“El Conocimiento es Fuego”: la Chispa que Encendió Enrique Stoopen en el Centro IBERO Meneses
“El conocimiento es como el fuego: con una sola vela puedes prender otros diez millones de velas, y el fuego nunca se apaga”. Con esta metáfora, Enrique (Henry) Stoopen, estudiante de Ingeniería Física en la Universidad Iberoamericana, resume lo que significó para él su paso por el Centro IBERO Meneses. Su servicio social no fue solo una obligación académica, sino el descubrimiento de una pasión que lo acompañará toda la vida: enseñar.

Docencia que transforma
Henry llegó al Centro Meneses con la certeza de que la física era parte de su identidad, pero sin imaginar que la docencia lo marcaría con igual fuerza. Durante su estancia impartió clases de argumentación, computación, física, química y robótica. También reparó computadoras y diseñó un software para la biblioteca del centro. “Lo importante era dar clase; ahí sentí que podía aportar de verdad”, recuerda.
La diversidad de estudiantes fue otro reto que lo enriqueció: desde adolescentes de secundaria y preparatoria hasta personas adultas mayores con deseos de seguir aprendiendo. “Lo que más me gustaba era ver cómo se encendía la chispa en la gente”, confiesa.

Un aprendizaje de paciencia y humildad
El semestre no fue fácil. Henry compaginó materias exigentes, trabajo y servicio social, lo que le generó tensiones. Sin embargo, la experiencia lo llevó a cultivar la paciencia, consigo mismo y con las demás personas. “Siempre he querido hacer las cosas a mi manera, pero aprendí que también a la manera de la demás gente puede funcionar. Y eso fue invaluable”
Más allá de la técnica o el conocimiento, lo que dejó el Centro Meneses en Henry fue la certeza de que enseñar es un camino que desea recorrer. Aunque su futuro lo proyecta en la industria, está convencido de que siempre reservará tiempo para dar clases.

El espíritu del Centro IBERO Meneses
El Centro Meneses de la IBERO es un espacio de acompañamiento comunitario en las colonias de Santa Fe. Su misión es generar procesos de justicia social mediante la autogestión, el diálogo de saberes y la reflexión crítica. Allí, estudiantes como Henry no solo cumplen con un requisito universitario, sino que se convierten en parte de un movimiento que apuesta por la dignidad y la educación como motores de cambio.
Henry se reconoce hoy como “la versión más feliz de sí mismo”. Y aunque su vocación por la física nació al ver Interestelar a los 14 años, su vocación docente se encendió en un aula del Centro Meneses. “Estoy prendiendo velas”, afirma con una sonrisa. Su historia es un recordatorio para todos los estudiantes de la IBERO: el servicio social no solo transforma a las comunidades, también transforma a quienes lo viven.

Texto: Mariana Domínguez Batis / Fotos: Centro IBERO Meneses
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