El humanismo y el pensamiento crítico son elementos sumamente importantes del proyecto educativo de la Universidad Iberoamericana, aspecto que se refleja en todos y cada uno de los proyectos desarrollados por las distintas áreas y departamentos que conforman nuestra institución.

El trabajo de la Dirección de Difusión y Divulgación Cultural, dirigido por Begoña Irazabal, no es la excepción, una muestra es la puesta en escena Las Marcas de la Marea, dirigida por Sebastián Mallo, que se presentará en nuestro Foro El Cardoner.

En la IBERO entrevistamos a Nuria Frederick, protagonista de la obra de teatro, quien compartió una reflexión en torno a la salud mental y los tratamientos médicos que la envuelven, al tiempo que destacó la labor de la IBERO para incentivar la crítica y los cuestionamientos, puntos clave para la elaboración de propuestos que nos ayuden a mejorar como sociedad.

¿De qué trata la obra?

Blanca es una joven que padece esquizofrenia y está encerrada en una habitación de una clínica mental, la observan a través de una Cámara Gesell, día a día revive su pasado, sus traumas y las personas que marcaron su vida. Blanca es una joven que, como todos nosotros, lleva las marcas de su pasado, y con las herramientas que tiene intenta procesarlas, es sensible, inquieta, juguetona, y con una sorpresiva fuerza que intenta salir a borbotones.

Es una obra de alto contenido social y se involucra con temas de violencia de género, abuso infantil y por supuesto, salud mental. Todos temas absolutamente necesarios a tratar y concientizar en nuestro tiempo y en nuestra sociedad.

¿Cómo surgió la idea?

Hace ya un par de años atrás llegó a mis manos la propuesta de un director argentino para realizar un monólogo sobre una chica que estaba encerrada en una habitación, la ensayamos bastante y no se concluyó. A raíz de eso, fui con ese texto a un actor y director amigo, Sebastián Mallo, y le pregunté si quería dirigirme en ese texto, y su respuesta fue: “Sí, me encantaría, pero vamos a hacer nosotros el texto”, y ahí empezamos un trabajo de improvisación y escritura que terminó creando lo que hoy es Las marcas de la marea.

En Argentina la presentamos en Buenos Aires y en San Luis, la provincia donde nací.

Cuando me mudé a México, me traje la ropa de Blanca en la maleta porque sabía que aquí también la iba a hacer y así fue, llevamos 23 funciones en México, entre espacios alternativos, salas de teatro tanto en la Ciudad de México como en el interior de la República.

Hay dos momentos en el año donde especialmente la presentamos, en noviembre, por ser el mes de La No Violencia, y en marzo por el Día Internacional de la Mujer. Estamos emocionados y agradecidos por ser parte de las actividades conmemorativas de la Ibero sobre el mes de la mujer.

¿Puedes contarnos sobre tu trayectoria?

Empecé mis estudios actorales en San Luis, Argentina, luego viajé a Buenos Aires para tomar un camino profesional, entrené con los mejores maestros de actuación, realicé más de 10 obras de teatro, cine independiente, series web, di clases de teatro, coaching actoral y dirigí mi propio espectáculo. Me dedico con total compromiso, pasión y amor a mi profesión hace ya más de 10 años.

Llegué a México a buscar nuevas oportunidades de crecimiento y estoy muy contenta del camino recorrido hasta ahora. Aquí seguí con mi obra, y con proyectos audiovisuales entre los cuales dirigí mis primeros dos cortometrajes, entre otros.

¿Por qué presentarla en la Ibero?

Por el corte humanista de la Ibero, que ha sido pionera en muchas carreras y líneas de investigación, como es el caso del programa de asuntos de género, donde al igual que la obra busca sensibilizar a la comunidad sobre estos temas que son importantes para el desarrollo de la sociedad.

¿Qué te gustaría decirle a nuestra comunidad universitaria?

Que se acerquen a ver Las marcas de la marea, que vengan a vivir y a sentir con Blanca su mundo, que se adentren en él, y se llevarán una experiencia que se quedará con ustedes y de la cual ustedes también serán espectadores involucrados en lo que está sucediendo de manera única e irrepetible, por eso el teatro es un hecho “vivo”, esta función sólo sucederá una vez. ¡Les esperamos!

La comunidad IBERO está convencida de que el arte sensibiliza y nos ayuda a mejorar como seres humanos, por lo que impulsamos una amplia variedad de talleres y actividades que explotan nuestros talentos, incluso los que no sabíamos que teníamos.

¡Consulta e inscríbete aquí nuestras a actividades!