Yoko Ono es una persona increíble, alguien que hace más de 70 años desafió al orden patriarcal y machista japonés. Pero antes hay que decir que su vida quedó marcada desde niña por las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Ella fue la primera mujer matriculada en la facultad de filosofía en la universidad en que inició estudios universitarios en Tokio.

Ella se abrió paso en el mundo del arte vanguardista en Nueva York. Con sus estudios musicales de alta escuela fue socia creadora junto a músicos experimentales como John Cage, David Tudor y Morton Feldman. Después, con su esposo John Lennon, fue coautora discográfica en la música rock. 

En las artes visuales fue parte de movimientos artísticos que buscaban trasformar el arte en un producto anticapitalista, no atesorable o coleccionable, abiertamente participativo, y con resoluciones de acuerdo con la situación de contexto donde se generaba la pieza. Siempre y desde un principio con el tema de la mujer liberada.

Después, con su tercer esposo John Lennon, literalmente formaron un comando estratégico -equitativo- que poetizó con su arte visual-musical las protestas contra la Guerra de Vietnam, dando a su mensaje pacifista un alcance global. Pero también marcharon codo a codo con activistas, intervinieron en muchas protestas, y cobijaron muchas causas sociales y filantrópicas, siempre en favor de la paz y de los más vulnerables y excluidos de la sociedad. A tal grado irritaron al gobierno de Nixon, que éste les hizo terrorismo de Estado. Nadie se hubiera imaginado que esta pareja -en la persona de John- le ganaría un torcido juicio de extradición al gobierno de Estados Unidos, algo que nadie había logrado.

Finalmente, ya que hablamos de la pareja, dicho en varios momentos por el propio ex-Beatle, Yoko lo convirtió de machista a feminista, de juvenil golpeador de mujeres a nunca más violentador de género, y de rey de la casa a corresponsable 50-50 en el hogar. Y no sólo eso, sino que estuvo con él cuando se arrepintió públicamente ante el mundo de su pasado machista. Sean Lennon es el fruto de su amor.

En suma, con toda su humana condición falible, una mujer extraordinaria, adelantada a su tiempo, y que perdura en las luchas sociales y en el arte de hoy.

*José Antonio Farías Hernández está adscrito a la Dirección de Acción Social de la Universidad Iberoamericana