Tendedero del acoso, regalo de la artista Mónica Mayer a las juventudes

Vie, 15 Sep 2023
La artista temía que el tendedero del 2009 en la IBERO tuviera un tono de denuncia, pero reconoce que para 2020 el contexto era otro y el tono fue precisamente de denuncia e ira
Las y los estudiantes reflexionaron también sobre las desventajas de este ejercicio artístico, como la difamación o la revictimización
  • La artista feminista Mónica Mayer conversó con estudiantes IBERO sobre las implicaciones del tendedero del acoso. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • La charla comenzó con una lectura en voz alta durante la cual el público escuchó con los ojos cerrados. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • Zoé, Eli y Alejandro fueron algunos de los estudiantes que dialogaron con Mónica Mayer. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • Santiago, Ariadna y Natalia también conversaron con la pionera del arte feminista latinoamericano. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • Alicia Llamas, Titular del Comité de Género de la IBERO. (Foto: Yazmín Mendoza)

La ropa sucia ya no sólo se lava en casa, se saca a un tendedero y ahí se visibilizan las historias de acoso y violencia por razones de género que, quizá de otra manera, serían minimizadas. Mónica Mayer, precursora y promotora del arte feminista en América Latina, es “vieja, pero tan vieja”, como ella dice, que ha podido ver cómo su tendedero del acoso, obra que instaló por primera vez en 1978 en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, se ha convertido en una popular y poderosa herramienta para las nuevas generaciones, que aspiran ya no sólo a denunciar, sino a educar a las sociedades para que estas situaciones no se repitan. “Una obra de arte es 90% su contexto y 10% lo que proponemos quienes la producimos”, dice.

Aquí en la IBERO, cuando Mónica colaboró en la colocación de un tendedero en 2009, le preocupaba que tomara un tono de denuncia. Cuando regresó en 2020, le sorprendió que la denuncia y la ira fueron precisamente el tono, y ella señala que eso es porque los contextos han cambiado. Así lo contó durante su charla con alumnas y alumnos de nuestra IBERO Ciudad de México durante el Foro CREA, organizado por nuestro estudiantado, donde participó de manera virtual. “Se trata de una acción directa si las autoridades no responden”, dijo, algo como el movimiento #MeToo, es algo que nos hace sentir acompañadas.

El primer tendedero de Mónica, el de 1978, planteaba una pregunta: Como mujer, lo que más detesto de la Ciudad es... Más tarde, la pieza se fue adaptando y la artista decidió en 2015 que sus siguientes colaboraciones serían a través de talleres, para que fueran los propios colectivos de artistas y activistas quienes decidieran qué preguntas hacer. En Culiacán hicieron performances con lodo; en Tuxtla Gutiérrez, las respuestas fueron base de protocolos universitarios; en Buenos Aires, Argentina, participaron primero maestras y después lo hicieron las estudiantes; en Aichi, Japón, se censuraron algunos mensajes; en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, reclamaron por las mujeres asesinadas o desaparecidas.

Jóvenes IBERO hacen suyo el tendedero

Reunidos y reunidas en el Auditorio José Sánchez Villaseñor, estudiantes compartieron sus experiencias con esta herramienta artística de denuncia. Alejandro, de Comunicación, señaló que el arte tiene la facultad de permear en la sociedad, de mover a la gente con su poder desestabilizador. Natalia, de Psicología, señaló que algo poderoso del arte es que permanece y trasciende. Cuando Santiago, de Relaciones Internacionales, vino a pedir informes para inscribirse a la IBERO, lo primero que vio fue un tendedero del acoso, y quedó gratamente impresionado, pues venía de una prepa pequeña donde no se cuestionaba nada.

Ariadna, egresada de Ciencias Teológicas, participó en el tendedero de 2020, “las paredes de la IBERO no fueron suficientes para colgar tantas violencias”, recordó. Para Eli fue una situación difícil, pues al denunciar a su agresor, no contó la historia completa por empatía, así que sus compañeros y compañeras le demostraron apoyo a él, revictimizándola a ella.

El tendedero de Cuelga a tu abusador de 2020 reunió 970 denuncias, y el tipo de violencia más denunciado fue el acoso, seguido por el abuso sexual. Para cuando se hizo el de 2022, se contó con otra metodología para dar acompañamiento y seguimiento a las y los participantes.

Alicia Llamas, Titular del Comité de Género de la IBERO, señaló que la Universidad comenzó con la atención a las violencias desde 2016, que se publicó el Protocolo, y el Comité entró en funciones el siguiente año. Añadió que se reciben 25.5 quejas por año en promedio, y que para los casos graves se tienen contempladas sanciones e incluso la expulsión. El éxito de este Comité se ve reflejado, dijo, en el hecho mismo de que le lleguen los casos, en que puede brindar acompañamiento psicológico y jurídico, y en que resulta ser un aliado.

Finalmente, entre las reflexiones de las participaciones del público, se planteó también que el tendedero puede ser un arma de doble filo que permita la difamación gracias al anonimato. Ariadna sostuvo que lo importante es fortalecer la cultura de la denuncia, “por medio de este exponer, educar”. Para Natalia, lo más importante es que no se repita y que haya justicia, e incluso invitó a pensar “si el castigo y la exclusión es la mejor solución que tenemos”, pues más allá de eso, debe haber diálogo y reflexión.

Texto y fotos: Yazmín Mendoza

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