Pepe Ávila del Pino, el egresado Ibero que dirigió la fotografía en ‘House of the Dragon’
Pepe Ávila del Pino confiesa que no sabe si es amor lo que siente por el cine, pero desde la niñez tenía una necesidad irrefrenable de contar historias. Durante sus años de primaria, los lunes le decía a sus amigos que la noche anterior había visto una película en Canal 5, la cual en realidad no existía, y eso le daba la oportunidad de inventar su propia trama y de tener una audiencia que escuchaba atenta su relato.
¿Qué pensarán ahora esos ex compañeros del colegio sobre el niño que pasó de contarles películas inventadas a dirigir la fotografía del último episodio de “House of the Dragon”, la serie más vista de HBO Max en 2022, con una media de 29 millones de espectadores por capítulo, sólo en Estados Unidos?
Quizá no lo sabías, pero el cinematógrafo encargado de los episodios 2, 3 y 10 de la famosa precuela de “Game of Thrones” es egresado de la licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana y también ha sido director de fotografía de series como “Quarry” (HBO, capítulos del 1 al 8), “Ozark” (Netflix - Temporada 1, episodios 1 y 2), “The Deuce” (HBO, episodio piloto), “Mrs. America” (FX, episodios 3 y 4) e “Impulse” (YouTube Red - Temporada 1, episodio piloto).
Su carrera en el cine incluye películas como “Worth”, con Michael Keaton y Stanley Tucci y “The Kindergarten Teacher”, con Maggie Gyllenhaal, que fue elogiada por la crítica y por la cual la Directora del filme, Sara Colangelo, ganó el premio por Dirección Dramática en el Festival de Sundance. Pepe también fue director de fotografía de los cortos: “I Don't Say Goodbye, I Say See You Soon” (Brasil, 2013), “Semele” (Chipre, 2014) y "Dahdi" (Singapur, 2014), el cual resultó ganador del Singapore International Film Festival en la categoría Best Southeast Asian Short Film.
Sobre su historia de vida, el momento en el que descubrió que quería dedicarse al cine, la razón por la que decidió cursar su licenciatura en el Departamento de Comunicación de la Ibero, su experiencia como estudiante, la transición que lo llevó a trabajar en Hollywood y su opinión sobre la labor de otros cinematógrafos mexicanos como Guillermo Navarro, Emmanuel Lubezki y Rodrigo Prieto, conversamos con Pepe Ávila del Pino.
¿Cuándo surge tu amor por el cine?
Pepe: No tengo claro un momento preciso, fue como una lenta evolución de cuenta-cuentos que a la distancia parece obvia (¡tampoco tengo claro que sea amor!), pero sé que desde muy chico me gustaba contar historias. Andaba por la escuela contando mentiras sobre aventuras que nunca había vivido, y llegó al punto en el que los lunes me inventaba una película.
Yo decía que la habían pasado en Canal 5 la noche anterior, obviamente nadie en mi escuela había visto la inexistente película y eso me daba la libertad de hacerla como yo quería y de tener una audiencia. Nadie iba a escuchar mi guión, pero sí una película que se perdieron, o que creían que se habían perdido.
Más tarde, como a los 11 años cuando alguien me comentó que mentir era ‘un pecado’, pensé que entonces sería mejor escribir y dibujar mis historias. Hacía historietas, cuentitos, personajes y paisajes que contaban algo, pero fue una tarea, para sexto de primaria en la que teníamos que hacer un video, la que me conectó con el cine.
Hice una copia de los comerciales de “La Sección Amarilla” de ese entonces, utilizando una profesión o servicio (clases de ballet) y el segmento de alguna película (Ace Ventura en tutú) para hacer una broma, ahí me di cuenta, de manera intuitiva, del poder de la edición. Dos imágenes distintas conectadas entre sí que arman una historia y generan una emoción que no tienen por sí mismas. Desde ahí empecé a usar más el medio sin saber lo que significaba hacer cine.
¿Cuáles son los primeros recuerdos que tienes relacionados con series, películas o documentales?
Pepe: Tengo muy claro que vi "Superman" (Donner, 1978) con Christopher Reeve dos mil veces entre mis 5 y mis 8 años. Me sentaba frente a la televisión y cuando la película terminaba apretaba el botón de rewind y volvía a verla hasta que mi mamá subía a buscarme; sin embargo, sé que la primera vez que vi "Pulp Fiction" fue cuando pensé en la figura de un director, en la idea de que había alguien detrás de todo eso que quería contar algo y lo quería contar de determinada manera.
¿Cómo llegaste a la carrera de Comunicación y por qué elegiste la Ibero?
Pepe: En los últimos años de preparatoria yo ya tenía claro que quería ser un narrador y creador de historias, un cuenta-cuentos. Ya había hecho más cosas de cine y video, pero dedicarme a eso parecía una meta fuera de mi realidad. No había nadie en mi círculo cercano, ni familiar que tuviera algún contacto con esa industria.
También, el último año de prepa se estrenaron "Y tu mamá también" y "Amores Perros", ambas películas tuvieron una influencia enorme en mi generación, no tanto influencia artística o temática (teníamos 17 años), pero creo que a muchos nos hizo creer con más fuerza en las posibilidades del cine en México.
Aún así, decidí que no quería estudiar cine, no aún; en su lugar, escogí dos caminos: Filosofía en la UNAM y Comunicación en la Ibero. El programa de la Ibero me interesaba justo por su ‘universalidad’. Yo quería experimentar con otros medios que no fueran sólo el cine: había clases de escritura, de literatura, de radio, TV, psicología; además, contaba con un departamento de cine completo y equipado para jugar, aprender y experimentar.
Durante tu época de estudiante, ¿cuál fue el momento en el que dijiste “me voy al cine”?
Pepe: El departamento de cine tenía muchos recursos (un foro, cámaras, luces, etc.) y poca gente que quería usarlos, así que estaban ahí a disposición de unos cuantos. Empecé a realizar cortos desde el primer semestre y poco a poco los hacíamos más grandes, con más recursos.
Al mismo tiempo, empecé a trabajar en una casa productora de comerciales como asistente de producción, de dirección y de edición. No hubo un momento claro, pero cuando terminé y presenté mi corto de titulación yo ya tenía clarísimo que mis esfuerzos creativos se iban a enfocar 100% en el medio del cine.
¿Cómo ha sido el camino para llegar al cine estadounidense en una industria tan competida?
Pepe: Después de graduarme de la Ibero, yo quería empezar a trabajar en la posibilidad de hacer un largometraje, pero un amigo cercano me recomendó el programa de maestría de cine de la New York University (NYU). Lo hice, me dio curiosidad, apliqué, me aceptaron, conseguí becas y apoyos y decidí probarlo por seis meses. Sigo viviendo en Nueva York desde entonces.
En la escuela me hice de una comunidad de cineastas que son con los que trabajo hoy en día; además, fue en la NYU cuando conocí la cinematografía. En el primer semestre todos tenemos que fotografiar el corto de algún compañero. En NYU descubrí el proceso creativo que había detrás de la foto y eso me encantó.
Me fascinó la libertad y la inmediatez, la conexión con lo que sucede enfrente de la cámara. Me llamaron para hacer más cortometrajes, después videos musicales, después una película y el año después de graduarme me invitaron a fotografiar una serie para HBO (“Quarry”).
Actualmente, en Estados Unidos ha sido reconocido el trabajo de mexicanos como Guillermo Navarro, Emmanuel Lubezki y Rodrigo Prieto, ¿eso ha mejorado el camino para las nuevas generaciones de cinematógrafos mexicanos?
Pepe: Sin lugar a dudas el camino que ellos y otros mexicanos de su generación abrieron en Hollywood ha sido para beneficio de los que les hemos seguido los pasos. Para Hollywood y su amor por las etiquetas y las modas, ser Mexicano es hoy un sinónimo de calidad y estilo.
Dada la situación política en Estados Unidos, ¿has sentido alguna vez que ser mexicano pudiera restarte oportunidades?
Pepe: Yo no puedo decir, desde mi posición privilegiada, que se me hayan restado oportunidades por mi nacionalidad u origen; es más, yo he buscado la forma de capitalizar mi condición de mexicano.
Claro que es un caso particular a la industria de Hollywood y muy diferente a lo que muchos compatriotas tienen que pasar y soportar en un país que se niega a incorporar a los hispanos como parte de su tejido social, a pesar de ser el segundo país más grande de hispanohablantes.
Estados Unidos se niega a aceptarse hispano y eso se refleja en actos de discriminación obvios y sutiles, en todos los niveles y en todas las industrias, aunque, por otro lado, la “folklorización” y el “exotismo” de lo mexicano pueden ser elementos atractivos y vendibles en algunos sectores e industrias, incluido el cine.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Pepe: La colaboración, mucha gente tiene que poner su talento, su oficio y sus ideas para que una película o proyecto de TV salga a la luz. Desde el Prop Master hasta el o la directora tiene que haber un flujo de comunicación constante y, más importante, se tiene que lograr una sincronía. Trabajar rodeado de gente con la que se comparten ideas y en donde todos tienen el deseo de hacer el mejor proyecto es un privilegio enorme. ¡Eso es el sueño!
Y, por otro lado, quienes no nos dedicamos al cine, pensamos que los directores de fotografía viajan por el mundo conociendo actores famosos, pero ¿qué hay del lado B? ¿Qué es lo más difícil de la labor de un cinematógrafo?
Pepe: Personalmente, lo más difícil ha sido tener que pasar periodos tan largos fuera de casa; cada serie en la que he estado involucrado ha traído por lo menos 5 meses en una ciudad nueva, un departamento nuevo, un nuevo lugar en donde hacer las compras y una rutina nueva. Significa estar lejos de tu cama, del café de la esquina que tanto te gusta, del cine al que te gusta ir, de la caminata que ya conoces y también implica estar lejos de familia y amigos.
Además, las jornadas son largas; en Estados Unidos un día de filmación son por lo menos 12 horas, más la hora de lunch; es decir, son 13 horas diarias como mínimo. Los lunes, usualmente se empieza a las 6 de la mañana, pero estos horarios de inicio de rodaje se van recorriendo conforme avanza la semana. El martes, se empieza entre 8 y 9, el miércoles a mediodía, el viernes usualmente es un ‘’llamado nocturno ", comenzando a las 4 de la tarde y terminando a las 6 am del sábado.
Entonces, terminas el sábado en la madrugada, intentas dormir el resto del día y el domingo lo usas para hacer todo lo que no pudiste hacer durante la semana, pero hay que dormir temprano porque el lunes tienes que estar en set en la madrugada y este ciclo se repite por meses haciendo que la vida fuera de la filmación sea muy limitada.
¿Cuál es la diferencia entre trabajar en una película y una serie, como por ejemplo “Quarry”, en la cual participaste en 8 episodios?
Pepe: He tenido la suerte de trabajar en proyectos de TV que atacamos como si fueran películas, los pilotos de "The Deuce", "Ozark", "Impulse", "Coyote" fueron preparados con un proceso muy similar al de un largometraje. Junto con el director creamos un lenguaje visual específico para la historia de ese capítulo pensando, claro, en dejar que ese estilo se mantenga para el resto de la serie.
"Quarry" fue como una película enorme, filmamos cerca de 70 días y entre la reproducción y la filmación estuvimos en Nueva Orleans 9 meses; sin embargo, sí existen diferencias. En televisión tienen que existir más consensos entre el director, los escritores y los show runners.
“The Kindergarten Teacher" tuvo un gran éxito entre la crítica y volviste a colaborar con la Directora Sara Colangelo en “Worth", ¿cuáles fueron los mayores retos de estos proyectos?
Pepe: De “The Kindergarten Teacher", aquí sin duda el reto más grande fue trabajar con niños, no porque sea difícil hacerlo en sí (en realidad hacen todo más divertido), pero por cuestiones legales, sólo está permitido trabajar con menores de edad por determinadas horas al día.
Por ello teníamos que planear para trabajar con Parker Sevak (el protagonista) solo 4 o 5 horas y hubo muchas veces que Maggie (Gyllenhaal) tuvo que actuar sin él, contra el vacío, y teníamos que ingeniárnosla para filmar ciertas escenas en pocos emplazamientos y de maneras en las que no se sintiera su ausencia.
En el aula del jardín de niños quisimos filmar casi de manera documental, no había luces ni equipo dentro del salón, todo lo atacamos desde fuera, y no había tiempo para ajustes en la iluminación.
En “Worth” fue un reto encontrar formas de hacer una oficina visualmente interesante y relevante para la historia. El 80% de la película sucede dentro de estas oficinas y queríamos lograr una evolución en el lenguaje que fuera paralelo al cambio por el que están pasando los personajes principales.
Sobre los cortometrajes “Dahdi”, “Semele” y “I Don't Say Goodbye, I Say See You Soon”, los tres son muy diferentes entre sí, empezando por el idioma, ¿cómo te has enfrentado a estas situaciones?
Pepe: Es interesante ver que la manera de hacer cine se ha estandarizado por todo el mundo. Las producciones en China, México o Estados Unidos se mueven más o menos de la misma forma porque la planeación y ejecución tiene que hacerse con precisión de minutos, el sistema está probado durante años, la maquinaria funciona igual en todas partes.
Es por esto y por la naturaleza colaborativa del cine, que trabajar en distintos países y distintos idiomas rara vez significa un proceso de adaptación, quizá alguna herramienta tiene un nombre distinto o las horas y las formas alrededor de la comida varían, pero las producciones en sí son muy similares.
Regresando a la idea de que el cine es en esencia colaboración, se podría pensar que el lenguaje verbal, la capacidad de hablar el mismo idioma es esencial. Pero en realidad, usando imágenes y las mismas herramientas que se usan en todo el mundo, la comunicación es sencilla y rápida, casi en código.
¿Qué representó para ti trabajar con alguien con tanta experiencia como Greg Yaitanes en “Quarry”?
Pepe: Ahora que lo pienso, ocho años después, no sé cómo Greg y los escritores Michael y Graham decidieron contratar a un recién graduado para hacer su serie, pero el proceso fue increíble. Yo, obviamente, no había trabajado en una producción de ese tamaño y la quise filmar como los proyectos independientes que había hecho antes. Eso fue lo que les había propuesto a ellos y lo que les había llamado la atención de mi trabajo y eso fue lo que hicimos.
Greg, desde el inició, apoyó mi visión y mi forma de trabajar, había algunas cosas que yo quería hacer que asustaban un poco a los productores por no ser formas tradicionales de hacer TV; por ejemplo, pedí que los sets que construimos en los estudios tuvieran los techos fijos (usualmente estos se mueven para facilitar la iluminación), pero yo quería que ilumináramos estos sets como si fueran locaciones prácticas y el tener techos móviles iba eventualmente a afectar el estilo. Greg siempre confió en mí y mis ideas y creo que ambos quedamos muy contentos con el resultado.
Sobre “House of the Dragon”, ¿cómo te preparaste para los episodios 2, 3 y 10?
Pepe: Tengo un proceso creativo y de preparación que he usado sin falta en todos mis proyectos, el cual consiste en la preparación de un documento al que yo llamo "lookbook". Después de leer el guión, tengo una plática con el director o la directora para conocer cuál es su punto de vista, sus ideas y sus referencias.
Con estas dos cosas empiezo a hacer una investigación y los primeros bocetos de este “lookbook” --un conjunto de ideas visuales que se convierten en una especie de biblia para mí-- imagino escenas, tonos, movimientos de cámara, pero también, y quizá más importante, intento encontrar el punto de vista de la película o el episodio, y el ancla emocional, ya sea en un personaje o en un tema.
El proceso se siente similar a descubrir o romper un código, en todos los proyectos hay “un algo” por encontrar, esa cosa con la que yo puedo conectar personalmente y como artista. Una vez que descubro eso, sea lo que sea, es mucho más fácil tomar las siguientes decisiones creativas. A su vez, el documento me sirve para comunicarme con los demás departamentos, Dirección, Diseño de producción, todos tienen acceso a esta carpeta y yo la uso para hacer referencias y vender alguna idea.
¿Cuál ha sido tu parte favorita de participar en un proyecto con el impacto cultural y social de “House of the Dragon”?
Pepe: Disfruté mucho los dos extremos: La producción y, un año después, cuando salió a la luz y tuvo una buena recepción en todo el mundo. Los 12 meses que estuve en la filmación de los tres episodios, los sentí como trabajar en un laboratorio creando algo que no terminas de entender completamente.
Día con día, metido en un proyecto en el que colaboraron miles de personas, con la mirada en la historia y el mundo que se está creando. En esos momentos nunca piensas en esa serie que va a ver el mundo, simplemente estás intentando crear una historia, buscas la manera de contarla de la mejor manera y cargarla de emociones relevantes y todos en el equipo de producción están haciendo lo mismo. Se vuelve una burbuja en donde te olvidas de la audiencia.
Y casi un año después de terminar la filmación, cuando finalmente se estrena, te das cuenta que tu trabajo está ahí, que cuenta algo, que emociona y que lo ven y aprecian miles de personas alrededor del mundo. Es una pequeña recompensa que nunca buscaste. Una grata sorpresa.
Finalmente, ¿qué le recomendarías a las nuevas generaciones que buscan dedicarse al cine?
Pepe: Les diría que es una industria difícil, competitiva, con jornadas laborales larguísimas, que además es difícil para las relaciones personales y la salud física y que en realidad no hay nada glamuroso alrededor del cine.
Sin embargo, si tienen la necesidad de contar historias, y eso es lo empuja el deseo de hacer cine, que usen las herramientas que hay hoy para lograrlo, desde la cámara del teléfono hasta los softwars que vienen incluidos en las computadoras personales, que dibujen, escriban, graben y que busquen una forma personal de comunicar lo que quieran contar.
Y claro, que si tienen la oportunidad de trabajar en un set de filmación que la tomen, la experiencia en set, en cualquier posición, es invaluable para entender que el cine, a diferencia de muchas otras disciplinas artísticas, sólo se puede lograr en conjunto, colaborando, convenciendo y enamorando a tus equipos.
¿Te imaginabas lo que hay detrás de la labor de un director de fotografía? Te recordamos que el Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana ofrece la licenciatura en Comunicación, así como una maestría en Comunicación, una maestría en Cine y un doctorado en Comunicación. Con relación a los laboratorios que mencionó Pepe en la entrevista, la universidad cuenta con un foro de grabación y con cámaras que las y los alumnos comienzan a utilizar desde primer semestre, así como con un estudio de cine y un estudio de grabación musical.
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Por: Laura Herrera Camarillo
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