Se puede ser joven, estar en las redes sociales y además tener fe y vivirla de un modo pleno, aseveró la Mtra. Julia Argemí Munar, académica del área de Reflexión Interdisciplinaria de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Julia, para quien la fe cristiana de la Iglesia católica es un pilar muy importante en su vida, escribió junto con su esposo, el Dr. José Sols Lucia, docente del Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO, el libro 'Carta a Inés. La fe de tus padres' --próximo a ser publicado por Herder Editorial, en Barcelona, España.

Ambos coescribieron este texto, como educadores de su hija Inés -de 20 años-, y porque se han dado cuenta de que, a las y los adolescentes y jóvenes de su generación, en esta sociedad hiperconectada y sumida en la globalización, quizá les falta tiempo para para pensar sobre la fe, conocerla, hablar de ella y vivirla.

En esta carta repasan algunos de los temas más importantes en la fe religiosa, por ejemplo, el sentido de la fe --qué aporta a las vidas concretas de las personas--. También repasan: el origen judío de la fe cristiana, la historia del pueblo de Israel, cómo se escribió la Biblia -los Evangelios, el Antiguo y Nuevo Testamento-, la historia de la Iglesia y al final “explicamos lo que es la experiencia espiritual, lo que es el creer, lo que es la experiencia de hacer oración”, detalló el doctor.

En el libro, desde luego se habla de Dios, pero no como alguien que viene de fuera, porque Dios es lo más íntimo de nuestra intimidad, como dice San Agustín, refirió el teólogo Sols, quien agregó que “sin Dios no podemos vivir, porque Él es la fuente de nuestra vida, la fuente de nuestra existencia. Por tanto, no tiene sentido discutir acerca de la existencia o no de Dios; es un falso debate…De lo que debemos hablar es de cómo vivimos la experiencia de la humanidad, cómo nos relacionamos con el origen de la vida, con el sentido de la vida”.

Argemí dijo que también hablan de la importancia que tienen en la fe la Iglesia y la comunidad cristiana. “Para nosotros, la experiencia de la Iglesia son esas personas con quienes compartimos la celebración de la fe…con ellas sentimos que la fe, la fe cristiana, católica, que nosotros vivimos y experimentamos, alcanza su mayor sentido”. Añadió: “Dios es lo más íntimo, la existencia de Dios en nosotros, pero no tiene sentido si no nos damos a los demás, si no lo compartimos, si no vivimos esa fe con los demás”.

Para tratar el origen del cristianismo, los autores hablan de la Biblia. Del Antiguo testamento, explican la historia del pueblo de Israel, su migración a Egipto y posterior huida hacia Canaán -que hoy es Israel y Palestina-.

José Sols precisó que, constituido el pueblo de Israel --con lo que fueron tribus dispersas--, sus habitantes empezaron a considerar que tienen un solo Dios, que es fuente de toda bondad, que les ha dado libertad. Su historia, la narran oralmente, de generación en generación y “como si fuera Dios el que les ha estado acompañando”, porque “para ellos su historia es una experiencia de fe”.

Del Nuevo Testamento, explican el acontecimiento Cristo, es decir, quién fue Jesús de Nazaret, el judío que vivió la experiencia de ese Dios de Israel y que habló del Reino de Dios. Jesús es el hijo de Dios, la palabra de Dios, una forma de decir que lo que trae viene de Dios. Y el anuncio del Reino de Dios es la utopía de un mundo donde todos los derechos de todos son respetados, donde la dignidad de todos, sin excepción, es respetada.

El teólogo abundó que se les llamará cristianos a quienes sigan a Jesús, a quien mataron en cruz, porque vivimos en un mundo en el que unos nos matamos a otros. “Y entonces, cuando Dios expresa su amor en un mundo en el que hay odio, que hay cruz, en el que hay guerra de Ucrania, que hay campos de concentración, guerra de Yugoslavia, de Vietnam, en el que hay explotación, ese amor sólo se puede expresar poniéndose en el lugar del sufrimiento, y ese lugar es la cruz”.

Toda esta historia del cristianismo, la historia de la salvación, no tendría sentido sin la oración, porque la relación con Dios pasa también por la oración. A la fe, que es un don, un regalo --pues no se tiene fe por decisión propia, señaló Argemí--, la acompaña la oración, “ese Dios que te habla en tu interior y a quién tú puedes hablar también”. Pero, aclaró: “no hay fe sin amor y sin libertad. A partir del amor y de la libertad es donde encontramos el sentido de nuestra fe y el sentido de nuestra vida”.

PEDRO RENDÓN

Leer el artículo Benedicto XVI, mejor papa que prefecto, de la autoría del Dr. Sols.