Mirto era la maestra de ceremonias del mitin del 2 de octubre de 1968, estaba en la terraza del edificio Chihuahua cuando se abrió fuego contra las y los asistentes a la plaza de Tlatelolco. Le perdonaron la vida para hacerle varios interrogatorios sobre las identidades de sus compañeros y compañeras. Durante varios días fue sometida a golpes, vejaciones e insultos, pero no reveló ningún nombre.

Entre los separos y los hospitales, se tuvo que esconder y huir para salvar su vida, y fue gracias a la buena voluntad de varias personas que finalmente pudo volver a casa. Después, a consecuencia de su participación en el movimiento del 68, fue boletinada en la industria -–en ese entonces estudiaba la carrera técnica en Mecánica Industrial en la escuela Wilfrido Massieu del Instituto Politécnico Nacional (IPN)-- y la salud de sus papás se deterioró.

Mirtocleya González contó todo esto de manera fluida durante el conversatorio en la IBERO Líderes del movimiento estudiantil del 68 y sobrevivientes a la matanza de Tlatelolco, el 13 de septiembre, como parte del Foro CREA, organizado por estudiantes de esta Universidad. Sólo una vez durante su relato se le cortó la voz, se disculpó y necesitó tomar un profundo respiro para continuar: fue cuando habló de los compañeros que estuvieron a su lado y que perdieron la vida.

Luz Aguilar participó activamente en el movimiento como brigadista por parte de la Preparatoria 8 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Contó cómo por meses el estudiantado de diferentes escuelas de educación media y media superior se había aglutinado con alegría y entusiasmo en exigencia de respeto a su autonomía, no represión y garantías políticas. Cómo las y los jóvenes conformaron brigadas de información ante el silencio de los medios de comunicación tradicionales. Cómo la presencia militar en sus mítines ya no era sorpresa.

Ella leyó su testimonio ante el público: “Ahí estaba yo, parada en San Juan de Letrán, impotente, observando cómo pasaban las ambulancias con sus sirenas a todo volumen que me hacían estremecer, y los camiones de granaderos, siguiéndolas a toda velocidad.

“Miraba la rabia de mis compañeros y la sentía también, y la desolación que nos invadía. Todavía se alcanzaban a oír los balazos, o no sé si seguirían retumbando en mi cerebro y si algún día dejarían de retumbar. Nos regresamos de la plaza haciendo mítines en las calles, en los restaurantes, informando a la gente que nos miraba, incrédula, que en la Plaza de las tres Culturas, en Tlatelolco, el ejército estaba asesinando a estudiantes que habían asistido al mitin. Era la noche del miércoles 2 de octubre de 1968”.

Por su parte, Luis Tuñón, quien fuera organizador en 1968, destacó que el Comité 68 está vigente. De hecho, como hace 55 años, está promoviendo el movimiento estudiantil, convocando a la marcha del 2 de octubre. Anunció que la salida será alrededor de las 4:00 de la tarde.

Queremos varias cosas, dijo, “primero, que no se olvide; ésta es una parte muy importante de la historia de nuestro país”. Mencionó la importancia de documentar, porque cada año se van incorporado nuevas generaciones a las que hay que informar. Explicó cómo la represión gubernamental fue en aumento desde aquel 23 de julio de 1968, cuando granaderos del entonces Distrito Federal agredieron a estudiantes y docentes de la Vocacional 5 del IPN. Esto, después de una riña entre estudiantes de esa escuela y de la Preparatoria particular Isaac Ochoterena por un partido de futbol americano.

Finalmente, agradeció el acercamiento del estudiantado de la IBERO Ciudad de México a las y los líderes del movimiento del 68. Asimismo, propuso más sinergias con académicos, académicas y especialistas que puedan alertar a las juventudes sobre diversos temas.

Texto y Fotos: Yazmín Mendoza

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