Ruido continuo de autos impide descansar a capitalinos

Vie, 6 Jun 2014
• Segundo piso, sonoramente incompatible con uso de suelo habitacional
• Altos niveles de ruido influyen negativamente en salud de la gente
• Faltan reglamentos restrictivos en esa materia
• La ciudad de México suena a “tamales” y ropavejero
• Recomendable escuchar una vez al día los “sonidos del silencio”
  • Dra. Jimena de Gortari, académica del Departamento de Arquitectura de la Ibero

El continuo sonoro, predominantemente de automóviles, impide descansar a los habitantes de la ciudad de México y por ende no les permite alcanzar los niveles adecuados de bienestar, confort y calidad de vida, dijo la doctora Jimena de Gortari Ludlow, académica del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana.

Si se considera que fisiológicamente el canal auditivo nunca se cierra, y se le agrega que en una demarcación como la capital de México, donde la falta de planeación urbana y de compatibilidad en usos de suelo mantienen de forma permanente altos decibeles de ruido, se tiene en consecuencia que las mentes de las personas nunca descansan.

Entre la gente más afectada por el continuo sonoro se encuentran, por ejemplo, quienes viven al lado del segundo piso del Periférico, cuya construcción es incompatible con el uso de suelo habitacional de las residencias, donde se escucha las 24 horas, incluidas las noches, la circulación de los automóviles.

La exposición permanente al ruido influye de manera negativa en la salud de la gente, que puede llegar a padecer problemas auditivos, de estrés y hasta cardiovasculares. Y en el caso de altos niveles sonoros en zonas escolares, varios estudios han encontrado que generan falta de concentración de los alumnos.

Por ello la arquitecta De Gortari mencionó que el nivel sonoro debe guardar un equilibro en función de la hora y actividades que se realizan en los inmuebles. En ese sentido, lo recomendable es tener decibles bajos en las inmediaciones de hospitales y colegios; mientras que en las zonas habitacionales no se deben exceder los 40 o 50 decibeles, por lo menos a la hora de dormir, y entonces sí las personas puedan encontrar reposo.

Conscientes del impacto que tiene el ruido en la calidad de vida de las personas que viven en las ciudades, ciertos países cuentan con legislaciones muy restrictivas en materia sonora; sin embargo, eso no ocurre en México, donde incluso los arquitectos, interioristas y urbanistas privilegian el aspecto visual y no toman en consideración el sentido del oído y el ruido al momento de diseñar y realizar sus proyectos.

Mas la relación ruido-urbe no siempre es negativa, de hecho la sonoridad también es una peculiaridad de las ciudades, que en el caso de la de México “suena a tamales y al ropavejero que pasa y recoge colchones”. Asimismo puede remontar a nuestra historia, al escuchar al afilador de cuchillos, al vendedor de leche o al carrito de helados, que todavía pasan por algunas colonias.

También hay sonidos positivos propios de paisajes sonoros que se deben proteger, como serían el claustro de una iglesia o un lugar como el Parque Hundido, que por su aislamiento dejan a la gente fuera de ese continuo sonoro.

En ambos sitios se puede apreciar el sonido del silencio, que es recomendable escuchar por lo menos una vez al día, con el fin de que las personas tengan durante su jornada un momento de paz y tranquilidad mental.

La doctora De Gortari habló de "Los sonidos y la forma urbana" durante su participación como ponente en el módulo Calidad de vida, del curso de Morfología urbana, organizado por la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano del Departamento de Arquitectura de la Ibero.

PRL/ ah

 

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