Laboratorio por la Paz, respuesta del SUJ a violencia desbordada
Para el Sistema Universitario Jesuita (SUJ), compuesto por instituciones de educación superior e investigación confiadas o asociadas a la Compañía de Jesús, el interés por la construcción de paz siempre ha sido una constante, especialmente ante las violaciones de derechos humanos y la descomposición de procesos sociales y políticas públicas fallidas que aquejan a la sociedad.
El 20 de junio de 2022, perecieron víctimas de este contexto de violencia desbordada los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, junto con el guía de turistas Pedro Palma, en Ceroachui, Chihuahua, lo cual intensificó la discusión de cómo dar, desde el SUJ, respuestas universitarias e ignacianas. En el marco del primer aniversario luctuoso de este hecho, hemos instrumentado varias acciones desde el SUJ -conformado por las Ibero Ciudad de México, León, Puebla, Tijuana y Torreón, así como el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara; el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA) y el Instituto Tecnológico del Valle de Chalco (TUVCH).
Entre ellas, entregaremos el Doctorado Honoris Causa al padre jesuita colombiano Francisco de Roux, por su compromiso con la construcción de paz en su país y por su contribución en la reconciliación y dignificación de las víctimas del conflicto armado en la nación sudamericana.
Otra de las acciones es la creación del Laboratorio por la Paz y la Reconciliación, un espacio del Sistema Universitario Jesuita que arrancó en enero de este año y busca comprender y abordar las cuestiones sociales y de política pública actuales relacionadas con la prevención de violencias y el acceso a la justicia con un enfoque orientado a la construcción de paz. Sus preceptos rectores son escuchar, experimentar y hacer.
La noción de laboratorio tiene que ver con poner en práctica a través de la experimentación y trabajar con base en evidencia, para poder hacer propuestas de pacificación a largo plazo. “Es un laboratorio porque busca ir más allá de sólo problematizar desde lo académico, sino ir al campo a aplicar todas estas ideas y ver qué sí funciona y qué no funciona”, explicó en entrevista el Dr. Tadeo Luna, de la Ibero Puebla, miembro del Laboratorio. En este proyecto, la voz y el hacer del estudiantado es clave.
Dado que se trata de preocupaciones inherentes a la naturaleza del SUJ, este proyecto funciona en realidad como un nodo articulador que se basa en el trabajo que ya se ha realizado por separado desde cada institución, explicó el Dr. Juan Eduardo García, de la Ibero CDMX y coordinador del Laboratorio. En las universidades jesuitas “se han puesto a discusión varios temas de violencia y construcción de paz, se ha capacitado en temas específicos de derechos humanos, por ejemplo”, profundizó.
El Laboratorio concibe los estudios de paz como un campo de investigación, con una perspectiva orientada a la construcción de paz y para el desarrollo de propuestas y mecanismos innovadores, tanto de política pública como de acción ciudadana, que hagan posible la construcción de paz y la reconciliación. Cuenta con cuatro líneas de incidencia ignaciana: Investigación aplicada; Educación para la Paz; Articulación y creación de redes, y Difusión y Divulgación.
Educación para la paz y balance, los primeros proyectos
Uno de las primeras iniciativas que el Laboratorio está desarrollando consiste en un proyecto de investigación en educación para la paz, junto con Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Ibero Ciudad de México. Además, trabaja en el diseño de un proceso formativo en educación para la paz dirigido a colaboradores/as.
“Estamos pensando cómo tendría que ser un proceso formativo para colaboradores, colaboradoras en educación para la paz, y que después ese mismo proceso se pudiera compartir con organizaciones de la sociedad civil, los colegios de la Compañía, incluso escuelas para docentes de educación pública”, explicó la Mtra. Paulina Quintero, del ITESO. Y agregó que en el período Primavera 2024 ya se podría lanzar un proceso formativo para colaboradores del SUJ.
Además, otro proyecto en el que ya trabaja el Laboratorio es la elaboración de un documento de análisis de las políticas públicas de los gobiernos de los últimos años en México en materia de seguridad y de paz. Con base en este diagnóstico, se podrán “proponer algunas cuestiones de política pública con un enfoque integral que puedan tomar en cuenta las personas que van a participar en las contiendas electorales del próximo año”, indicó el Dr. Luna.
En la historia de la Compañía de Jesús en México, con más de 450 años, señaló el Dr. García, para los jesuitas, los laicos, las laicas que colaboran en la misión compartida, una característica es la de ir caminando en los márgenes, en las fronteras, hablar de los temas que nadie quiere hablar, ir a donde nadie quiere ir. Los sacerdotes Javier y Joaquín, por ejemplo, llevaban décadas dedicadas a trabajar con las personas de la Tarahumara.
Desde el proyecto común de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, destacó el Dr. Juan Eduardo García, se habla de clamores, entendidos como lo que le duele a la sociedad. “Vamos observando la realidad, cómo nos va doliendo esta realidad”. Para responder universitariamente a ella, lo primero que tenemos que hacer es reconocer todo lo que está pasando, dijo, y en este reconocer, también muy desde lo ignaciano, está el hacer, en línea con el cometido del Laboratorio.
Texto: Yazmín Mendoza
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