Diversas personas en el mundo, ante el confinamiento obligado por la pandemia de COVID-19, lograron conservar sus empleos -e ingresos- al poder migrar sus actividades laborales a un esquema de trabajo en casa.

Esa gente logró, entre otros beneficios del home office, librarse de horas desgastantes en el tráfico al transportarse del hogar a la oficina, por lo que ahora, a meses de haber regresado a la presencialidad, dos académicos están interesados en saber si ‘¿COVID-19 ha establecido las condiciones para una adopción generalizada del trabajo remoto híbrido?’.

A través de este proyecto, los doctores José Alberto Lara Pulido, director del Centro Transdisciplinar Universitario de Sustentabilidad (CENTRUS) de la IBERO, y Adán Martínez Cruz, de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, están indagando las preferencias que tienen las personas empleadoras y empleadas respecto a trabajar algunos días en la oficina y otros en casa.

También están averiguando si las decisiones del teletrabajo las toman la parte empleadora o la trabajadora, si es una negociación entre ambas y cuántos días de teletrabajo semanales son los que prefiere cada cual.

En este momento en que la investigación va a la mitad -concluirá a finales de 2023-, los docentes han encontrado que el teletrabajo gusta tanto a personas empleadoras como empleadas y, se vislumbra, que se prefiere una regla generalizada -por ejemplo, trabajar en casa dos días a la semana-, es decir, que sea para todas y todos los colaboradores de una empresa o institución, no que se trate de acuerdos individuales.

Las personas empleadoras quieren tener la potestad de decidir las condiciones del teletrabajo y, por otra parte, están dispuestas a dar a cada empleada y empleado 75 pesos por cada día de trabajo en casa –el personal trabajador desea recibir 80-, por el uso de internet y luz en los hogares para realizar actividades laborales.

Ciertamente el teletrabajo evita a las y los trabajadores un desgaste físico y emocional al no tener que hacer traslados de horas en el tráfico, pero a las y los empleadores les preocupa que realmente se pongan a trabajar en sus hogares, hecho que les representa un esfuerzo de monitoreo.

“Hay todo un tema ahí metido en esto del teletrabajo, de cosas contrapuestas en términos económicos, de productividad, de bienestar emocional, de responsabilidades que tiene un empleado también, porque una empresa o institución tiene objetivos y necesita que la gente trabaje para esos objetivos”, señaló Lara Pulido.

‘¿COVID-19 ha establecido las condiciones para una adopción generalizada del trabajo remoto híbrido?’ es una investigación que se realiza en la Ciudad de México, haciendo encuestas a trabajadoras y trabajadores de oficina, en lugares donde hay concentración de personas que se trasladan en transporte público, y en sitios con una gran confluencia de unidades económicas y nodos de trabajo, como Santa Fe, Polanco y el World Trade Center.

Texto y foto: PEDRO RENDÓN