Reunidos en la cancha de futbol de la Universidad Iberoamericana, cientos de jóvenes procedentes de distintos estados del país -que se dieron cita en la Ciudad de México para participar en el Encuentro (ENJUVI) 2019- realizaron una gran danza circular para honrar a la madre tierra y reafirmar su espiritualidad, unión y su labor en pro de la justicia social.

Al unísono, más de 700 voces, cantaron La llama de tu corazón, al tiempo que bailaban en círculo. Justo en el momento que iniciaba la danza, la lluvia se hizo presente. En conjunto, resonaron y crearon armonía con cada uno de sus pasos.

De acuerdo con Gretel Alejandra Dueñas, jesuita proveniente de Aguascalientes y quien tuvo a su cargo la coreografía, este tipo de bailes son milenarios, su significado es la eternidad, la unidad, la equidad y energía. Asimismo, explicó que esta práctica permite experimentar el contacto con un ser supremo sin necesidad de estar en una iglesia o un templo.

Durante el segundo día de actividades del ENJUVI 2019, los jóvenes unidos por la espiritualidad ignaciana también disfrutaron de diversas actividades como talleres y un panel vocacional, en donde jesuitas hablaron sobre su experiencia de vida dedicada a la misión. Además, tuvieron la oportunidad de escuchar la conferencia del Padre Dizzi Perales, S. J., y de apreciar un performance colectivo, cuyo tema fue la migración.

La estudiante de Psicología de la IBERO, María José Hurtado, quien participa en la Coordinación de Identidad y Misión en esta casa de estudios, reveló que todos fueron convocados por la forma en que alimentan y viven la espiritualidad; por tener los pies en la tierra, por no callarse ante las injusticias y por ser conscientes de las distintas problemáticas.

“Por ir caminando juntos hacia el buen vivir que es un camino hacia la paz. Es construir juntos a través del diálogo. Estos encuentros alimentan mucho a la gente, pues no todos los días te encuentras a personas que tienen las mismas inquietudes y las ganas de emprender proyectos similares”, señaló la joven que ha participado en el Programa de Liderazgo Ignaciano.

Reveló que vivir la espiritualidad ignaciana es salir y conocer otras realidades. De tal manera que cuando se realizan inserciones a través de misiones o voluntariado con migrantes, niños, indígenas o internos, logran verse a través de las heridas del otro. “Cuando te haces consciente de la realidad y de lo que te provoca cambia la perspectiva, ya no puedes pasar de largo sin detenerte. Esto marca la diferencia en la perspectiva ignaciana”.

La joven compartió que está 'enamorada' de los jesuitas porque buscan espacios de diálogo para hablar y buscar la justicia social y restaurativa, así como la reconstrucción del tejido social de manera conjunta y solidaria.

Por su parte, el joven Iván Olmos, quien es parte de una comunidad juvenil ignaciana en Villahermosa, Tabasco, compartió que el ENJUVI fue un momento de reencuentro, de reconocimiento, además para conocer, escuchar y agradecer.

“Es un momento en el que Dios nos ha invitado a muchos jóvenes para reflexionar sobre cosas sobre las nunca habíamos pensado. Hubo buenos temas y mucho sentido al ver a tantos jóvenes con ganas de discernir, cambiar y trasformar al mundo. Ser más hermanos en el entorno en el que estamos es algo que te mueve, así como ver a tantas personas religiosas entregando su vida para trasformar una realidad”, expresó.

El joven ignaciano señaló que le llamó la atención que durante el ENJUVI se hablara sobre la economía solidaria y buscar nuevas alternativas para lo establecido por las empresas, en buscar mejores entornos laborales y formas para alcanzar plenitud. “El centro es Dios, el reino y Jesús, a través de él y por medio de él, buscar formas de dar respuesta a situaciones económicas que vivimos”.

Finalmente, Arantza, exvoluntaria en la Casa Hogar la Quinta Carmelita, señaló que todos los participantes quieren un cambio y ser para el mundo la diferencia. “Las misiones y encuentros en donde estamos en contacto con las personas es lo que me llama a seguir en este camino”.

Al finalizar la jornada, el Superior General de la Compañía de Jesus, el Padre Arturo Sosa, S. J., a través de un video dijo a los jóvenes que la reflexión y el discernimiento sobre Jesús, la madre tierra, los modos de consumo, las nuevas tecnologías y la cultura del descarte les concede la posibilidad de enriquecer su formación, de aumentar el compromiso con una sociedad más humana, más justa; de experimentar el abrazo amoroso de Dios Papá/Mamá preocupado por su felicidad y realización y, finalmente, de profundizar un modo de liderazgo que busca, fundamentalmente, que, a la manera de Jesús, salgan y transformen el mundo. Aquí puedes ver el mensaje completo. 

Por Valentina González /ICM