ese día) para apoyar las estrategias de distanciamiento (quedarse en casa) y ayudar a que los niveles de contagio sean manejables, no a un desbordado costo económico y de lamentables decesos.

Pero dicho plan dista mucho de ser un proyecto de desarrollo nacional a mediano y largo plazo, tiempo que durarán los efectos nocivos de la pandemia y la depresión económica, según señalamientos de especialistas y organismos internacionales.

Lo expuesto por el Presidente es coyuntural pero el gran problema que presenta (sin meternos en sus implicaciones políticas y electorales) es que deja en el desamparo también a una gran parte del país: las MIPYMES desaparecieron de la propuesta formal de reactivación económica (sólo atendió a los pequeños “negocios familiares”).

Para López Obrador sólo hay un camino, una ruta viable y la ejecutará con todo su poder y con toda la capacidad del gobierno federal… pero regresando a lo más importante, la gente real que debe hacer frente al ingreso familiar y que dependen de su fuente de empleo en una MIPYME, qué beneficio real tendrá de la propuesta presidencial.

¿Qué podrán hacer en estos momentos aciagos y de horizontes nublados a partir de lo dicho en el mensaje presidencial?

Es pertinente mencionar que en el discurso oficial hay otras omisiones además de las MIPYMES, vacíos no menores, que es importante destacar, pues perfilan la perspectiva desde la cual el Presidente ejerce su gestión:

  1. Sólo se mencionó una vez a las víctimas, pero no se reconoció la situación de emergencia nacional que se vive en el país y que han sido a todas luces insuficientes las estrategias implementados por la actual administración.
  2. Se hizo una interpretación muy limitada del problema de la violencia y, al igual que en el caso de las víctimas, no se aplicó con rigor un análisis metodológico y de evaluación de resultados de lo realizado hasta el momento.
  3. No se hizo mención a la terrible situación de los derechos humanos; bueno, ni fueron pronunciadas esas dos palabras imprescindibles.
  4. Las organizaciones de la sociedad civil brillaron por su ausencia.
  5. Al igual que la colaboración de las instituciones de educación superior, intelectuales, artistas y especialistas.
  6. Los empresarios fueron señalados sólo al final y de manera muy limitada.

Para el gobierno federal sólo hay interlocución desde su óptica y margen de autoridad, el conocimiento, experiencia, disidencia, crítica, alternativas, imaginarios, formas de gestión, capacidad de articulación, creación de redes de trabajo, innovación y solidaridad horizontal no son contempladas, lo cual no significa que no sean posibles y muy útiles en esta etapa de emergencia nacional y mundial.

Todo parece indicar que el Presidente escribe con una mano, pero borra con la otra, si bien su programa de intervención busca el loable, apremiante e incuestionable beneficio de los pobres del país, no puede omitir la necesidad de construir un modelo de desarrollo que evite, también en un futuro inmediato, engrosen las filas de la pobreza miles o millones mexicanos que podrían quedarse sin empleo por la crisis sistémica y de liquidez que ya persigue a las MIPYMES.

De ser así la ingobernabilidad, delincuencia y caos urbano será inimaginable, el propio Presidente de la República sabe y conoce perfectamente el poder de convocatoria, incitación e inestabilidad política de las clases medias, muchas veces recurrió a ellas en sus estrategias de presión política y social.

No es posible convertirse en el salvador de los pobres e institucionalizar el desamparo de la clase media y las MIPYMES (pienso también en las cooperativas), el riesgo calculado es muy alto, muy poco el margen de error, de fracasar, México caerá en una espiral de crisis económica, política y social aun mayor de la que hemos visto con la consolidación del crimen organizado como visible actor social y económico el presente siglo.

Constitucionalmente, el Presidente de la República está obligado a rendir cuentas ante todas y todos los mexicanos, velar por el bienestar de todas y todos.

IRRUPCIÓN POLÍTICA DE LAS MIPYMES Y LA SOCIEDAD

La respuesta no se ha hecho esperar, ante la institucionalización del desamparo descrita en el apartado anterior. Académicos, especialistas, empresarios (de todos los niveles), organizaciones sociales, sindicatos, gobernadores de entidades federativas y las cámaras empresariales han tomado la iniciativa, buscan hacer operativas propuestas para convertir la incertidumbre en alternativas de resistencia, franca oposición o acción coordinada.

El Presidente definió su postura y la otra parte de los mexicanos, deberá buscar por su cuenta la forma de resistir a la pandemia que está por cimbrarnos con todo su poder.

Tenemos el tiempo en contra, el contagio es exponencial, al igual que la crisis económica, la capacidad de organización y toma de acuerdos desde espacios alternativos es lenta y muchas veces infructuosa, pues implica luchar también contra el desánimo y la desesperanza.

Pero el impacto de la crisis será del mismo tamaño que las implicaciones políticas a mediano plazo, no hablo en términos políticos de cara a las próximas elecciones del 2021, seguramente de esta nueva concertación social paralela al gobierno saldrán las nuevas prácticas de organización que reactivarán la democracia que México requiere para superar la actual crisis (económica, de salud pública, institucionalización de la violencia, depredación y muerte) que nos ha acompañado los últimos 30 años; de la cual, el actual gobierno, desgraciadamente, ha decidido formar parte lamentablemente por omisión voluntaria.

Será necesaria la utilización de canales de comunicación innovadores, no sólo digitales (son plataformas), creación de espacios de negociación y mediación para la construcción de acuerdos, mecanismos tendientes a la resolución colegiada de conflictos que devengan en acuerdos de paz.

Preservar a las MIPYMES, gestionar de manera articulada líneas de acción viables y sustentables, será el caldo de cultivo para algo superior por el bien nacional: la creación de la nueva gestión social que preserve el derecho a la salud y al trabajo como principios intocables de un nuevo pacto civil y civilizatorio.

Porque esta pandemia a eso nos ha enfrentado, a una crisis mundial que está trastocando de fondo nuestras certezas sobre gestión económica y democrática, debemos experimentar sin temor y abrirnos a lo nuevo que no llegará sólo a golpes de esperanza, debemos apostarle a la construcción de la nueva civilidad como soporte de una nueva civilización.

La decisión ni siquiera es hoy, es ahorita mismo, el mundo tal cual lo conocemos está empezando a dejar de existir y a pasos agigantados nos obliga una visión inédita, estratégica, generosa y muy demandante.

EL INELUDIBLE COMPROMISO DE LA IBERO

¿Qué hacer desde la IBERO para ayudar a la construcción de alternativas para la no depredación de las MIPYMES de México por la actual crisis económica?

Al día de hoy es sumamente relevante retomar el pronunciamiento del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) que, de inmediato y sin miramientos, indicó que ninguna universidad de la Compañía de Jesús en México despedirá a sus trabajadores, los presionará para disminuir sus sueldos, prestaciones o atentará parcial o sistemáticamente en contra de su bienestar laboral.

Lo anterior es una posición que la IBERO y el SUJ deben reiterar públicamente, porque implica una toma de postura que se espera genere una pauta de comportamiento a nivel gubernamental, corporativo y social, la seguridad en el empleo, el derecho al trabajo dingo y remunerados, es hoy un principio inalienable que debe ser protegido y vigilado por las instituciones de educación superior, investigadores y la sociedad en su conjunto.

Otro asunto relevante es que la IBERO, en tanto empresa sin fines de lucro, seguramente no detendrá el flujo de recursos y pagos a sus proveedores, que es una forma relevante en la actual coyuntura de ayudar a que fluya la liquidez.

Es tiempo de empezar a salir más del claustro académico, del aula, del campus para proponer nuevas redes de economía social y solidaria, que busquen la generación de riqueza a partir de lo humano, de un humanismo que busca la distribución de la riqueza con fines de equilibrio personal, familiar y comunitario.

Ahora es cuando se debe hacer un trabajo de campo activo, una investigación participativa que le ayude a la IBERO a compartir su visión desde un compromiso incesante en la realidad para construir nuevos paradigmas de emprendimiento y empresa.

La investigación y vinculación de nuestra Universidad serán, en este contexto, un eje que permita no sólo el emprendimiento sino la generación de valor integral de los procesos de gestión de las MIPYMES, pero desde una óptica de respeto y colaboración.

La IBERO deberá investigar y vincular por demanda, más cercana a las necesidades concretas, prácticas, contextualizadas de las MIPYMES, guiada por un imperativo de servicio en un contexto de emergencia nacional por el empleo; comprender, acompañar, ayudar y transformar las prácticas de gestión, realmente situación estratégica, ya que de ellas depende la sobrevivencia operativa de las MIPYMES.

Recordemos que atrás de cada MIPYME hay personas, familias, compañeras y compañeros (como en la DEC) que se están jugando el futuro inmediato, el ingreso, el bienestar emocional y físico de un sueldo que les permita seguir adelante, vivir con dignidad.

EL ADVENIMIENTO DE LAS UTOPÍAS

Hoy más que nunca, la IBERO está demandada por el imperativo del servicio ignaciano, la necesidad de ser congruente, a la altura, de la que considero uno de los principales retos económicos del México contemporáneo: asegurar la sobrevivencia, permanencia y fortalecimiento de las MIPYMES, a partir de principios de pertinencia administrativa, regidos por una ética social y solidaria que tenga al centro a las personas.

Porque el único proyecto de desarrollo viable e inestimable para un servidor, en apego al modelo educativo ignaciano y la tradición humanista de la Compañía de Jesús, estriba en asegurar todos los derechos humanos para todas y todos los mexicanos.

La pandemia nos ha obligado a la anulación del ego, del yo competitivo, del cálculo sobre la generosidad, de la ganancia sobre el compromiso, la depredación a cambio del respeto, ya son tiempos de construir una ética de la acción y la reflexión para empezar a desmontar el sistema de injusticia y malestar generalizado que han convertido a nuestra hermosa casa común (toda en todos lados) en un mapa de insalubridad, cansancio, incertidumbre y desesperación.

Desde la humilde pero vital gestión de esta MIPYME DEC IBERO es que, con empatía, coraje y deseo de servicio invito a todas y todos a ser un mismo cuerpo hermanado por la ética del servicio y el amor, entregados a un bien superior: el discernimiento de la verdad que habrá de hacernos libres en comunión, cofradía de hermanas y hermanos, hoy amenazados por la desesperanza, la enfermedad y el desempleo.

La coherencia será hoy nuestro mayor reto como institución educativa confiada a la Compañía de Jesús y, a corto plazo, comprometernos para ayudar, en lo que sea posible, a salvar la gestión y solvencia de las MIPYMES de México, plataforma inmediata de bienestar para millones de mexicanas y mexicanos.

Por primera vez en la historia, no es posible correr. El coronavirus nos ha hermanado a todas y todos en un mismo cuerpo enfermo, vulnerable e indivisible: la salvación de unos no logrará la de todos, sólo desde una inédita híper complejidad es como lograremos sobrevivir, nadie puede quedar fuera porque todas y todos estamos expuestos a la insalubridad de nuestra depredación económica, ecológica y política.

Sólo la justicia, el respeto, la equidad y el amor será el antídoto para curarnos como civilización: han llegado los tiempos de las nuevas épicas y utopías; lo humano no puede ser más aplazado desde una visión antagónica con la naturaleza… vivimos el gran reto de ser en la naturaleza.

Nunca más ‘sálvese quien pueda’ porque ahora todos y todas… o nadie: este virus democratizó la incertidumbre y nos está obligando, forzando (¡afortunadamente!) a reconfigurar y reconstruir el espacio público, la política, para darle un sentido de plena corresponsabilidad familiar, local, regional nacional e internacional a la gestión humana.

Habremos de invertir tiempo, recursos económicos enormes, inimaginables (ajustes en gasto militar, de seguridad nacional, fiscales, consumo desmedido y ocio hedonista), nuevos sistemas de comunicación y gestión participativa, allanar la desigualdad social y entre naciones, para la construcción de una nueva ética pública y política social, que revierta la vulnerabilidad de la salud mundial (acéptenlo o no: el planeta está cansado de vivir enfermo por la virulencia humana), generar condiciones de sustentabilidad, descanso, distribución justa de recursos naturales perecederos, investigación en salud y nuevos sistemas sociales que extiendan el bienestar también de manera exponencial a nivel mundial.

De lo contrario, los nuevos coronavirus del futuro tendrán siempre el poder de ponernos de rodillas frente al precipicio de nuestra egoísta y obtusa sinrazón, regida por un mercado que ha depredado lo depredable, situándonos hoy precisamente al límite del tiempo.

No hay para dónde correr ni marcha atrás y mientras escribo este artículo seguramente decenas de mexicanos y mexicanas habrán muerto por la infección y muchas MIPYMES habrán ya colapsado por sus nulos ingresos.

Ya no hay tiempo de sobra, el futuro es hoy, debemos construirlo ya, sólo el amor y una nueva dimensión de lo público habrá de salvarnos, el apocalipsis somos nosotros y la naturaleza sólo nos acerca pedagógicamente al límite para obligarnos a aceptar que nuestras limitaciones éticas han tenido, tienen y tendrán costos inconmensurables e incomprensibles en todos los sistemas sociales y ecosistemas naturales, hibridados a límites de tensión ya insostenibles.

Ha llegado el tiempo de la colapsodernidad, la desmocracia y la hibridación salvaje, habremos de cambiarlos por nuevos sistemas políticos, revertir el salto al abismo o enfrentar lo inevitable: la decadencia universal y el inminente fracaso civilizatorio.

Luchemos épicamente, porque es desde la ritualización mítica de lo dado y la pontificación fetichista del status quo como se nos ha hecho creer que todo está consumado, que la esperanza es fracaso, que la empatía pérdida y el bienestar social imposibilidad, porque sólo el monólogo de sordos del mercado es capaz de pronunciar desde el patíbulo la verdad última sobre todas las cosas y consciencias.

En estas horas aciagas, es urgente levantar la mirada a las nuevas utopías, dar voz a la inminente épica ciudadana, escuchar la respiración de lo nonato, las nuevas apuestas civilizatorias, ya no desacreditar su capacidad lumínica y reveladora (por humilde o desconcertante que sea su origen); los tiempos del coronavirus son también los tiempos de las y los visionarios, de las y los reveladores:

No humillación ni llanto: rebeldía,

insumiso clamor. Toma la antorcha.

Prende fuego al desastre.[1]

 

Versos de José Emilio Pacheco.

 

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