Proyecto Habesha reconoce a la IBERO por ofrecer educación a refugiados

Mié, 3 Abr 2019
La Iberoamericana fue la primera y la única universidad que apoyó con becas a estudiantes sirios cuando inició el Proyecto Habesha
Cada año, 68.5 millones de personas son desplazadas de las cuales 25.4 millones son refugiadas; el 90% se queda en campamentos mientras que sólo 1% tienen la posibilidad del reasentamiento
  • Michelle Manks, senior manager de WUSC, el estudiante Rinas Alahmad y Adrián Meléndez, fundador de Proyecto Habesha (Valentina González/IBERO).
  • En la IBERO se impartió la conferencia 'Educación universitaria en emergencias: la solución canadiense' (Valentina González/IBERO).

El Proyecto Habesha, iniciativa humanitaria internacional, neutral y sin ánimo de lucro que trabaja por el derecho a la educación universitaria de estudiantes sirios que interrumpieron sus estudios por causa de la guerra, planea apoyar a jóvenes centroamericanos reconocidos como refugiados en México para estudiar la universidad.

Desde junio de 2018, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) inició conversaciones con Proyecto Habesha, por tratarse de un modelo exitoso, para que se amplíe esta iniciativa mexicana hacia personas de la región que comparten la misma cultura y el mismo idioma.

“Es un llamado natural para expandir esta labor a las personas refugiadas de Centroamérica o Venezuela ante la crisis regional que estamos viviendo para que tengan los mismos servicios y para crear profesionistas activos para México”, explicó Adrián Meléndez, fundador de Proyecto Habesha, quien participó en la conferencia 'Educación universitaria en emergencias: la solución canadiense' que se impartió en la IBERO.

El abogado, quien trabajó en un campo de refugiados en Irak, Líbano, Afganistán y Pakistán apoyando a personas afectadas por el conflicto armado, señaló que ante el desplazamiento que se registra en la región, México pasó de ser un país de tránsito para convertirse en uno de destino, ya que empezó a recibir a muchas personas que quieren quedarse en nuestra nación.

Así fue como la respuesta de la ACNUR ante esta crisis se modificó. Ya no miraron sólo a los albergues como tradicionalmente lo han hecho, pues buscan soluciones duraderas para pensar en el futuro de las personas que se quedarán en México, en la oferta laboral y educativa que existe para ellos.

“A partir de ese cambio de estrategia es como hemos iniciado pláticas para ver cómo podemos brindar espacios educativos para estas personas refugiadas. Considero que es más importante brindar educación universitaria a las comunidades hondureñas y salvadoreñas porque estamos hablando de miles de personas que han llegado, que se quedarán en México, que tendrán hijos y que crecerán”, dijo Meléndez, quien reconoció a la IBERO como la primera y única universidad que apoyó este proyecto cuando inició, al otorgar becas a estudiantes de origen sirio.

En ese sentido, añadió que existen actores que deberán facilitar el trabajo para que los niños centroamericanos tengan acceso a la educación básica y media superior. Por su parte, Proyecto Habesha estará listo para que tengan la opción de continuar con sus estudios universitarios.   

“Estamos entre la opción de ignorar lo que está pasando y que en los próximos años tengamos más grupos vulnerables o actuar ahora y facilitar el acceso a la educación universitaria para tener en un futuro a más profesionistas. Todo depende de lo que hagamos hoy".

En febrero de este año, México fue elegido, con cuatro votos a favor, como el primer presidente pro tempore del Marco Integral de Respuestas para la Protección y Soluciones (MIRPS), una iniciativa pionera en la aplicación del Marco de Respuesta Integral para los Refugiados (CRRF) y una contribución concreta al Pacto Mundial sobre los Refugiados.

Desde diciembre de 2018, el país se ha pronunciado por una política migratoria en concordancia con el Pacto Mundial de Migración y el Pacto Mundial sobre Refugiados, cuyo eje central sea el respeto irrestricto a los derechos humanos y la promoción de la migración ordenada, segura y regular.

Más estudiantes refugiados en México

Proyecto Habesha quiere replicar el modelo del Programa de Estudiantes Refugiados de World University Service of Canada (WUSC) que apoya a personas refugiadas de 39 nacionalidades y que cada año recibe a 150 jóvenes para que continúen su educación de nivel superior.

“Nos gustaría acercarnos al modelo canadiense. Estamos sembrando la semilla para recibir a muchos más estudiantes de distintas nacionalidades en un programa que queremos que sea de protección, pues no sólo se trata de estudiantes internacionales, sino de personas cuya vida está en peligro o cuyas opciones de desarrollo están limitadas por el contexto en el que viven”, dijo Meléndez.

El próximo año, Proyecto Habesha quiere traer a México a 20 estudiantes refugiados que se sumarían a los 15 que ya se encuentran en el país estudiando en universidades como la IBERO, el ITESO, la Universidad Anáhuac, el Claustro de Sor Juana, la Universidad de Monterrey, la Universidad Latinoamericana Morelia y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

“Queremos despresurizar la cantidad de refugiados a un tercer país en donde puedan tener acceso a derechos como la educación a través de becas universitarias. Por eso, queremos alinearnos con los compromisos del Pacto Global para la Migración y que con el compromiso que mostró México al ser copatrocinador de este proceso lo continúe a través de su cumplimiento en todos sus aspectos como 'caminos alternativos'. Estamos sembrando la semilla para que en 30 años México sea un país de reasentamiento. La IBERO es protagonista con alumnos sirios que estudian en su campus”, añadió.

De acuerdo con datos de la ACNUR, cada año 68.5 millones de personas son desplazadas de los cuales 25.4 millones son refugiados, el 90% se queda en campamentos. Sólo el 1% son reasentados –son trasladados de un país de asilo a otro país que ha acordado admitirles y otorgarles residencia permanente- en donde tienen acceso a empleo e integración.

Valentina González/ICM

 

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