La internacionalización no sólo es un propósito y un rasgo distintivo de quienes dieron origen a la Compañía de Jesús y sus proyectos educativos, lo es también de quienes proviniendo de diversos lugares y condiciones comparten “el deseo de prestar el mayor servicio posible a la humanidad”, dijo el Dr. Saúl Cuautle Quechol, S. J., Rector de la IBERO, universidad jesuita de la Ciudad de México, en el Lanzamiento del Programa de Fortalecimiento de Capacidades de Internacionalización.

El Padre Saúl aseveró que la internacionalización es de suma importancia para las instituciones que pertenecen “a la gran red” de la Compañía de Jesús, como la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), y para “aquellas instituciones que se han vinculado con nuestro propio carisma de lo que significa ser hoy la espiritualidad ignaciana”.

La internacionalización, que ha pasado a ser casi una exigencia para empresas u organizaciones que quieren desarrollarse o incluso sobrevivir en la globalización, se ha ido constituyendo en un objetivo estratégico de las universidades y, resulta significativo, que en muchos rankings la internacionalización aparezca como uno de los criterios con los que se mide la calidad académica de una universidad, mencionó.

En este contexto, el Rector señaló que cabe preguntarse: por qué las universidades vinculadas a la Compañía de Jesús tendrían que subirse al carro de la internacionalización, qué buscan con la internacionalización y cómo debería ser esta internacionalización. Aunque las respuestas pudieran darse a partir de experiencias personales, deseos propios e inquietudes que vayan surgiendo en cada una de las instituciones, puso sobre la mesa algunas cosas que le parecen importantes.

“Acudiendo a las raíces de nuestra tradición ignaciana y a ciertos lineamientos recientes sobre cómo proceder y cómo gestionar nuestras instituciones en el tema de la internacionalización, les debo decir que hoy en día es un propósito y rasgo de la propia identidad, identitario, de nuestras universidades, el generar esta característica de internacionalización”.

“Si queremos verdaderamente ser coherentes, pero sobre todo ser gente que provoque en la experiencia de la enseñanza y el aprendizaje una verdadera identidad de lo que somos y queremos, el tema de la internacionalización debe de estar presente”.

Y es que el Dr. Cuautle recordó que Ignacio de Loyola (fundador de la Compañía de Jesús) creció y vivió en un cambio de época, la Edad Media, que dio paso al Renacimiento, y que fue precisamente en una institución de mucho prestigio internacional de aquella época, la Universidad de París, donde se formó el grupo de amigos que constituirían parte de la Compañía de Jesús, “esta experiencia de amigos que dio hoy por hoy lo que conocemos como los jesuitas”.

Entre quienes fundaron la orden había gente de distintas nacionalidades, vascos, españoles, saboyanos, franceses y un portugués; lo que quiere decir que la Compañía de Jesús nació internacional, se originó desde una experiencia internacional, en procesos, en vínculos, en amistades, pero, sobre todo, terminó en un proyecto que se definió para el bien de la humanidad.

“Creo que la internacionalización tiene que ver con esto, de que queremos vincularnos, queremos orientarnos a este mundo globalizado desde ese tema de la internacionalización; por qué, porque queremos hacer un bien mayor, un bien universal, un bien que tiene que ver con el generar humanismo, generar humanidad en toda esta experiencia global en la que estamos hoy inmersos”.

Y un segundo rasgo que enfatizó el Rector de la IBERO, es que la internacionalización en las universidades jesuitas no puede ser un mero intercambio de conocimientos, de académicos y estudiantes; es un modo de proceder. “Entre nuestras universidades, localizadas en distintas regiones y distintos lados, la colaboración es el propósito de hacernos responsables y corresponsables del mundo entero, de enfrentar los problemas que afectan a toda la humanidad”.

Esto se traduce en que las instituciones educativas de la Compañía de Jesús hoy se tienen que conocer y que valorar, porque tienen ese modo de proceder, de aceptación, de vinculación, de unidad, de hacer comunidad universitaria internacional, y esto es algo que “tiene que estar en nuestro modo de vivir, de pensar, de actuar y de hacer”. Por ello, el Padre dijo que se tienen que fortalecer las redes a nivel local, regional y global, “y en este modo de proceder tenemos que ir todavía aprendiendo más”.

Programa de Fortalecimiento de Capacidades de Internacionalización

En cuanto al Programa de Fortalecimiento de Capacidades de Internacionalización, la Mtra. Sonia E. Fernández Orozco, directora de Internacionalización y Cooperación Académica, dijo que es una segunda edición, actualizada a las necesidades que hoy tiene la IBERO, del anterior Programa de Enlaces de Cooperación Académica, pero va más allá, en virtud de que este Rectorado estableció a la internacionalización como uno de sus ejes. Asimismo, el fomento de acciones internacionales, en todas las materias, en todos los cursos programados, es también una prioridad de la Vicerrectoría Académica.

La maestra compartió que la semana pasada se conectó, a la presentación que OBREAL realizó de las ‘Tendencias de la Internacionalización del currículo y virtualización de la educación superior con enfoque en América Latina’, y que dicha presentación, “nos abrió un acercamiento consensuado, fruto de un trabajo previo liderado por el Grupo Montevideo, con adhesión de algunas asociaciones universitarias como la ANUIES y el CESUCA, llevado a cabo precisamente por OBREAL”.

La percepciones, emociones y tendencias expresadas directamente por instituciones mexicanas, dijo que pueden sintetizarse en las siguientes ideas: uno, se precisa de entrenamiento y adopción de competencias para la internacionalización del currículo, especialmente cuando la oferta virtual apunta como una de las mayores tendencias; dos, ciudadanía global es el concepto más mencionado; tres, se pide capacitación para la interculturalidad, flexibilidad, innovación, uso de tecnología, manejo del ambiente que la virtualización trajo y compromiso institucional.

Cuatro, se requiere desarrollo de capacidades para la adaptación, empatía, manejo de lenguas distintas al español, competencias digitales y tecnológicas, actualización didáctico-pedagógica para los nuevos ambientes de enseñanza-aprendizaje; cinco, sin duda, vendrá una generación de políticas institucionales e indicadores de internacionalización del currículo, así como rediseño curricular, flexibilidad e innovación de modelos, aplicación de las mejores prácticas para dobles grados, clases espejo, escuelas de verano.

Se prevé que el modelo híbrido, programas flexibles, cursos en línea, cursos de idiomas, trabajo con pares internacionales, reciprocidad, reconocimiento, acreditaciones, traerán una adecuación normativa y de infraestructura. En cuanto a la incertidumbre, resistencia al cambio, miedo, dificultades de conectividad y de accesibilidad, desgaste, inequidad y desigualdad, agotamiento y sobrecarga, demandan empatía.

“En escucha de tales situaciones, la IBERO llevará a cabo el Programa de Fortalecimiento de Capacidades de Internacionalización, con objeto de facilitar los planes institucionales que animen a la armonización interna de niveles de internacionalidad entre las unidades académicas, y que también sitúen a la IBERO en condiciones idóneas para jugar su papel de actor relevante en la construcción de una sociedad de nuevos ciudadanos, responsables, capaces, conscientes, empáticos, competentes, comprometidos”.

Internacionalización en casa: ¿Moda o cambio estructural?

Después de las intervenciones del Dr. Saúl Cuautle Quechol y de la Mtra. Sonia E. Fernández Orozco, la Dra. Sylvie Didou Aupetit, académica del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, impartió la conferencia Internacionalización en casa: ¿Moda o cambio estructural?.

Previo a su alocución, el Rector dio la bienvenida a la doctora Didou, a quien agradeció su disposición a compartir sus experiencias, investigaciones y propuestas, pero, sobre todo, “por animarnos a seguir en esta gran aventura de la internacionalización”.

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PEDRO RENDÓN/ICM