A las niñas y niños (NN) que tienen una mejor coordinación motora les será más sencillo desarrollar posteriormente el pensamiento abstracto y simbólico propio de las matemáticas, asegura la Dra. Ximena González Grandón, académica del Departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Aunque pudiera pensarse que las matemáticas están alejadas del cuerpo y su motricidad, dice que no es así, pues cuando alguien tiene mayor autoconciencia corporal y aprende a coordinar su cuerpo --por ejemplo, con la práctica del karate--, desarrolla un pensamiento más sistemático y problematizador que, a futuro, le permitirá tener un mejor aprendizaje, entre otros, de matemáticas y lenguaje. Eso implica que se debe dejar atrás la dicotomía mente y cuerpo, y considerar a la mente-cuerpo una misma unidad que aprende.

La doctora menciona que, percatarse de la ubicación, movimiento y acción de las partes del cuerpo se denomina ‘propiocepción’, y se puede fomentar antes de aprender a hablar --lo que sucede después de los dos años--, por medio de ejercicios, reflexión y simulación de los ejercicios que lleven a NN a reconocer su propio cuerpo y a imaginarlo.

Eso, plantean las y los educadores propioceptivos, debe ir acompañado de trascender la lateralización, a través de estimular por igual el uso del lado derecho y del lado izquierdo de nuestro cuerpo, para gestar, por ejemplo, un mayor número de personas ambidiestras. Asimismo, al trabajar a la par sus dos hemisferios cerebrales y activar distintas áreas del cerebro, más neuronas se conectan y disparan juntas, generando aprendizajes que son más duraderos y significativos.

Pero en un sistema escolarizado donde las vías de aprendizaje que se fomentan son mayormente la visión y audición, la Dra. Ximena González Grandón advierte que “estamos perdiéndonos de todo un campo de aprendizaje, porque no le hacemos caso al cuerpo”. Por ello, hay que tomar en cuenta la propiocepción, sobre todo en los primeros cinco años de vida, o como recomienda el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), en los primeros mil días, durante los cuales el sistema nervioso tiene su mayor desarrollo.

No obstante ser un hecho fehaciente que las niñas y niños que saben coordinar su cuerpo tienen mejor rendimiento escolar, y esto incide en la adquisición de procesos cognitivos superiores, por lo general en las escuelas no se realizan actividades de aprendizaje que estimulen la propiocepción, asegura la docente.

Ciertamente, reconoce, existen guarderías y preescolares con gimnasios de estimulación somatosensorial, donde entre otras cosas se estimula la propiocepción; pero eso es insuficiente, hay que generar guías de aprendizaje y diseños curriculares que enseñen a NN a conocer sus propios cuerpos.

Así que resulta recomendable que en los colegios se practique a diario deporte, o ejercicios que fomenten la coordinación y equilibrio corporal, acompañando los contenidos teóricos; y que la clase de educación física termine, para “completar el bucle de aprendizaje”, con una dinámica de reflexión sobre lo que cada cual sintió y vivió en ese momento

Ximena González añade que algunos deportes después de terminar la práctica corporal se imaginan a ésta, porque se sabe que la imaginación o simulación motora también fomenta la propiocepción y el aprendizaje propioceptivo.

Por todo lo que explica, la investigadora de la IBERO recomienda que niñas y niños realicen todos los días deporte u actividades propioceptivas, reflexión sobre las mismas y sus respectivas simulaciones motoras.

Y con el fin de ayudar a desarrollar la propiocepción en niñas y niños, la Dra. González coordina junto con el Mtro. Alexandro López González, académico del Departamento de Estudios en Ingeniería para la Innovación, el proyecto ‘Desarrollo de robots suaves para educación corporizada de la propiocepción en primera infancia’, financiado por la Dirección de Investigación y Posgrado de la BERO.

Texto y foto: PEDRO RENDÓN

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