#OPINIÓN 11-M: ¿Derrotados por la Democracia?

Vie, 8 Mar 2024
Académico del Departamento de Estudios Internacionales hace un repaso por los atentados de hace 20 años en España y su relación con la Guerra con Irak
  • Foto: Especial

Por: Dr. Erasmo Zarazúa

Los Estados Unidos, Reino Unido, España y otros países más formaron una coalición que atacó a Irak en la primavera de 2003. España, que no tenía nada que ver, justificó su intervención, ya que el entonces gobierno iraquí era una amenaza para sus vecinos y los países occidentales; esa fue la explicación de José María Aznar: era la oportunidad para que España figurará con las grandes potencias y cooperara en asuntos internacionales de mayor calibre, ya no sólo ayudando en asuntos menores de comunicación, logística o como base, esta vez siendo parte del frente de batalla.

España venía de una racha de crecimiento, de una racha de estabilidad, de una racha de mejoras, el PP había hecho muchos cambios que favorecieron al país desde finales del siglo XX, se creyó en que debía darse un paso más allá.

La sociedad española, como no se había visto antes, se lanzó a las calles a protestar y a oponerse a las acciones del gobierno, más en específico del Partido Popular (PP). Pero el gobierno no escuchó a su población, falto a la democracia, y continuó en la alianza bélica.

Casi un año después, las Elecciones Generales se celebrarían, Rodríguez Zapatero candidato del PSOE, tomó más fuerza con el rechazo a la “Guerra” y la promesa de sacar al ejército español de Irak, además de terminar con la alianza, si era elegido.

El jueves 11 de marzo de 2004, entre las 7:36 y 7:40 am, detonaron 10 artefactos explosivos en diferentes trenes y estaciones. Madrid y España vivieron el peor atentado de su historia nacional y de todo el continente europeo.

Inmediatamente se acusó a ETA de lo acontecido, el gobierno del PP, se supo con posterioridad, presionó para que eso de difundiera en los medios, y el mismo gobierno sólo admitía esa como respuesta, pero conforme pasaba el tiempo surgía y se reforzaba otra versión.

Para el sábado ya había medios internacionales como Le Monde que apuntaban la participación de Al Qaeda. Se encontró una grabación donde ese grupo se responsabilizaba, y para la madrugada del domingo, el Ministro del interior da la noticia de que así fue, y el representante de dicha organización en Europa asumía la autoría de los atentados.

El actuar del gobierno Popular y la responsabilidad de Al Qaeda del atentado, como respuesta a la participación de España en Irak, dio como resultado que el PSOE ganara las Elecciones Generales.

¿Es España el derrotado occidental de la “Segunda Guerra del Golfo”? Sí, si tomamos en cuenta que es una “guerra contra el terrorismo” y no se siguen las tradicionales reglas de la guerra. España no se retira por libre elección, sino que es presionada para hacerlo por el terrorismo. También tomemos en cuenta que no está dispuesta en participar nuevamente en empresas parecidas, es decir no se necesita estar destruido, ya que un grupo terrorista no causaría el daño que otro Estado en una guerra; simplemente ya no tiene impulso de combate o de participación directa por temor a represarías de los grupos extremistas.

El terrorismo, como su nombre lo dice, busca difundir el terror, el miedo, el temor y coaccionar de esa manera. Mientras España atacaba a las fuerzas militares iraquís de una manera tradicional, los terroristas atacaron a España como lo saben hacer, con atentados, pero estos últimos no tuvieron la suficiente atención o cuidado para ser evitados, ya que los diferentes niveles y perspectivas de la seguridad en la post Guerra Fría no fueron utilizados, más que el aspecto militar para las autoridades españolas.

Una vez perpetrados los atentados, aunado al actuar del gobierno Popular, dieron como resultado que la sociedad diera su voto a favor (voto de castigo) de quien apoyaba la salida de Irak y la ruptura de la alianza, es decir la democracia abrió el camino para el cambio de gobierno por uno que al final de cuentas cumplió con las demandas no directas de los terroristas que era sacar del escenario a España, quitando un aliado a en la “Guerra contra el Terrorismo”.

La mayoría de la sociedad española no aceptaba la intervención en Irak y el gobierno hizo caso omiso; a su tiempo, la democracia haría justicia a la voz popular, pero con el gran empujón que produjo el terrorismo. Lamentablemente, viéndolo desde el Realismo Político, los países occidentales democráticos tienen este punto débil, los grupos terroristas o los Estados autoritarios no “pierden su tiempo” o se ponen en “riesgo” en una elección donde se cambie de política o acción.

Desafortunadamente, la democracia no sólo le dio voz a la sociedad española, sino que cumplió los deseos del grupo terrorista, España inmediatamente rompe sus compromisos con la alianza y saca a su ejército de Irak, además esto provoca aún más críticas a la casi nula legitimidad (y nula legalidad) de la acción bélica emprendida por Bush.

Londres sufrió atentados en sus sistemas de trasporte urbano, metro y buses, ligados a su actuar en Irak y Afganistán, además por haber ganado la sede de los Juegos Olímpicos de 2012, pero no dejó de ser aliado de EE.UU. ni sacó a su ejército del campo de batalla, es decir, sufrió el golpe, pero continuó (hasta 2010 que comenzó a retirase), cosa que España no hizo y lo podríamos considerar como fuera de combate, o sea, perdió la batalla.

España quedó con un gobierno nacido, no del voto a favor, sino del voto de castigo, esto en la democracia clásica no está contemplado, creando problemas de legitimidad y de operación política, ya que accede al poder alguien que no está calificado, sino que no fue tan desagradable como su oponente, además España con el tiempo entró en problemas económicos y sociales, sumando esto a la crisis global del 2008 nos dio como resultado la situación nada favorable para ese país durante los siguientes años, que acabaron rompiendo el duopolio del PP y el PSOE. Hoy seguimos hablando de crisis política y económica en España.

El Dr. Erasmo Zarazúa es académico del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

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