El Vicerrector Académico de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Dr. Alejandro Anaya Muñoz, hizo un llamado para que, desde las instituciones educativas de nivel profesional, se forme a las y los líderes del futuro con una vocación hacia el servicio que permitirá enfrentar de mejor manera los desafíos derivados de lo que llamó “los efectos nefastos de las patologías propias de nuestra sociedad”.

Durante el Expansión Summit 2024 México del Futuro, el Dr. Anaya Muñoz reflexionó profundamente sobre este tema, haciendo hincapié en la necesidad de que las instituciones académicas moldeen y nutran las nuevas habilidades de liderazgo que emergen en el horizonte del estudiantado.

El académico identificó el “liderazgo de servicio” (o “liderazgo para los demás”) como un tipo de liderazgo que no se basa solamente en la competencia para la consecución de logros institucionales, sino uno que, sobre todo, está fundamentado en el espíritu crítico, la compasión y el compromiso.

Preguntó: ¿ser líder significa simplemente ser una persona muy capaz; con muchas herramientas y habilidades de gestión? ¿Una que sabe entusiasmar e inspirar? ¿Es llegar a la cima de las aspiraciones profesionales y recibir beneficios o incluso privilegios?

¿O es, más bien, una oportunidad para servir? ¿Una oportunidad para servir a nuestras instituciones, a quienes trabajan con nosotros y a la sociedad en su conjunto?

En este punto inquirió: ¿cuál es el papel de las y los líderes de las universidades y otras instituciones dedicadas a la enseñanza en la formación de los liderazgos del futuro? Y, luego lanzó una pregunta crucial: si en efecto estamos formando líderes, ¿qué tipo de líderes estamos formando? ¿Qué tipo de liderazgos estamos impulsando como instituciones no solo dedicadas a la docencia, sino también a la formación?

El Vicerrector Académico de la IBERO expuso que liderazgo de servicio, desde el enfoque del pensamiento y práctica ignaciana que sustentan el modelo educativo de instituciones que, como la Universidad Iberoamericana, están confiadas a la Compañía de Jesus, se entiende como una oportunidad para servir; a nuestras instituciones, claro, pero sobre todo a nuestros equipos de trabajo y a la sociedad.

Planteó entonces una vía para entender al liderazgo como una oportunidad para facilitar que las personas que conforman nuestros equipos estén bien y florezcan. Además, como una oportunidad para incidir: para tener un efecto sobre dinámicas y procesos que se desarrollan más allá de los contornos de nuestras instituciones.

De esta manera, advirtió que el liderazgo se puede entender como una oportunidad para incidir en el surgimiento de una sociedad más justa, libre, igualitaria, productiva, democrática y sustentable. Todos estos, objetivos que persigue la IBERO desde sus planes de estudios y la formación de su estudiantado.

Concretamente, expuso que el liderazgo de servicio se aleja de la idea de logro y sobre todo de recompensa o beneficio personal y se acerca a la noción de responsabilidad y compromiso con el bienestar de nuestros equipos y el surgimiento de una sociedad más justa, libre, igualitaria, productiva, democrática y sustentable.

El Dr. Anaya Muñoz puntualizó que “las instituciones dedicadas a la educación debemos contribuir a la formación de personas que ejerzan un liderazgo de este tipo; un liderazgo de servicio”.

Refirió que, desde un pensamiento crítico, debe verse al mundo y a la sociedad como “contingentes” y por lo tanto “moldeables”, y confrontar las estructuras y dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales que moldean “la realidad”; para así impulsar otro tipo de estructuras y dinámicas.

El Vicerrector de la IBERO  señaló que es importante también ofrecer una visión compasiva; tener empatía con el sufrimiento, la contrariedad, los momentos difíciles, el dolor de las personas.

El líder orientado al servicio no es indiferente; es empático con quienes buscan a un hijo, esposo o hermano desaparecido; con una familia que no puede tener acceso a servicios médicos; con un adulto mayor en condición de soledad y pobreza. Es por eso que debemos formar a personas compasivas, profesionistas del futuro, líderes del mañana que no sean indiferentes.

En cuanto a compromiso, el liderazgo de servicio va más allá de la intensión y se manifiesta en acción a favor de personas y grupos sociales desfavorecidos o en situación de mayor vulnerabilidad.

Por todo ello, puntualizó el académico investigador, es urgente que las universidades impulsen la formación de esos liderazgos del futuro.

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