La escuela es una puerta de entrada “fantástica” para la alfabetización emocional, afirmó el Mtro. Raúl Hurtado Mompó, docente español y experto en alfabetización emocional dentro del currículum de literatura en enseñanza secundaria y superior.

En el marco del taller ‘¡Arriba el telón de las emociones! Una propuesta consciente de alfabetización emocional, a través de la práctica escénica’, que dio a estudiantes de la Licenciatura en Pedagogía de la IBERO, dijo que es importante alfabetizar emocionalmente a las y los futuros profesores, porque serán los responsables de educar, en cuanto a sus emociones, a las personas -desde que son pequeñas-.

Hurtado, quien sitúa el foco de su trabajo en la adquisición de las competencias socioemocionales, mencionó que, así como nos alfabetizamos para leer y escribir, también hay que alfabetizarnos en las emociones, lo que se consigue enseñar a través de etiquetar las emociones, expresarlas y regularlas; así como recurriendo a la escucha, empatía y asertividad.

Y es que el experto en inteligencia emocional, quien también se interesa por la intersección entre la educación socioemocional y la literatura --atendiendo de manera especial al teatro--, reconoció que falta educación emocional en el sistema escolarizado, porque tradicionalmente los currículums, desde educación básica hasta la superior, se han centrado en los conocimientos académicos.

Para brindar una educación socioemocional, “la propuesta que estamos haciendo es, transversalizar los contenidos académicos curriculares con las competencias emocionales, porque sí que son compatibles. Y yo creo que no sólo son compatibles, sino que son necesarios y, sobre todo, por el bienestar de la persona en un futuro”, apuntó el maestro, quien realiza una estancia académica en la Iberoamericana para incorporar el desarrollo socioemocional en el currículum de literatura en la Prepa Ibero.

En lo personal, para educar en el “complejo universo de las emociones”, Hurtado Mompó recurre a la práctica escénica, pues en ésta se pueden englobar todas las competencias emocionales en las que se tiene alfabetizar a la gente.

Explicó que, a través de la práctica escénica --el teatro e incluso la lectura dramatizada--, una persona toma conciencia de las emociones de su personaje, para interpretarlo bien al salir a escena; y también es consciente de las emociones de los personajes de sus acompañantes en el escenario.

Asimismo, quienes participan en una obra teatral deben usar sus habilidades sociales para relacionarse con sus compañeras y compañeros. “Para eso, tengo que ceder, tengo que escuchar, tengo que ser empático, tengo que atender las necesidades del otro si quiero que me atiendan las mías”. Por ello, sostiene que, “la práctica escénica nos hace un recorrido a todo lo que son las competencias emocionales, por tanto, es también una muy buena herramienta para educar”.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN