Identidad y Misión de la IBERO invitan a redescubrir la Navidad

Jue, 12 Dic 2019
A través de la niñez, la familia, la humanidad y la solidaridad podrás conectar con un sentido más profundo durante la Navidad
  • La Navidad es la fecha en la que celebramos el nacimiento de Jesús (Pixabay)
Por: 
Luis Gerardo Galvis, asistente en la Coordinación de Identidad y Misión

Los cristianos en el mundo nos preparamos para celebrar durante este tiempo una de las fiestas más significativas de nuestra fe: la Navidad.

Es la época en la cual celebramos el nacimiento de Jesús y, con ello, la encarnación de un Dios bueno que nos ama, nos perdona y actúa en nuestras vidas a través de personas, actos e instrumentos concretos día a día; sin embargo, la rapidez de la vida postmoderna nos impide, muchas veces, reconocer y valorar todos esos símbolos derivados de tan especial acontecimiento.

Por ello, queremos invitarte a ti, que eres parte de la Comunidad IBERO, a redescubrir la Navidad en cuatro gestos, acciones o símbolos que te permitirán conectar con su sentido profundo:

  1. La niñez: Si te fijas, en cada representación de la Navidad siempre hay un niño o una niña que protagoniza la escena. El arte a través de los siglos, las películas de los últimos 50 años u obras literarias como Un cuento de Navidad, de Charles Dickens, son una viva muestra de que el simbolismo de la infancia es crucial en la natividad. Ahora bien, como se trata de tu historia concreta te invitamos a que recuperes ese niño y esa niña que celebraba cada día de diciembre porque podía compartir con su familia y esperaba con ansia y expectativa los regalos; recuerda la inocencia con que mirabas el mundo y los sueños que tenías en aquel entonces. Mira las fotos de aquellos años, conversa con tu familia, escribe y recupera esa parte de ti. Jesús se hizo niño. Fue inocente, sentía curiosidad y jugaba tal como tú lo hiciste alguna vez.  
  2. La familia: La celebración del nacimiento es, probablemente, la época del año en que podemos reencontrarnos con quienes amamos porque han sido parte de nuestro recorrido vital. Así entonces viajamos a otras ciudades y estados; preparamos la cena y las posadas; intercambiamos presentes y hacemos bromas; nos sentamos alrededor de la mesa para contar y escuchar las historias de momentos significativos, vacaciones, experiencias que se han convertido en el acervo familiar. Por eso, te invitamos a hacerte consciente de esa raíz fundamental llamada familia, disfruta cada encuentro, abraza, celebra la dicha de vivir amando y siendo amada. No importa si es chica o grande, si no están todos sus integrantes… lo importante es el amor que reina en ella. Ese que María y José le dieron a su hijo desde aquella fría noche en que llegó al mundo en un pesebre.
  3. El tesoro de la humanidad: Si has recorrido tu infancia y te has hecho consciente de tu familia, podrás observar cuán distinto piensan; que, tal vez, sus sueños y el proyecto vital no coincidan; que tienen distintas profesiones y gustos, en fin, que hay diferencias. Ahora bien, en medio de tanta diversidad, hay un sentido profundo, y es el del reconocimiento y valoración de nuestra humanidad por encima de cualquier cosa. Alrededor del Niño Jesús habían pastores, extranjeros que llegaron con regalos, mujeres y hombres humildes, campesinos, cocineras, comerciantes y así sucesivamente. Jesús les congregó y, al hacerlo, les otorgó la dignidad que el amor y el perdón conceden. Por esto, te invitamos a valorar y aceptar la diversidad a tu alrededor durante esta Navidad y de acá en adelante. La diversidad de los y las migrantes, de quienes pertenecen a un colectivo de defensa de un derecho vulnerado, de las madres de personas desaparecidas, de las víctimas de la violencia de género, de quienes abogan por un ambiente más limpio y sano…
  4. La solidaridad: La última invitación que te hacemos para esta Navidad es la de practicar la solidaridad. Si has atendido las tres invitaciones anteriores probablemente te has encontrado con ese niño y esa niña que alguna vez fuiste; con tu familia, grande o chica, amorosa y siempre presente y con la diversidad que supone la humanidad concentrada en tu núcleo más cercano.

No te quedes nada más con eso, sal al encuentro de la humanidad necesitada: ¿a qué te invita? Abraza y procura que, por lo menos, dos niños y niñas sonrían esta Navidad; comparte tu comida con quien más lo necesite; siembra, en familia, plantas que le regalen oxígeno a nuestra familia del mañana; ubica una familia migrante y transmítele cómo se vive la navidad en México; interésate y procura entender la lucha de tantas mujeres cuya dignidad ha sido violentada y hoy exigen que ni una más sufra violencia.

Esperamos, desde la Coordinación de Identidad y Misión, que pases unas felices fiestas, que estas invitaciones sean una constante en tu vida y que la luz, el amor y el perdón de Jesús Niño, estén contigo y cada persona amada.

 

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