El Dr. José Sols Lucia, académico del Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO, publicó su libro ‘Pensamientos desde mi ermita Polanco’ (editado por Buena Prensa), que en palabras de su directora departamental, la Dra. Mariana Méndez Gallardo, retrata una serie de sentimientos que la mayoría de las personas vivieron durante la pandemia.

La obra, una recopilación de 46 pensamientos que Sols escribió durante el confinamiento, transparenta una serie de conflictos, esperanzas, discusiones y polémicas que atravesaban cuestiones humanas, médicas, sociales y culturales, dijo Méndez Gallardo.

Este texto pone en escena un pequeño espacio, “que es nuestra propia intimidad; para poder encontrarnos con lo que fuimos, con lo que somos en medio de una situación de crisis…y lo que podemos llegar a ser”. También está permeado por una visión de esperanza y de comunidad, que se pregunta quiénes somos en esta situación de ermita, cómo cuidamos nuestra pequeña casa y cómo nos agrupamos en estos pequeños espacios.

El Dr. Jorge Ibáñez Cornejo, profesor jubilado del Departamento de Ingeniería Química, Industrial y de Alimentos, consideró que: no es un libro de conceptos, sino de vivencias transformadas en reflexiones; no es un libro de teología conceptual, sino un minitratado de teología experiencial; no es un libro de historia, pero está salpicado de hechos.

El escrito, marca una asombrosa apertura a otros modos de percibir la vida y la fe, y habla de esta última como el fruto de la experiencia interior y comunitaria. Su autor refiere que en tiempos de pandemia se recupera la identidad humana olvidada, pero pregunta: ¿regresamos a lo mismo o somos diferentes?

Afirma además que el COVID ha mostrado otras dimensiones de la vida que se tenían un tanto adormecidas: la contemplación, la reflexión, la pasividad, la solidaridad. José fue capaz de ver en esos momentos que, “somos espiritualmente más ricos de lo que creíamos, y que podemos ser personas con otros modos de vida y con otros valores distintos a aquellos que nos enmarañaban. Esta es la gran enseñanza de la pandemia”.

El propio Sols detalló que cada pensamiento del libro es de dos, tres o cuatro páginas, con sus reflexiones sobre temas variados y sin conexión entre ellos. Sobre el pensar, profundizó, es algo que no se deja hacer a la gente en el mundo actual, donde se espera que se consuma acríticamente todo tipo de cosas, y quien piensa parece una persona rara, incómoda, que no encaja en el sistema.

Empero, “la persona humana, si por algo se caracteriza, es por pensar, es por captar la complejidad de lo real, de fuera y de dentro nuestro”. Mencionado esto, deseó que quienes lean su libro puedan vivir la experiencia hermosa de “descubrir la riqueza que llevamos dentro. No en el sentido narcisista, sino en el sentido de conocimiento del don que hemos recibido de Dios, de nuestra familia, de nuestros padres, de nuestros amigos”.

Pudiera parecer que las ermitas son espacios donde alguien huye del mundo, con afán de recogimiento filosófico o religioso, pero José no hace eso en ‘Pensamientos desde mi ermita Polanco’, sino que invita “a pasar a su departamento”, a dialogar con él, comentó la Dra. Elizabeth de los Ríos Uriarte, egresada de la Licenciatura y el Doctorado en Filosofía de la IBERO.

Este libro, que no es uno más del COVID, sino de la vida que acontece en la pandemia, no busca dar respuestas al sentido de ésta, y en él Sols se deja interpelar por la realidad, pero también la mira con distancia crítica y “se zambulle en ella con enorme pasión”, la cuestiona, sin miedo a que se derrumbe su propia realidad si no está suficientemente sustentada.

Y en cada uno de los pensamientos de su texto hay la constatación continua y reiterada, “de que mañana puede que no estemos aquí”. Paradójicamente, esta constatación “nos abre a la realidad de que sí estamos hoy aquí”.

Finalmente, uno de los “botones que fortalecen y abonan al momento actual”, aparecidos en el libro, y con el que decidió quedarse la Mtra. Sonia E. Fernández Orozco, directora de Internacionalización, fue el silencio; la invitación a hacer silencio, a traducirlo en entrega generosa, a que sea ese irrenunciable espacio para pensar, para agitar la libertad y desatar los yoes verdaderos.

El silencio, residencia del ser, afirmación de la persona e indispensable, porque conduce al encuentro con uno mismo (como establece Pablo d'Ors). “Silencio, estar en silencio, momento para identificar lo que verdaderamente es el silencio, que desvela lo que somos, que revela quiénes somos. Es, como dice d'Ors, la llave para volver a casa, para convivir con nuestro ser”.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN / JCM