#ANÁLISIS Quinto Informe: rescatar algo para evitar el fin del mundo
El primero de septiembre, poco después de las cinco de la tarde, el subsecretario de Enlace Legislativo y Acuerdos Políticos de la Secretaría de Gobernación, Felipe Solís Acero, entregó el Quinto Informe Presidencial, al parecer, improvisadamente, pues no recordó el nombre de la persona a quien se lo dio, Mauricio Farah Gebara, secretario general de la Cámara de Diputados.
No fue el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien entregó el informe, como se había hecho desde el segundo año de la administración de Felipe Calderón Hinojosa.
A partir de las reformas al artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Mexicanos, el primer mandatario dejó de estar obligado a asistir a la apertura de sesiones del Congreso para leer el informe. El cambio de última hora, y la aparición de Solís Acero, se debió a los desacuerdos entre partidos políticos que dentro de la Cámara impidieron la rotación de la Mesa Directiva del Senado, en una disputa por permitir o no el pase automático del procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade, a fiscal general de la República por un lapso de 9 años.
Pero, más allá de este ‘pequeño inconveniente’, lo importante a resalta aquí es que a un año de finalizar su administración, el presidente Enrique Peña Nieto se esfuerza por presentar a sus gobernados aquello que desde su punto de vista ha sido lo mejor de su mandato.
Como la gran mayoría de los gobernantes, y él no parece ser una excepción, está consciente de que su periodo presidencial pasará a la historia, para bien o para mal, por lo que intenta presentar un saldo positivo, pero sobre todo asegurar que México no debe cambiar el rumbo que ha escogido y que lo lleva con paso seguro al desarrollo, frente el retorno al pasado representado por el proyecto del candidato a vencer en 2018, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador. De ahí el tono con sabor a cierre de administración que tuvo este mensaje presidencial. Las elecciones están muy cerca y no había tiempo que perder.
Los hechos
Primero, durante la entrega del documento, personas inconformes con los resultados obtenidos por Peña Nieto se apostaron a la entrada del recinto legislativo para protestar por cuestiones no resueltas, entre ellos padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos desde la noche del 26 de septiembre de 2014; un grupo de jubilados del IMSS y organizaciones sindicales.
Al día siguiente, cuando el presidente Peña leyó una pequeña síntesis de su informe, integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) marcharon para mostrar su inconformidad en torno a la reforma educativa, uno de los temas centrales del discurso presidencial. Lo anterior se dio en el marco de lo que se llamó ‘Jornada Nacional de Protesta contra el Quinto Informe de Gobierno’.
Segundo, como ya se ha hecho previo a otros informes, los spots en radio y televisión resaltaron reiteradamente lo que la administración federal considera logros suyos. En esta ocasión, fue el mismo presidente quien dialogó con las y los gobernados, para hacerlos contar su historia, para luego asociarla con lo hecho durante su administración “porque lo bueno cuenta y queremos que siga contando”. En los mensajes se le ve relajado, contento, satisfecho con lo conseguido. Seguro que esa es la imagen que quiere legar para la posteridad.
Tercero, los spots le dieron oportunidad durante su discurso para hacer referencia de los avances que en su administración han recaído directamente sobre la gente, darles cuerpo y rostro. Mejor aún, invitarlos a escuchar su lectura para que al momento de mencionarlos pudieran ser enfocados por las cámaras.
Los temas
Cinco fueron los temas tratados por Peña Nieto en su penúltimo informe: seguridad, inclusión, prosperidad, educación y responsabilidad global.
Al inicio de su intervención aseguró que el proceso de cambio demandado por los mexicanos, quienes decidieron hacer realidad hace cinco años, ya está en marcha y ya ofrece resultados, en clara alusión a las 11 reformas estructurales por él impulsadas.
En este punto, sostuvo que eran varios los desafíos más urgentes al inicio de su administración: poner fin al control territorial de las organizaciones criminales y mejorar la seguridad; acelerar el paso para reducir los niveles de pobreza; ofrecer una educación de calidad a nuestras niñas, niños y jóvenes; eliminar las barreras que frenaban el crecimiento económico; ampliar las oportunidades de empleo y prosperidad en todas las regiones; y proyectar a México como un país orgulloso de su identidad, congruente con sus principios y decidido a ser un actor relevante en el escenario internacional.
Aquí le faltó señalar lo referente a la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción, parte importante de los acuerdos del Pacto por México.
En materia de seguridad, señaló que ésta es la de más alta prioridad; que su gobierno ha logrado neutralizar a 107 de 122 de los delincuentes más peligrosos. Habló del trabajo que se ha hecho en torno a los cuerpos policiacos, las labores de inteligencia para inhibir la delincuencia y mejorar la seguridad, entre otros temas. No podía faltar el reconocimiento a las fuerzas armadas y su trabajo en la reducción de la inseguridad y la violencia.
En el rubro de inclusión, mencionó los esfuerzos hechos por su gobierno para disminuir la pobreza extrema alimentaria, destacando al programa Prospera. Afirmó que más de dos millones de personas superaron la pobreza extrema alimentaria entre 2012 y 2016.
En el tema de prosperidad, hizo notar que la recaudación fiscal aumentó en 60% y con ella una mayor formalización de la economía, lo que permitió reducir la dependencia del gasto público en torno de los ingresos petroleros. Gracias a la reforma energética, continúo, más de 120 empresas nacionales y extranjeras han comprometido inversiones superiores a los 80 mil millones de dólares. Asimismo, remarcó que en 2017 habrá un superávit primario en nuestras finanzas públicas, mismo que puede extenderse hasta 2018.
En materia de educación, Peña Nieto se esforzó por resaltar los logros de la reforma educativa, entre ellos el nuevo modelo educativo que representa una verdadera revolución pedagógica, según sus propias palabras, pues permitirá a los alumnos aprender con libertad y hablar el idioma inglés, para que en el lapso de dos décadas México sea un país que domine esta segunda lengua.
Hizo referencia también a la profesionalización y actualización de las y los profesores, y de los miles de plazas que habían sido destinadas a personas que realizaban tareas diferentes al magisterio, y que serían recuperadas para aquellos docentes que sí ejerzan en las aulas.
Finalmente, con relación a la responsabilidad global, hizo hincapié en que México es reconocido como un interlocutor serio y confiable, una potencia emergente y una economía abierta, moderna y competitiva, valorado como un país que ha tenido la visión, decisión y, sobre todo, la capacidad de transformarse. Subrayó también que la relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos deberá basarse en principios irrenunciables: soberanía, defensa del interés nacional y protección de nuestros connacionales. En sus propias palabras: “Lo he dicho y lo reitero, no aceptaremos nada que vaya en contra de nuestra dignidad como nación”.
Los cambios
Aunque el presidente decidió no repetir el formato pasado, en el que tuvo un encuentro cara a cara con 300 jóvenes, agregó a este Quinto Informe un elemento nuevo: la presencia entre sus invitados de algunas de las personas que participaron en la grabación de los spots y cuyas historias vertebraron el informe.
El tono que el presidente le imprimió a este informe fue de despedida, como si el año próximo no fueran a pasar cosas trascendentes. Tal vez porque Peña sabe que, tradicionalmente, el próximo año su poder estará en su fase más baja y que la atención de la opinión pública no estará puesta en él sino en los partidos políticos, sus candidatos, candidatas y procesos electorales; que sus noticias y mensajes, a menos que sean sumamente relevantes, ya no ocuparán las primeras planas.
Las constantes
La falta de autocrítica. Aceptando sin conceder que todo lo dicho por Peña en este informe fuera cierto, faltaron las ponderaciones. Por ejemplo, al hablar de los casi 3 millones de empleos creados durante su administración no informó cuántos se perdieron, cuántos se necesitaban ni cuántos de éstos son temporales, con bajos salarios, sin prestaciones, precarios. Igualmente, cuando habló de que se han atrapado a 107 de 122 de los delincuentes más buscados no hizo la relación entre eso y la falta de resultados contundentes en materia de seguridad.
Lo mismo cuando mencionó que se logró disminuir la incidencia de delitos del fuero común por cada 100 mil habitantes, no recordó la existencia de estudios que indican que este año, de seguir las cifras como van, tendremos el año más violento de su administración, incluso por arriba del 2011, cuando durante la administración de Felipe Calderón se dispararon los asesinatos violentos. Uno de estos informes fue presentado por la organización Semáforo Delictivo, el cual detalla que con la actual tendencia tendencia 2017 terminará con más de 24 mil homicidios.
Un ejemplo más es el de los dos millones de personas que han dejado de estar en pobreza extrema alimentaria. Al respecto, Gonzalo Hernández Licona, director ejecutivo del Coneval, afirmó que, ciertamente, de 2014 a 2016 la pobreza bajó de 46.2% a 43.6%, lo cual implica una reducción del número de personas en situación de pobreza de 55.3 millones a 53.4 millones. Durante esos dos años, la economía tuvo mejoras, la inflación se mantuvo a niveles bajos y hubo un mayor crecimiento del empleo que en años previos. Sin embargo, ampliando el rango de tiempo, de 2010 a 2016, se tiene que, aunque la pobreza se redujo en porcentaje de 2014 a 2016, la pobreza considerada por número de personas aumentó en 600 mil personas.
Los aplaudidores de siempre. Como si hubiera un ‘arrancador de aplausos’, la audiencia invitada a escuchar lo que Peña tenía que decir se deshacía en muestras afectivas cada vez que consideraba que el presidente había dicho algo digno de ser reconocido. Ni siquiera lo dejaban terminar la frase cuando ya estaban juntando sus palmas, como si les hubiera prometido que a la “mesa que más aplauda…”. Ya sabe usted el resto, pero si no aquí va: le firmo el contrato, le otorgo la concesión, le cobro bajos impuestos, coloco publicidad en su medio, le paso sus corruptelas, lo considero mi amigo y un sinfín de etcéteras.
El ‘besamanos’. No podía faltar este residuo de una cultura política autoritaria, en la cual estar cerca o ser tocado por el hombre de mayor poder en el país se consideraba casi una bendición. En este caso, no podía faltar la larga fila de personas ansiosas por ‘ser bendecidas’. Sólo había que observar sus rostros inquietos, sus sonrisas zalameras, sus inclinaciones de cabeza, sus ojos que seguían al presidente cuando se alejaba o sus labios que seguían profiriendo palabras que él ya no escuchaba.
Finalmente, una idea reiterativa
Como en otros mensajes, informes de gobierno o no, el presidente advierte del riesgo de elegir a una fuerza política cuyo proyecto no concuerda con el suyo ni con el de las dos administraciones pasadas. Textualmente dijo: “Es verdad, no hemos alcanzado los niveles de desarrollo y bienestar que deseamos, pero México está hoy mejor que hace cinco años y lo más importante es que hemos sentado las bases para que en cinco años estemos mejor que hoy (…) construyendo sobre logros anteriores.
“De mantenerse y profundizarse los cambios realizados, México podrá convertirse en un país plenamente desarrollado en menos de dos décadas (...) Ese futuro se tiene que construir y proteger cada día sobre todo cuando existen riesgos visibles de retroceso. Hace años que México no se encontraba en una encrucijada tan decisiva y determinante como la actual.
“La disyuntiva es muy clara seguir construyendo para hacer de México una de las potencias mundiales del siglo XXI o ceder a un modelo del pasado que ya ha fracasado. El futuro es incierto, pero sabemos a dónde queremos llegar; el pasado es conocido y por eso sabemos qué queremos o qué debemos evitar (nutridos aplausos). Los mexicanos tenemos que mantener el compromiso con nuestro propio futuro, no hay soluciones fáciles a desafíos complejos”.
Al respecto, el presidente habló de los logros pasados que junto con los impulsados por él han puesto a México en la ruta del desarrollo, pasando por alto los más de 25 años de estancamiento económico, el deterioro en materia de empleo, seguridad, corrupción, producción energética, autosuficiencia alimentaria, seguridad, etcétera.
Alerta sobre un cambio, cuando justo lo que el país necesita es un cambio de proyecto, de partidos, de líderes. Intenta, como en otras elecciones, intimidar a la ciudadanía con un nuevo cuento: que AMLO representa el pasado al encabezar un proyecto que ya fue probado y fracasó, como si el contexto actual fuera el mismo de hace 40 o 50 años, y como si el diagnóstico hecho por López Obrador hablara de un país que no existe.
Se contradice, además, cuando afirma que “hacer política significa sumar a todos en favor del interés general”, cuando por años él, su partido y su aliado el PAN han hecho hasta lo imposible por dejar fuera al principal líder de la oposición, y han hecho a un lado su proyecto, como si fuera el de un loco.
Habrá que decir, finalmente, que Peña buscó a través de este Quinto Informe de Gobierno rescatar algo, piezas que le permitieran afirmar que seguir la ruta de los populistas sería un error cuando el barco va viento en popa, por lo que pronosticó el fin del mundo si México no sigue el camino que el PRI y el PAN le han trazado.
Las frases
“Es un momento de reflexión sobre lo que hemos logrado juntos los mexicanos y sobre los retos que como nación debemos enfrentar”.
“Hace cinco años, los mexicanos decidieron hacer un cambio con rumbo”
“Estamos ante la transformación más profunda que haya sufrido el país en décadas”.
“Estas carencias sociales se encuentran en su mínimo histórico y los mayores avances se concentran en la población más vulnerable”.
“Hacer política implica no convertir las diferencias en divisiones. Hacer política exige no confundir a los rivales con enemigos. Hacer política significa sumar a todos en favor del interés general”.
*La Dra. Ivonne Acuña Murillo es académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
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