En la IBERO desarrollamos bioplásticos a partir de cáscaras de frutas
El Dr. Elier Neri Torres, académico del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos de la IBERO, lidera el proyecto Obtención de biopolímeros mediante consorcios microbianos anaerobios a partir de residuos alimenticios (PDA), financiado por la División de Investigación y Posgrado.
Gracias a la invitación de la Dra. Juliana Morales, integrante de la Red de Desperdicios y Alimentos en México, el Dr. Elier Neri emprendió este proyecto que buscó obtener polihidroxialcanoatos, plásticos biodegradables, a partir de cáscaras de frutas que se desecharon de uno de los comedores de nuestra Universidad.
“Con los polihidroxialcanoatos se forman agentes plastificantes que forman al final un empaque”, precisó el académico en su videocolumna publicada en el canal de YouTube de la División de Investigación y Posgrado, la cual se puede encontrar en la lista de reproducción Investigaciones.
Con este tipo de proyectos que buscan el cierre del ciclo de un alimento se fomenta la economía circular. Si bien la pulpa de una fruta nutrió al ser humano, a la cáscara, que el cuerpo no procesa, se le puede dar un valor agregado que coadyuvará en la producción de más alimentos, dijo el científico.
Para obtener estos bioplásticos, el Dr. Neri Torres y su equipo siguieron esta ruta: 1. Recolección de pérdidas y desperdicios. Sólo se enfocaron en recolectar cáscaras de frutas. 2. Realizaron un secado con energía solar y secado inducido por estufas. 3. Cuantificación de los residuos de alimentos en especial de cáscaras de papaya y de sandía.
“Todas las cáscaras que se recolectaron se secaron y se molieron, se caracterizaron los componentes químicos del material modelo para conocer a los microorganismos que podrían utilizarse. Por el proceso de cometabolismo es posible utilizar diferentes fuentes de carbono”, explicó.
Todas las estructuras del universo están compuestos por químicos. El cometabolismo se da cuando un microorganismo come componentes del material modelo y otro come de los residuos que ese microorganismo dejó. A esta organización de microorganismos se les llama consorcio. El consorcio microbiano anaeróbico fue obtenido de una planta de agua tratada y se usó lignina como fuente de carbono.
El reactor donde procesaron la mezcla fue alimentado con 7.2 kg de pérdidas al día. Estos desperdicios inevitables generan gases de efecto invernadero, un problema que se debe tratar a nivel local y global. De esos 7.2 kg diarios obtuvieron, finalmente, 10 kg de material modelo, más menos pérdidas de peso, que fue transformado por microorganismos en biopolímeros, acotó.
Con el proyecto también han obtenido otros biopolímeros extraídos de la cáscara de camarón que ayudan a crear cápsulas con núcleo de urea y fertilizantes para aumentar la producción de hortalizas.
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