Jóvenes indígenas reflexionan sobre la relación entre cultura y comunidad
El pasado sábado 25 de mayo se llevó a cabo en el Antiguo Colegio de San Ildefonso '¿Quiénes Somos? Primer Encuentro de Jóvenes Indígenas Urbanos', un esfuerzo interinstitucional y de la sociedad para crear un espacio de diálogo sobre los procesos de identificación de las poblaciones indígenas que residen en la ciudad, así como hacer visibles sus condiciones de vida y los problemas que enfrentan.
Los indígenas o pueblos originarios son el fundamento de la diversidad cultural de todas las sociedades de nuestro continente; esta permanencia da testimonio de su inmensa fuerza para resistir y su capacidad para adaptarse y reinventarse. Habitantes de la urbe, los indígenas de hoy transitan por las selvas de neón donde recrean sus manifestaciones culturales, combinan la resistencia irreductible con la ofensiva participativa, expresó Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del Antiguo Colegio de San Ildefonso en el acto inaugural.
Agregó que este esfuerzo interinstitucional por dar voz y espacio a la participación de los jóvenes indígenas en México resulta fundamental cuando hablamos del ejercicio de los derechos culturales y la construcción de procesos colectivos de diálogo y reflexión en torno a temas prioritarios como lo son la relación entre cultura y comunidad.
En la apertura de '¿Quiénes Somos? Primer Encuentro de Jóvenes Indígenas Urbanos' participaron el maestro David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México·Tijuana; el doctor José Alfonso Suárez del Real y Aguilera, secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México; la maestra Larisa Ortiz Quintero, secretaria de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes del Gobierno de la Ciudad de México; y el poeta Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Asimismo, formaron parte del presídium del acto inaugural el doctor Carlos Arturo Hernández Dávila, jefe de la Carrera de Etnología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del Instituto Nacional de Antropología e Historia; la maestra Esther Vázquez Ramírez, coordinadora del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y Ariana Martínez, integrante de la Coordinación Indígena Otomí, A.C.
Ante lo que se ha reconocido como una crisis sistémica de la cultura occidental, en la que estamos al borde del abismo, los pueblos y comunidades indígenas tienen algo muy valioso que aportar para que reanudemos el camino y corrijamos aquello que hemos hecho mal; somos la sociedad la que necesitamos de los pueblos indígenas para repensar, encontrar el rumbo porque en el que vamos no tenemos futuro, vamos a acabar con el planeta, vivimos un individualismo atroz, todo es mercancía, la tierra es mercancía, por eso necesitamos escuchar y revalorar los aportes de los pueblos indígenas y los pueblos originarios, señaló David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México·Tijuana.
Los jóvenes hoy día en la Ciudad de México viven una serie de discriminaciones porque son jóvenes, o bien porque son parte de alguna comunidad indígena, o porque tienen algún tipo distinto de identidad, si son jóvenes lesbianas u homosexuales, si están en condición de pobreza extrema, estos temas tienen que estar presentes en los análisis que se desarrollen; ante esto las autoridades tienen la obligación de aplicar los mecanismos que les den las garantías respectivas para cambiar esta realidad, mencionó Larisa Ortiz Quintero, secretaria de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes del Gobierno de la Ciudad de México.
Añadió que actualmente en la Ciudad de México hay una población de un millón de personas que se identifican como indígenas y que ya han nacido en esta ciudad; de éstos, hay 246 mil 235 jóvenes indígenas entre 12 y 25 años; de éstos, 33 mil 324 son hablantes de alguna lengua indígena; en la capital del país se hablan 55 de las 68 lenguas indígenas, lo que por sí mismo nos da un mosaico cultural muy importante. El 44.1% de los jóvenes asisten a la escuela; pero cuando se trata de los jóvenes hablantes de alguna lengua sólo el 15.8% está inscrito en el sistema escolar; el 99% de los jóvenes indígenas saben leer y escribir, pero la mayoría se queda en el intento de ingresar al bachillerato; el 60 por ciento de jóvenes viven en pareja y están teniendo hijos.
La discriminación que se vive en la Ciudad de México hacia la población indígena es un problema muy fuerte, sin embargo se ha demostrado su resistencia; lo mismo las madres de familia se han incorporado a una lucha cotidiana frente a esa discriminación; esa resistencia tiene justamente una raíz histórica que tiene como base la organización colectiva, porque tienen en su vida diaria presente el “nosotros”, la comunidad; esto se ve también en el hecho de que en la vanguardia de la lucha por la defensa de los recursos naturales están los indígenas, expuso Esther Vázquez Ramírez, Coordinadora del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
El doctor José Alfonso Suárez del Real y Aguilera, secretario de Cultura de la Ciudad de México relató cómo en 1996 inicio el proceso de creación de la unidad habitacional de población indígena en la calle de Guanajuato en la colonia Roma. Hizo referencia a la Constitución Política de la Ciudad de México que la reconoce como una sociedad hipercultural y rinde homenaje a todas las etapas históricas que le antecedieron; destaca su interculturalidad como una acción afirmativa de una sociedad resistente. En esta ciudad la participación de los jóvenes de comunidades y pueblos originarios forman parte de su riqueza intercultural que hará de esta ciudad Capital Americana de la Cultura, dijo el titular de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México.
En la Escuela Nacional de Antropología e Historia hemos tenido que aprender a pasar del indígena objeto de estudio al indígena sujeto de estudio; hemos encontrado muchísimos ángulos para repensar a estos jóvenes indígenas y creemos que tenemos una generación que sí puede ayudar a construir ese diálogo, refirió Carlos Arturo Hernández Dávila, jefe de la Carrera de Etnología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Realizado el sábado 25 de mayo de 10:00 a 18:00 horas, '¿Quiénes Somos? Primer Encuentro de Jóvenes Indígenas Urbanos', convocó a 76 jóvenes de distritos grupos étnicos: nahuas, mazahuas, mixes, wixarikas, zapotecos y mixtecos, entre otros, que viven en la Ciudad de México y Guadalajara. El Encuentro comprendió cuatro Mesas de Trabajo: 1. Reconocimiento, identificación y etiquetas; 2. Usos y ventajas de la identidad indígena; 3. Estrategias personales y familiares de adaptación e integración a la ciudad, y 4. Restablecer la comunidad.
Luego de las mesas de trabajo se realizaron las síntesis de relatorías y discusiones finales. En ellas, se destacó que la inquietud primordial de los jóvenes son las condiciones sociales y laborales precarias que la población indígena padece desde hace siglos y que se han agravado en la actualidad ante el aumento de la migración del campo a la ciudad y con ello la exposición de los indígenas a la exclusión, discriminación y pobreza que crecen de manera exponencial en el ámbito urbano, esto, de acuerdo con la expresado por integrantes del colectivo Jóvenes Indígenas Urbanos en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
La clausura del encuentro estuvo a cargo de los cantantes raperos Gil Ventura Navor, oriundo de Ixtlahuaca Estado de México, quien saludó a los asistentes en lengua mazahua; y del rapero Juan Sant, originario de la sierra norte de Puebla, quien interpretó canciones que alternaban el idioma español con su lengua materna, el totonaco. En sus letras cuenta lo que vivió en su pueblo y lo que vive ahora en la ciudad, incluyendo el ser discriminado por su origen étnico.
Antiguo Colegio de San Ildefonso
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