Experto enlista medidas para frenar crisis energética en México

Mar, 5 Mar 2019
Una de las medidas, que el país debe dejar de apostarle a la industria de uso intensivo de energía: Dr. Luca Ferrari, investigador de la UNAM
Combustibles fósiles generaron un crecimiento exponencial de problemas
  • Dr. Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la UNAM.
  • Ferrari dictó en la IBERO la conferencia ‘Sustentabilidad energética: mitos y realidades’.

La presente administración heredó una situación bastante crítica en materia energética, al ser México un país altamente dependiente de los combustibles fósiles, de los cuales en 2016 provenía el 89% de la energía que se usa en el país, 62% particularmente del petróleo, y cuya producción nacional va a la baja desde 2004, dijo el doctor Luca Ferrari, investigador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En su conferencia ‘Sustentabilidad energética: mitos y realidades’, que dictó en el ‘VII Congreso Internacional de Sustentabilidad IBERO’, Ferrari abundó que México tocó su pico de petróleo hace 15 años y empezó una caída que no fue producto de malas inversiones, corrupción o hasta huachicoleo; fue “una caída principalmente geológico-técnica”. Y es que México tuvo el segundo yacimiento petrolero con mayor producción en el mundo, Cantarell, pero “nos lo agotamos en 30 años. Y esa caída arrastró a la baja toda la producción de petróleo mexicano”.

Y pese a la reforma energética, “tampoco vamos a poder sacar mucho más petróleo con las inversiones privadas”. De hecho, la cuestión principal y más preocupante es que México gasta más dinero en importar gas, gasolina y diésel, que lo que gana exportando petróleo crudo, afirmó ante quienes asistieron a su ponencia en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

El del gas es igualmente un problema serio. En el país se ha privilegiado hacer electricidad con gas, en centrales de ciclo combinado, ciertamente más eficientes y limpias que las de combustóleo; “pero ese gas no lo tenemos. Estamos importando casi el 90% del gas con que hacemos electricidad, desde Estados Unidos, que es el excedente temporal del gas shale de Texas. Y para eso además hemos invertido cantidades descomunales (de dinero) en construir una red de gasoductos para justamente importar este gas de Estados Unidos”.

Como el shale no va a durar mucho en Estados Unidos, Ferrari considera que México se ha “atado a una fuente de energía de corto plazo”. Aunado a ello, la extracción de este gas tiene un alto costo energético, económico y ambiental. “Además ahora tenemos un vecino que es cada vez menos amigable con nosotros, entonces ahí hemos perdido totalmente soberanía energética”.

Crecimiento exponencial de problemas, por combustibles fósiles

En otro orden de ideas, el investigador de la UNAM comentó que, no obstante, los combustibles fósiles han permitido crecer en el mundo de manera exponencial algunas cosas buenas, como el producto interno bruto, también han incrementado las malas, como son la contaminación del aire, la deforestación, la sobreexplotación de los océanos y la explotación de todos los ecosistemas de la Tierra.

Se ha tenido una aceleración en la explotación del planeta gracias a un aumento del consumo de energía. Hoy en día la humanidad consume mucho más de lo que puede aportar el planeta, el consumo es mayor que la capacidad de regeneración de los ecosistemas y hay una destrucción de la biodiversidad, por lo que se vive la quinta o sexta gran extinción de especies a un ritmo acelerado. “Ese es el precio del crecimiento que se ha dado con los combustibles fósiles”. Por ello Ferrari afirma que el crecimiento exponencial no es posible en un planeta finito.

Por lo anterior, este Doctor en Ciencias de la Tierra está convencido “de que el decrecimiento es inevitable”, es decir, que ya no se puede seguir creciendo, porque ya no hay tanta energía y porque los daños que el ser humano está haciendo al planeta son cada vez mayores. Sin embargo, “todo el sistema que tenemos está adicto al crecimiento”.

La alternativa que se tiene es seguir en lo mismo y llegar a un colapso, o decrecer de manera controlada, es decir, tener una disminución regulada de la producción económica, con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, y entre los propios seres humanos -para reducir las inequidades-.

México debe dejar de apostarle a la industria de uso intensivo de energía

Y qué debe hacer México. En primer lugar, enfrentar la realidad y asumir que el país está experimentando un declive en los combustibles fósiles, y haga lo que haga el nuevo gobierno, como invertir en Petróleos Mexicanos (Pemex), no va a revertir eso, sólo va a mitigar el declive.

Asimismo, hay que dejar de apostarle a la industria de uso intensivo de energía: la industria de exportación, la industria automotriz, la industria aeronáutica y al turismo internacional; todo lo que se ha hecho en las décadas pasadas.

Caso contrario, “deberíamos reorientar la economía hacia necesidades internas, lo que se llama el desarrollo autocentrado, que un poco tiene este nuevo gobierno como idea, aunque sigue hablando de crecimiento, porque es impopular decir que no vamos a crecer”. Empero, habría que enfocarse, por ejemplo, en la autosuficiencia alimentaria, en disminuir la inequidad, en erradicar la pobreza y en crear transporte público.

Y es que donde más se puede atacar el problema del exceso del consumo energético es el transporte, a donde México asigna casi el 47% de toda su energía, toda vez que los traslados se hacen cada vez más con coches particulares, por lo que cada 10 años se ha duplicado el parque vehicular.

Y aunque las fuentes renovables no pueden sostener el consumo energético del país, y mucho menos incrementarlo, eso no implica que no se apueste por estas energías, “es obvio que tenemos que hacerlo. Pero tenemos que quitarnos de la mente, yo creo, que podemos sustituir completamente los combustibles fósiles, y además consumir aún más”.

Hay que entrarle a las energías renovables, pero no con grandes megaproyectos que pasan por encima de las comunidades, que además no reciben los beneficios; sino con proyectos de menores dimensiones y hechos con las comunidades donde se van a hacer.

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Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

 

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