El Papa Benedicto XVI dio continuidad al trabajo de sus predecesores, Juan Pablo II y Pablo VI

Mié, 4 Ene 2023
Fe, esperanza y caridad o amor, consideradas las virtudes teologales, fueron tema recurrente en muchos de sus discursos.
  • El papa Benedicto XVI (Foto: Vatican News).
Por: 
Dra. Christa P. Godínez Munguía, coordinadora de la Maestría en Teología y Mundo Contemporáneo. Departamento de Ciencias Religiosas.

En estos días hemos estado recordando al Papa emérito Benedicto XVI, quien partió a la Casa del Padre el pasado sábado 31 de diciembre de 2022, y para el próximo 5 de enero se anuncia desde el Vaticano que a las 9:30 de la mañana el Papa Francisco presidirá el rito de las exequias en la Plaza de San Pedro.  

El Papa Benedicto XVI, en mucho, dio continuidad al trabajo de sus predecesores, el Papa Juan Pablo II y Pablo VI, pero también le impuso su especial particularidad. Por eso me permito hacer eco de algunas de sus aportaciones que continúan vigentes, que nos pueden ayudar a la reflexión y al compromiso por trabajar por un país y un mundo mejor.

Juan Pablo II fue quien convocó por primera vez en 1986 a representantes de distintas religiones para orar para la paz en Asís, la ciudad de San Francisco, quien es símbolo de fraternidad, reconciliación y paz.

Asimismo, Benedicto XVI convocó a un encuentro en Asís en 2011 con representantes de distintas tradiciones religiosas, pero, con la novedad de que también invitó a personas que no creen en Dios, pero buscan la verdad. Las invitó porque cuestionan a los creyentes y se necesitan para trabajar juntos por la paz.

“Estas personas -dijo- buscan la verdad, buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta. Que ellos no logren encontrar a Dios, depende también de los creyentes, con su imagen reducida o deformada de Dios. Así, su lucha interior y su interrogarse es también una llamada a nosotros creyentes, a todos los creyentes a purificar su propia fe, para que Dios -el verdadero Dios– se haga accesible”.

Con este grupo de personas no creyentes y los representantes de instituciones religiosas, en este encuentro de Asís “se trata más bien del estar juntos en camino hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia destructora del derecho.”

En el encuentro con el presidente musulmán del Departamento de Asuntos Religiosos de Turquía el Papa Benedicto XVI, en su discurso, donde fue muy respetuoso, mencionó distintos temas importantes de actualidad, que merecen atención y respuesta por parte de las religiones y de las instituciones educativas:

“Como hombres y mujeres de religión, afrontamos el desafío del generalizado anhelo de justicia, de desarrollo, de solidaridad, de libertad, de seguridad, de paz, de defensa del medio ambiente y de los recursos de la tierra. Eso es así porque también nosotros, a la vez que respetamos la legítima autonomía de las cosas temporales, tenemos que contribuir de modo específico a la búsqueda de soluciones adecuadas a esas cuestiones urgentes”.

Como sus predecesores: el Papa Pablo VI en Medellín, Colombia, en 1968; y el Papa Juan Pablo II, en 1979, en Puebla, México, y en 1992, en Santo Domingo; Benedicto XVI efectuó un viaje apostólico a Brasil en 2007, con motivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida.

En su discurso inaugural habló del fenómeno de la globalización que consideró que, si bien es un logro de la gran familia humana y señal de aspiración a la unidad, “comporta también el riesgo -dijo- de los grandes monopolios y de convertir el lucro en valor supremo. Como en todos los campos de la actividad humana, la globalización debe regirse también por la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios.”

En otro momento mencionó que: “la economía liberal de algunos países latinoamericanos ha de tener presente la equidad, pues siguen aumentando los sectores sociales que se ven probados cada vez más por una enorme pobreza o incluso expoliados de los propios bienes naturales.”

Hizo referencia al amor de Cristo, que para Benedicto XVI era fundamental, central e importante en su vida y en su teología: “Dios es la realidad fundante, no un Dios sólo pensado o hipotético, sino el Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz. Cuando el discípulo llega a la comprensión de este amor de Cristo ‘hasta el extremo’, no puede dejar de responder a este amor si no es con un amor semejante: Te seguiré adondequiera que vayas (Lc 9, 57).”

Fe, esperanza y caridad o amor, consideradas las virtudes teologales, son otro tema recurrente en muchos de sus discursos. De hecho, las Cartas encíclicas que escribió tienen que ver con estos temas: Deus caritas est o Dios es amor (2006);  Spe salvi (2007), donde aborda el tema de la esperanza iniciando con las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos (Rm 8, 14 ): Spe salvi facti sumus, es decir, en esperanza fuimos salvados; Caritas in veritate (2009), esto es Caridad en la verdad.

El Papa Benedicto XVI había realizado una primera redacción de otra encíclica sobre el tema de la fe que no llegó a publicar, debido a su renuncia al pontificado el 28 de febrero de 2013. Sin embargo, este trabajo lo asumió y agradeció su sucesor, el Papa Francisco, quien le añadió algunas aportaciones y que publicó como Lumen Fidei (29/6/2013), es decir, La luz de la fe, que se puede considerar como la última Carta encíclica del Papa Benedicto XVI y la primera de Francisco a unos cuantos meses de haber sido elegido Papa, y en el año que el Papa Benedicto XVI había convocado el Año de la Fe (del 11/10/2012 al 24 /11/ 2013).

Benedicto XVI fue un hombre de convicciones firmes, además de las Cartas encíclicas, dejó numerosos escritos y publicaciones que invitan a la reflexión y también a la discusión.  

Cuando visitó México, un año antes de su renuncia, en marzo de 2012, afirmó que venía haciendo eco del deseo y las palabras de Juan Pablo II, quien había querido visitar Guanajuato y el Bajío, pero le había sido imposible. En esta ocasión Benedicto XVI visitaba una de las regiones donde se ha recrudecido la violencia, y desde ahí quería enviar un mensaje a todo México y el Continente.  Él se presentó como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Y en sus palabras de bienvenida hizo un llamado importante con el que podemos concluir aquí:

“Este país, este Continente, está llamado a vivir la esperanza en Dios como una convicción profunda, convirtiéndola en una actitud del corazón y en un compromiso concreto de caminar juntos hacia un mundo mejor. Como ya dije en Roma, continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia.

 

 

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