Música, una herramienta potente para la educación emocional: académico

Jue, 19 Mayo 2022
Docente de la Universidad de Barcelona impartió en la IBERO la conferencia ‘Música y educación socioemocional’
  • Dr. Salvador Oriola Requena, músico, docente e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona.
  • Dr. Salvador Oriola y Dr. Manuel López Pereyra, coordinador de la Especialidad en Educación Socioemocional de la IBERO.

La música es una herramienta emocional muy potente, afirmó el Dr. Salvador Oriola Requena, músico, docente e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona, al impartir en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México la conferencia Música y educación socioemocional.

En su ponencia, que dictó por invitación de la Especialidad en Educación Socioemocional y la Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB), dijo que la música sirve para regular emociones. “Si estoy triste, puedo poner un tipo de música que me cambie ese estado de ánimo. También está demostrado que si, por ejemplo, vamos a correr, oír música nos motiva a rendir más”.

Y es que resulta que cuando se escucha música “en el cerebro hay como fuegos artificiales”, al activar en conjunto la audición, las respuestas motoras, el sistema límbico –que es el epicentro de las emociones–; “lo que hace que nos emocionemos”.

Además de ayudar a autorregularse emocionalmente, la música permite a las personas relacionarse con otras o a mejorar su convivencia con ellas, porque la música es social per se, “hacemos música con otra gente y hacemos música para otra gente”. La música también facilita conocer personas y sentirse partícipe de un grupo, algo muy importante, sobre todo en la adolescencia.

El doctor Oriola recomendó que en la educación formal escolarizada se enseñe a las y los estudiantes, a los futuros ciudadanos, a apreciar la música. “Cuanto más sepan acerca de música, mejor se lo pasarán y formaremos personas más sensibles”.

Y, agregó, que está demostrado que con música los alumnos(as) aprenden mejor. Por ejemplo, la música implica unos procesos matemáticos que tienen que ver con el ritmo, con saber distribuir a lo largo de un tiempo determinado las notas, lo que se hace de forma competencial y práctica con la música, y eso posiblemente tenga una repercusión buena en los resultados en matemáticas. Y escuchando música, muchos estudiantes aprenden a pronunciar bien un idioma diferente a su lengua materna, como el inglés.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

 

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