Octavio Paz: pensador de la identidad que se rehace | A 25 años de su muerte

Mar, 18 Abr 2023
A Paz le preocupó por qué el mexicano es como es en su historia, en su psicología y en su construcción de comunidad
El juego entre afirmación y negación de lo que somos, y recíproca negación y vuelta al anhelo de afirmación, es lo que el poeta-filósofo Octavio Paz captó como ninguno
  • Octavio Paz es rememorado como poeta y ensayista, como diplomático y ganador del premio Nobel.
Por: 
Mtro. Pablo Lazo Briones*

Rememorar es actualizar lo vivido. La vivencia que ha pasado en el tiempo vuelve a presentarse con toda su fuerza cuando se rememora, pero se abre al mismo tiempo a su transformación desde las condiciones del presente. Octavio Paz ha de ser rememorado como poeta y ensayista, como diplomático y ganador del premio Nobel, pero, sobre todas las cosas, como pensador de nuestra identidad narrada en su propia rememoración, una reconstrucción memorística de sus palabras que paralelamente construye y reconstruye la actualidad de lo que somos.

A Paz le preocupó por qué el mexicano es como es en su historia, en su psicología y en su construcción de comunidad. En el que quizá es su ensayo más famoso, El laberinto de la soledad, planteó la soledad del mexicano como un resultado de su relación siempre conflictiva con el extranjero, aunque también como herencia de una tradición que interpreta el amor, la muerte y la religiosidad como experiencias que asume a su propia manera, gozosa y sufriente al mismo tiempo. Cuando interpreta la personalidad del pachuco, o nuestra peculiar celebración socarrona y pendenciera del día de muertos, o bien la forma en que se diferencia el indígena del español, el obrero del burgués, bajo el estigma y el simbolismo de la revolución, lo que quiere alcanzar es una comprensión de cómo nos hemos construido identitariamente en comunidad, y cómo esta comunidad es una entidad colectiva viva y en continua transformación.

Una verdad filosófica distingue tanto la obra poética como la lúcida ensayística de Paz: la identidad, ese yo que nos distingue de todos y todas las demás, sólo se construye mediante el nosotros. Pero no hay simpleza ni equilibrio ya dados de antemano en la relación entre yo y nosotros. Se trata de un doloroso proceso histórico y cultural que tiene lugar mediante una afirmación propia que sólo se logra en la negación de otros, en las heridas dejadas por otros; pero paradójicamente, trágicamente, requiere de la afirmación de esos otros para ganarse el yo. El juego entre afirmación y negación de lo que somos, y recíproca negación y vuelta al anhelo de afirmación, es lo que el poeta-filósofo Octavio Paz captó como ninguno.

Estas ideas no tienen nada de abstracto, Octavio Paz quiso encarnarlas criticando una forma de cultura y de política totalitarias, y buscando las vías del diálogo y la democracia que van más allá de los partidismos, las ventajas de los poderosos o la manipulación del pueblo con ideologías mentirosas. También buscó las formas de expresión poética que plasman el encuentro entre dos como un Eros compartido, entre yo y otro en un conflicto permanente y amoroso, que significa también una iluminación en el lenguaje y de aquello que somos como símbolo del otro.

Rememorar a Octavio Paz es, pues, la retahíla del tejido con que se teje lo que somos, rehacer el entramado del lenguaje que nos describe, nos desnuda y nos rehace, pues sólo en la memoria de lo dicho nos ganamos o nos perdemos.

Pablo Lazo Briones es académico del Departamento de Filosofía en la Universidad Iberoamericana

 

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