En la IBERO desarrollamos tecnología para aprovechar nutrientes del sargazo
El Dr. Gregorio Nicolás Juárez Luna, posdoctorante adscrito a la Maestría en Ciencias en Ingeniería Química de la IBERO, trabaja en dos proyectos de investigación para obtener del sargazo algunos productos de alta tecnología y compuestos de valor agregado que sean útiles para la sociedad.
Los proyectos son Diseño de un proceso sustentable para la extracción de carbohidratos estructurales, alginato y celulosa, del sargazo del Caribe mexicano para su aprovechamiento y valorización y Una alternativa agroecológica para el aprovechamiento de biomasa residual en fertilizantes coloidales de alta eficiencia, en el Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos, y en el Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (InIAT).
Ambos proyectos de investigación buscan darle un uso a la biomasa conocida como sargazo que arriba a las costas del Caribe mexicano por el cambio climático, fenómeno que propicia la descarga de nutrientes del Río Nilo y el Río Amazonas: un caldo de cultivo perfecto para que se dé esta macroalga, destacó el académico.
Hay que atacar por varios frentes este problema ecológico con aprovechamiento primario del sargazo, contención y deposición en mar abierto; hacer bioplásticos, materiales de construcción o productos de alta tecnología o compuestos de valor agregado y útiles para la sociedad, acotó.
El sargazo opaca u obstruye el paso de luz hacia el fondo del mar y afecta a la flora y la fauna que ahí coexiste. El sargazo, al llegar a las costas, se deposita en la arena para descomponerse generando gases tóxicos como el ácido sulfhídrico; arrastra contaminantes como metales pesados y metaloides, los cuales, por un proceso de lixiviación, contaminan los cuerpos de agua subterráneos y a largo plazo podría causar problemas de salud pública, precisó el ingeniero en un video publicado en el canal de YouTube de la División de Investigación y Posgrado.
A pesar de las inversiones para frenar el problema, éste seguirá en aumento. Es por esto que las universidades públicas, privadas y centros de investigación buscan alternativas para darle diferentes usos al sargazo y paliar de esta manera el problema que es imposible de controlar, pero sí es posible aprovecharlo, recalcó.
De acuerdo con las observaciones del investigador, lo que más abunda en la composición del sargazo son los carbohidratos estructurales como el fucoidán, el alginato y la celulosa. El fucoidán, una molécula con actividades antivirales y antitumorales con aplicaciones en desarrollo. El alginato se utiliza en la industria farmacéutica y de alimentos para encapsular moléculas. La celulosa para hacer papel o para trabajar en el campo de la nanotecnología y obtener nanopartículas, nanofibras con propiedades en biomedicina y su uso en sistemas electrónicos para mejorar la conectividad eléctrica.
Sin embargo, el académico advirtió que, además de encontrar carbohidratos estructurales en la biomasa, se han observado metales y metaloides. Por esto, en los laboratorios de la IBERO, las y los investigadores estudian los procesos para eliminarlos y lograr que los productos de alta tecnología que se desarrollan en la Iberoamericana lleguen libres de estos contaminantes al usuario final.
Las científicas y los científicos de la IBERO están desarrollando métodos de espectrometría de emisión atómica para determinar qué cantidad de arsénico, de cobre y de plomo están presentes en la biomasa, por ejemplo, refirió el químico posdoctorante, quien confirmó que de junio a diciembre de 2021 lograron definir el proceso de extracción, separación y purificación de los carbohidratos estructurales.
Por otro lado, en el Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología, el Dr. Gregorio Juárez realiza, en coordinación con el Dr. Iván Quevedo, quien ha sido su asesor en este periodo de formación posdoctoral, el proyecto financiado por este instituto Una alternativa agroecológica para el aprovechamiento de biomasa residual en fertilizantes coloidales de alta eficiencia.
A partir de los elementos que se tienen aislados, en la IBERO se están desarrollando cápsulas micro o nano con fertilizante que al depositarlas en la tierra puedan ser controladas. A decir del académico, buscan que, conforme van llegando las capas de riego los hidrogeles fertilizantes se liberen poco a poco hacia la planta. Esta tecnología es biodegradable.
“La idea es tener un producto que se pueda aplicar a un cultivo y tener mejores resultados que poner un fertilizante solo”, destacó.
Brenda Macías
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