#OPINIÓN Política exterior feminista, en favor de migrantes mexicanas en EU

Mié, 15 Dic 2021
Esta mirada es pertinente y relevante porque permite visibilizar y desarrollar acciones consulares y diplomáticas para atender distintos tipos de desventajas de este sector en específico
  • Suecia se convirtió, en 2014, en el primer país en adoptar una política exterior feminista.
Por: 
Cynthia Prida, egresada de la IBERO y miembro del Servicio Exterior Mexicano

Suecia se convirtió en 2014, en el primer país en adoptar una política exterior feminista con la intención de colocar a las mujeres y a las niñas en centro de las decisiones en materia de política exterior. Francia, Canadá y México también han adoptado una política exterior feminista, como un tema de defensa de los derechos humanos y atendiendo al robusto cuerpo de investigación que demuestra que promover una participación igualitaria de mujeres y hombres, propicia sociedades más prósperas y pacíficas[1].

Para México, la política exterior feminista es pertinente y relevante porque entre otras virtudes, permite visibilizar y desarrollar acciones consulares y diplomáticas que atiendan los distintos tipos de desventajas que viven las mujeres migrantes mexicanas y con ello, apoyar el avance socioeconómico de todas las comunidades migrantes mexicanas en Estados Unidos. Actualmente, viven en ese país, cerca de 6 millones de mujeres mexicanas de primera generación y más de 16 millones de segunda y subsecuentes generaciones.

Las mujeres inician su experiencia como migrantes indocumentadas en situación de desventaja con respecto a los hombres. Las deudas que contraen con las guías o polleros en los cruces son mayores para las mujeres: el costo promedio de cruce por hombre asciende a $3,783.00 dólares, mientras que para las migrantes equivale a $4,191.00[2]. En siete de cada diez casos, las mujeres son agredidas con algún tipo de abuso sexual durante su intento de internarse a Estados Unidos[3]. En Norteamérica, la mayoría de las víctimas de tráfico humano son niñas. De cada tres víctimas menores de edad, dos son niñas y del total de personas traficadas, el 80% son mujeres[4].

En el ámbito académico, las hispanas registran los niveles más bajos que cualquier otro grupo en Estados Unidos, con excepción de los hombres hispanos, pero sus salarios en todos los casos son inferiores. Es decir, las latinas en Estados Unidos padecen una intersección de género y etnicidad: en promedio perciben 78 centavos por cada dólar de lo que ganan los hombres blancos estadounidenses y 90 centavos de lo que ganan los hombres latinos;[5] incluso las latinas que tienen escolaridad profesional o posgrado perciben en promedio solo el 61% del salario de los hombres latinos[6].

La violencia contra las mujeres perpetrada por sus parejas afecta más a las mujeres mexicoamericanas que a cualquier otro grupo de mujeres en Estados Unidos. Las estadísticas muestran que para las migrantes de primera generación las tasas de violencia doméstica son similares a las de las estadounidenses blancas (20%) pero en las segundas generaciones se incrementa a 30%.

En 2018, la población nacida en EU que vivía en hogares con jefatura de hogar mexicana, se conformó por una mayor proporción de mujeres (52.7%) que de hombres (47.3)[7]. Cabe destacar que cerca del 50% de las madres hispanas son jefas de familia en hogares monoparentales,[8] por lo que difícilmente cuentan con habilidades, recursos, preparación académica y tiempo para apoyar a sus hijos en la realización de sus tareas escolares y guiarlos para que accedan a las universidades.[9] Esto incide negativamente en el avance socioeconómico de la mitad de los niños y jóvenes de nuestras comunidades en el exterior.

Asimismo, las hispanas observan las tasas de embarazos adolescentes más alta que cualquier otro grupo de mujeres en Estados Unidos. El 53% de las hispanas se embarazan antes de los 20 años.  En California, las latinas tienen una incidencia seis veces mayor a tener hijos durante la adolescencia que las jóvenes blancas estadounidenses,[10] lo cual es pernicioso, dados sus índices de pobreza y por carecer frecuentemente de redes familiares de soporte para el cuidado de sus hijos.

El listado de desigualdades de género de la población migrante, es mucho más extenso y en ocasiones difícil de visibilizar. La posición que tienen las mujeres migrantes como el vínculo más tangible con las nuevas generaciones de mexicanos, las proyecta como actores centrales de cualquier estrategia para apuntalar el futuro de las comunidades mexicanas en Estados Unidos.

Una política exterior feminista tiene el potencial de contribuir a dilucidar más vías para promover la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres migrantes, apoyar la transformación de las relaciones entre los géneros y reforzar el papel que tienen las mujeres como sujetos de desarrollo de las comunidades mexicanas en el exterior.

Referencias:

 

[1] Gupta, Alisha Haridasani, The New York Times, 21 de julio, 2021. https://www.nytimes.com/2020/07/21/us/sweden-feminist-foreign-policy.html

[2] Serrano Herrera, Carlos y Jaramillo Benítez, Carlos (2018) Anuario Migración y Remesas. Secretaría de Gobernación, Consejo Nacional de Población, BBVA.

[3] Izcara, Pedro (2017) Prostitution and Migrant Smuggling Networks Operating between Central America, Mexico, and the United States.

[4] Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (2014)

[5] Institute for Women's Policy Research (2017) Table 3: Median Weekly Earnings for Female and Male Workers, by Race and Ethnicity for Broad Occupational Groups (Full-Time Workers Only)

[6] Anuario Migración y remesas BBVA 2021

[7] Anuario Migración y remesas BBVA 2020

[8] Gándara, Patricia (2015) “Cumpliendo el sueño americano: las latinas en Estados Unidos 2015: La iniciativa de la Casa Blanca para la excelencia educativa de los hispanos”.

[10] Oficina de Salud reproductiva (2015) Departamento de Salud de Estados Unidos de América.

 

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