Por: Dalia Morquecho Teniza, colaboradora del Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas (PIAI) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

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En los entornos urbanos es común suponer que los recursos naturales son inagotables, sin embargo, esta percepción no es cierta, y la discusión en torno al agua ha adquirido una importancia significativa en México. Asimismo, la crisis hídrica en la Ciudad de México ha sido objeto de una extensa cobertura mediática debido a, entre otras razones, el elevado número de personas que requieren agua. Así, el Observatorio de Conflictos Socioambientales de la IBERO (ocsa) ha detectado 51 conflictos hídricos que necesitan atención urgente y visibilización ante la sociedad.

A nivel global, México es considerado uno de los países con mayores desigualdades en cuanto a disponibilidad de agua por persona, además de enfrentar estrés hídrico[1] en varias regiones. La combinación de factores, como el crecimiento poblacional, el incremento de áreas urbanas y la migración hacia ciudades más céntricas, ejerce una presión creciente al respecto.

El concepto agua puede entenderse desde distintas perspectivas y, para cada una de ellas, los paradigmas cambian. A comienzos de la década del 2000, el agua era considerada solo como un recurso natural, pero hoy tiene connotaciones políticas influidas por las divisiones partidistas y las disparidades geográficas en el territorio nacional.

Algunas personas consideran que el agua, como derecho, se queda solo en la parte discursiva, en donde lograr su goce pleno y un saneamiento de calidad puede llegar a apreciarse únicamente en las grandes urbes y en los países desarrollados. Ello se debe en parte a una responsabilidad compartida entre los sectores que detentan el poder y, por otra, la falta de infraestructura e inversiones adecuadas de los gobiernos (Pacheco, 2014; Schiaffini-Aponte et al., 2024).

Al ser un recurso cada vez más limitado, los conflictos relacionados con su uso y distribución son inevitables, los cuales surgen por intereses en juego tales como proyectos privados y públicos que compiten por el acceso al recurso. Entre los actores involucrados, se encuentran gestores regionales del agua, empresas de la industria hidráulica, grandes compañías y usuarios domésticos, así como las personas más afectadas por proyectos de extractivismo hídrico: hay 23 casos registrados en el ocsa en donde quienes se oponen son ejidatarias, campesinas o comuneras (Periodo 2017 a 2022).

El activismo por la defensa del agua

El Centro de Desarrollo Agropecuario ac (Cedesa) enfatiza el papel crucial de la organización comunitaria en el desarrollo de soluciones frente a la contaminación del agua y otros problemas ambientales. Este centro está conformado por personas de más de cien comunidades indígenas de los municipios de Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión, San Luis de la Paz, San Miguel de Allende y San Felipe, todos ubicados dentro de la Cuenca de la Independencia (ci) en el estado de Guanajuato.

Los trabajos comunitarios de Cedesa han contribuido de manera significativa a la construcción de una identidad común, vinculada al territorio de la cuenca, así como a la posterior formación de la Coalición en Defensa de la Cuenca de la Independencia (Codecin), que reúne a ocho entidades comunitarias.[2] Asimismo, su alianza con grupos de académicos resultó muy valiosa, ya que facilitó las labores de organización para que las comunidades antes mencionadas —y otras— llevaran a cabo movilizaciones.

En 2017, la Codecin, junto con el Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), organizaron un diplomado con el fin de ampliar la comprensión de estudios científicos enfocados en la región y así adquirir información nueva sobre toxicología; además de la colaboración en la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (anaa) y en el Tribunal Permanente de los Pueblos, en el que se llevó a cabo la pre-audiencia «Devastación del Recurso Hídrico Nacional». En el “Toxitour” participaron también colectivos de las regiones denominadas “infiernos ambientales”, quienes buscaban llamar la atención de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Ambientales (Semarnat) para encontrar soluciones a las problemáticas socioambientales.

El ocsa ha compilado un gran número de información relacionada con el movimiento por la defensa del agua, como la nota que da cuenta de la lucha de la Caravana por el agua y el ecologismo de los pueblos, en donde se visibiliza la unión de ocho estados del país en contra del despojo, el robo de agua y la acumulación capitalista.

¡Obtén más información en el sitio web: https://ocsa.ibero.mx/!

Referencias:

• Pacheco Vega, R. (2014). Conflictos intratables por el agua en México: el caso de la disputa por la presa El Zapotillo entre Guanajuato y Jalisco. Argumentos, 27(74), 219-257.
• Tagle, D., y Caldera, A. R. (2013). Agua, conflictos redistributivos y gobernabilidad: el caso de León, Guanajuato. En: Felipe Alba Murrieta y Lourdes Amaya Ventura (Eds.), Estados y ciudadanías del agua: ¿cómo significar las nuevas relaciones? (pp. 219-246). México: uam-Cuajimalpa.
• Martínez Delgado, G. de la L. (n.d.). Una experiencia de desarrollo comunitario en la Cuenca de la Independencia. Conahyct. https://conahcyt.mx/una-experiencia-de-desarrollo-comunitario-en-la-cuen...
• Schiaffini-Aponte, R., Soto-Ramírez, M., Pérez, M. A. V., y Linares-Fleites, G. (2024). Del estrés a la escasez hídrica: su impacto en la paz y el desarrollo global. Revista Latinoamericana de Derechos Humanos, 35(1).
• onu (2021). El valor del agua. Informe mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos 2021.