Uno de los más importantes objetivos del Programa de Seguridad de Seguridad Ciudadana (PSC) de la IBERO, en 2023, es construir una alianza estratégica con el Centro Ernesto Meneses (CEM), obra social hermana también anclada en la Dirección de Incidencia de nuestra Universidad Iberoamericana Ciudad de México. El sueño comienza a hacerse realidad.

Durante 2020 lo intentamos, pero las condiciones de encierro por la pandemia impidieron que nos tomáramos de la mano para salir a la calle buscando contribuir a la reducción de las violencias y la construcción de entornos protectores. Pero sí pudimos hacer sesiones de escucha profunda para conocer nuestras trayectorias y proyectos y desde entonces nos pareció evidente que la alianza PSC-CEM era necesaria, oportuna y esperanzadora.

Ahora creemos que colaborar es nada menos que urgente. El CEM es una referencia consolidada de cuidados a favor de la población más vulnerada en Santa Fe y el PSC viene consolidando programas de formación escolarizados y no escolarizados y avanza en múltiples metodologías de construcción de alternativas de seguridad desde, con y para las comunidades.

Hemos propuesto al equipo directivo del CEM considerar su espacio como sede idónea para los primeros trabajos del Laboratorio de Seguridad Ciudadana, herramienta en etapa de diseño que, con un enfoque principal hacia las prácticas, servirá para innovar a favor de la seguridad con derechos humanos.

El banderazo de salida fue el pasado 16 de mayo, cuando ambas entidades convocamos a la primera experiencia con adolescentes en el encuentro ‘Nuestras voces y compromisos por la seguridad ciudadana’. Así planteamos el objetivo de la cita: “construir un espacio de diálogo y escucha profunda y activa que, desde los saberes personal y comunitario y con el apoyo del saber académico especializado, visibilice de manera cuidadosa y sensible experiencias asociadas a violencias diversas y oriente hacia su transformación a través de la adopción de acuerdos, compromisos y la acción personal y colectiva”.

¡Y la sorpresa que nos llevamos! En mis mejores cálculos imaginé máximo 30 personas reunidas y la mecánica de trabajo fue pensada en esa dimensión; nada de eso: ¡llegaron aproximadamente 70 personas, casi todas adolescentes! Sacudidas y sacudidos por la sorpresa, hicimos algunos ajustes, pero el núcleo del ejercicio fue exactamente el mismo: estimular la observación crítica y la auto observación con respecto a violencias específicas relacionadas con la vida diaria de las personas en el taller.

El CEM es un espacio sensible, respetuoso y seguro para pensar, sentir y actuar, y eso parece haber sido clave para la apertura y participación inmediata de quienes narraron experiencias difíciles y dolorosas como víctimas de las violencias en la calle y también en sus ámbitos privados.

Además, creo que en el PSC estamos aprendiendo a escuchar de manera activa y profunda y tal vez nuestra invitación al inicio del encuentro ayudó, evitando reproducir esquemas verticales que simbolizan la supuesta superioridad del saber académico. Nada de eso, nuestro mensaje y actitud, creo, puso al centro su saber, no el nuestro.

Las violencias nombradas fueron las que suceden en las calles y en el transporte público, la violencia de género y la policial. Y usamos música y videos para preguntarnos qué significa lo que vemos, lo que cantamos y lo que bailamos, desde nuestro pensar y sentir y desde nuestros cuerpos. Fue una primera experiencia extraordinaria cuya principal consecuencia, al menos desde el PSC, es que nos hace responsables de hacer mucho más, de escuchar más, de aprender más y de lograr más a favor de la seguridad ciudadana.

Todo el equipo del Programa de Seguridad Ciudadana agradece al Centro Ernesto Meneses la confianza y la apertura. Soñamos con una experiencia de incidencia transformativa bajo el liderazgo de esta obra social jesuita hermana. Ahora sigue la toma de decisiones para las múltiples actividades que siguen, no sin antes celebrar este tejido de afectos compartiendo los famosos tlacoyos de Santa Fe. Allá nos vemos.