El simbolismo de la Beca Doctoral que se otorga en los Honoris Causa
La imagen que aparece en las becas doctorales que otorga la Universidad Iberoamericana Ciudad de México-Tijuana (la banda distintiva y la insignia metálica de la parte de abajo) está tomada del fresco del techo del salón de matemáticas del Colegio Klementinum (Clementino) de Praga, donde se reunían los astrónomos más notables de finales del s. XVI para discutir las teorías en boga. Eran los tiempos de Tycho Brahe, Johannes Kepler y Galileo Galilei.
Los jesuitas, imbuidos del espíritu de los ejercicios espirituales de San Ignacio, que invitan a buscar y hallar a Dios en todas las cosas, fueron grandes exploradores del cielo. Por citar algunos de los más importantes en este tiempo, están los padres Biancani, Cysat, Kirwitzer, Malapert Colonus, Riccioli, Scheiner, Curtz y, tal vez el más conocido, Clavius, explica el Dr. José Luis Bermeo, académico e investigador de la Universidad Iberoamericana, coordinador de los ocho números de la revista ‘Artes de México’ dedicadas a los jesuitas y quien participó en el diseño de la beca doctoral.
Lo interesante de la imagen es que muestra la mano de Dios representado por un triángulo, que es la Trinidad, y un dedo que se muestra sobre la Tierra, al lado puede leerse la leyenda: “Tradidit Deus mundum disputationi” (Dios puso al mundo para ser discutido), que resulta por demás elocuente, si consideramos que corrían los tiempos en que la llamada revolución científica se fraguaba a contracorriente. Comenta el Dr. Bermeo que la condena de Galileo en 1633 es probablemente el símbolo de un pensamiento que buscaba abrirse paso en un mundo de creencias.
El diseño triangular
La forma triangular que adopta la parte baja de la beca obedece a necesidades de funcionalidad en el diseño, aunque concuerda también con la figura del fresco del Salón de Matemáticas del Colegio Clementino de Praga, que representa a Dios como la Trinidad, a través de la forma geométrica de tres lados.
Por funcionalidad, se adopta esta figura triangular porque permite que la banda de la beca pueda mantenerse en su posición alrededor del cuello y de quien la porta sin que se venza al soportar casi un kilo de plata que pende de la banda de la beca.
Anteriormente en la parte frontal de la beca doctoral (que muchos identifican como medalla sin que en realidad lo sea) aparecía, en un triángulo también, el escudo del Sistema Universitario Jesuita —SUJ— en blanco y rojo que fue cambiado por la representación del fresco del Colegio Klementinum.
La Beca del Honoris Causa, hecha con plata, se diseñó con estas características durante el Rectorado del Padre José Morales y se entregó por primera ocasión a Martha C. Nussbaum en 2013.
Los doctores y doctoras de la IBERO
La maestra Sonia Fernández, directora de Cooperación Académica de la IBERO y conocedora del tema, explica que en las ceremonias, estas Becas Académicas sirven también como un distintivo formal para identificar al Claustro Académico de la institución que cuenta con Doctorado.
Es una parte de la regalía académica, abunda la Mtra. Fernández, y no bajo el esquema europeo que tiene otra connotación con toga, birrete y muceta, en el caso de México y en particular la Universidad Iberoamericana, se decidió optar por la Beca Doctoral.
Texto: Jorge Cervantes.
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