Las coordinaciones de Creación y Reflexión Artística (CCRA) y de Identidad y Misión (CIM) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México se unieron para ofrecer talleres y realizar actividades para menores de la colonia Olivar del Conde y de la casa hogar ‘Yolia, niñas de la calle’, en la que participaron más de 30 estudiantes de los diferentes talleres que ofrece nuestra casa de estudios.

El proyecto ‘Ubuntu’, perteneciente a la CCRA, tuvo como objetivo enseñar a los niños y niñas participantes conocimientos básicos sobre las diferentes disciplinas que ofrece la IBERO (danza aérea, hip-hop, artes gráficas, clown, ensamble musical y canto), para que después los infantes diseñaran y ejecutaran presentaciones.

Mientras se desarrollaban estas actividades, los jóvenes pertenecientes al voluntariado ‘Ser para el mundo’, del CIM, que cada semana realizan actividades en ese albergue, preparaban diversos platos de cocina, vegetales y frutas para venderlos a precios solidarios y, con lo recaudado, contribuir a la manutención de la casa y de las niñas que en ella viven.

La formación del voluntariado ‘Ser para el mundo’ implica un proceso en el que cada integrante debe asistir quincenalmente a la casa hogar a impartir talleres de diversa índole y que estén relacionados con su carrera profesional. A la par, recibe clases de formación sociopolítica, análisis del contexto y la realidad, acompañamiento y se abre a la posibilidad de realizar Ejercicios Espirituales Ignacianos, Misiones en Semana Santa y vivir una experiencia intercultural en verano o previo a él.

De esta forma, el proyecto ‘Ubuntu’, que tuvo su debut con la realización de este evento, y el voluntariado, se unieron e hicieron realidad una de las premisas fundamentales del modo de proceder de la Dirección de Formación Ignaciana, de buscar la colaboración en beneficio de las comunidades y quienes la integran.

También se debe reconocer la labor de la asociación civil ‘Yolia, niñas de la calle’, de los estudiantes del voluntariado y de los talleres artísticos, de las niñas, niños y adolescentes que participaron en esta jornada y a las familias que asistieron. En general, a quienes aportaron, confiaron e hicieron posible que se gritara al final de la experiencia: “¡Gracias, IBERO, por venir a nuestra casa!”.

Con información de la Coordinación de Identidad y Misión.