OPINIÓN | Las y los migrantes aportan fuerza, dinamismo e innovación a su lugar de llegada

Vie, 16 Dic 2022
La Dra. Liliana Meza González considera que las personas migrantes son más propensas a emprender y a tener éxito en los proyectos que inician
Las y los hijos de inmigrantes sobresalen en los sistemas educativos por su buen desempeño
  • Muchos estudios enfatizan el buen estado de salud con el que llegan las y los inmigrantes a las sociedades receptoras. (Foto: Pixabay)
  • La llegada de personas migrantes se asocia con el surgimiento de nuevas y más variadas expresiones artísticas y culturales. (Foto: Pixabay)
Por: 
Dra. Liliana Meza González*

El 18 de diciembre se celebra en todo el mundo a las personas migrantes, no solo por solidaridad con ellas, sino porque también generan beneficios tangibles e intangibles en las sociedades receptoras, a pesar del rechazo que muchas veces acompaña su trayecto.

Las personas migrantes son generalmente las más motivadas para salir adelante en sus sociedades de origen; las más fuertes (tanto física como emocionalmente) y las de mejor salud. Las personas migrantes son más amantes del riesgo que sus contrapartes nacionales, y por ello son más propensas a emprender y a tener éxito en los proyectos que inician, cuando se comparan con otros grupos poblacionales que no emprenden un proyecto migratorio.

Se habla de hecho de una “selección positiva” de las personas migrantes. Por ejemplo, hay evidencia de que los ingresos promedio de las personas migrantes sobrepasan, en muchas ocasiones, los ingresos promedio de las personas nativas en las sociedades receptoras. Ni qué hablar de la mayor propensión al emprendedurismo de las y los migrantes, y de las dinámicas económicas que éste promueve. Hay también evidencia de que las y los científicos extranjeros producen más investigación que sus colegas nacionales, y que se generan muchas más patentes en donde hay una alta proporción de personas extranjeras (siendo precisamente las personas extranjeras las que resultan más exitosas en esa generación).

Asimismo, hay muchos estudios que hablan de la paradoja de la salud de los grupos migrantes, en donde se enfatiza el buen estado de salud con el que llegan las y los inmigrantes a las sociedades receptoras, lo que los hace especialmente atractivos para los trabajos más duros. Más aún, en sociedades envejecidas, la migración trae consigo juventud y, con ella, oportunidades para aumentar el crecimiento económico y los recursos para las pensiones y otros gastos asociados al envejecimiento de la población.

Pero no sólo las personas recién llegadas traen consigo beneficios a los países de acogida. Sus hijas e hijos sobresalen en los sistemas educativos por su buen desempeño, lo que nos habla de las mayores posibilidades que tienen las y los migrantes de segunda generación de salir de situaciones de pobreza y precariedad que caracterizan, muchas veces, las vidas de las familias de donde provienen. En materia cultural, la llegada de personas migrantes se asocia con el surgimiento de nuevas y más variadas expresiones artísticas y con un multiculturalismo que promueve la diversidad cultural.

Todo lo anterior contrasta fuertemente con los discursos antiinmigrantes en muchos de los países receptores, y con las políticas de contención de llegada de migrantes que ponen en marcha la gran mayoría de las sociedades receptoras. Ante esta situación, vale la pena preguntarnos, ¿qué explica el rechazo a los grupos migrantes, si hay evidencia más que contundente que nos confirma los beneficios que esta población genera en los países de destino?

En primer lugar, debemos decir que, en un contexto de lucha por recursos escasos, a las personas migrantes se les considera como competidoras. En muchas ocasiones, esta visión limitada de la economía no toma en cuenta que los grupos migrantes pueden generar dinámicas de generación de recursos que enriquezcan no solo a sus familias sino a la sociedad en general.

En segundo lugar, la llegada de migrantes perjudica a las y los trabajadores que compiten con ellos; es decir, a quienes comparten características similares como el nivel educativo y la edad, y quienes salen perdiendo en estas circunstancias pueden organizarse para, con los medios de comunicación, generar campañas de rechazo a quienes acaban de llegar. Finalmente, debemos reconocer que en los países receptores permean la xenofobia y el racismo, y esto permite que las expresiones antiinmigrantes tengan eco en las sociedades de acogida.

En este 18 de diciembre, reflexionemos sobre la riqueza que se asocia a la llegada de personas distintas, y abramos el corazón a la diversidad y a la otredad, pues ellas nos permiten mejorar como seres humanos.

*La Dra. Liliana Meza González es Coordinadora de la Maestría en Estudios sobre Migración de la Universidad Iberoamericana

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