En un ánimo de prevención, el fomento de la cultura de la integridad es la clave para enfrentar actos de deshonestidad académica --incluido el plagio--, aunado a la claridad en los reglamentos institucionales para especificar consecuencias puntuales a determinadas faltas. Así lo plantearon las y los participantes en el panel Deshonestidad académica: implicaciones éticas, legales y reglamentarias, organizado por la Dirección de Investigación y Posgrado de la Universidad Iberoamericana.

“Este tipo de problemas (cuando se presentan señalamientos por plagio) ponen a prueba la institucionalidad con la que cuenta no sólo el país sino también las instituciones académicas”, dijo el Dr. Diego García Ricci, Procurador de Derechos Universitarios de la IBERO. En el caso de nuestra Universidad, especificó que en la normatividad institucional está prevista una variedad de casos de deshonestidad, con sanciones que van desde anulación de la evaluación hasta la suspensión o incluso la expulsión.

Acerca del plagio, la Iberoamericana lo define como “la apropiación total o parcial de una creación artística, literaria o intelectual que no sea de la propia autoría y se haga pasar como tal”. Más allá del ámbito académico, estas acciones pueden conllevar una sanción penal, advirtió. La ley sustantiva en materia de propiedad intelectual es la Ley Federal de Derechos de Autor, pero la sanción está establecida en el Código Penal. “No es un tema menor”, advirtió.

Por su parte, el Dr. Pablo Ayala Enríquez, director de Desarrollo e Impacto Social en la Vicepresidencia de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad del Tec de Monterrey, señaló que la industria del fraude académico --con técnicas como el denominado “molino de ensayos” o las y los escritores fantasma-- se presenta de maneras cada vez más diversificadas y difíciles de alcanzar por parte de las universidades que, de hecho, no tendrían que dedicarse a la persecución de estudiantes que hacen trampa.

Lo importante, dijo, “es educar en una cultura de la integridad y no para identificar todas las maneras en que se puede cometer fraude”, y apeló a un estudiantado que actúe de manera autónoma y no solamente eludiendo la sanción. De no asumir el tema de la integridad académica, las universidades se arriesgan a fallar en el cumplimiento de las expectativas legítimas que la sociedad tiene puestas en la actividad de sus egresadas y egresados, sin olvidar que se abre la puerta a un desempeño profesional mediocre.

La integridad académica se basa en el compromiso de defender cinco valores: honestidad, confianza, justicia, respeto y responsabilidad, explicó la Dra. Sonia Hernández Cordero, académica e investigadora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE).

Definió la deshonestidad académica como cualquier comportamiento intencional que busque un beneficio académico, económico, afectivo o de cualquier otra índole que vaya contra los principios éticos de las instituciones educativas y en consecuencia de la sociedad. Algunos ejemplos, además del plagio, es el hacer trampa o el engaño, así como la fabricación de datos o la falsificación de la información. “Es un fenómeno que altera y afecta el aprendizaje y el desempeño académico”, origen del problema de corrupción que aqueja al país.

Por su parte, el Mtro. Luis Héctor Inclán Cienfuegos, académico titular en nuestra IBERO y miembro del equipo de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero, explicó que los llamados sofwares antiplagio no lo detectan automáticamente, sino que en realidad detectan y arrojan un reporte de similitudes. Si éstas “configuran una conducta de deshonestidad intelectual, es algo que tenemos que juzgar nosotros y nosotras, si se trata de una cita legítima o no”.

Estos programas comparan el texto presentado con una gigantesca base de datos generalmente conformada por recursos de acceso abierto, alojadas en internet, colecciones propias del servicio y trabajos dentro de la institución. De hecho, así es como funciona el programa que se usa en la Biblioteca, Originality, parte de turnitin.

Relató también que percibe en el estudiantado “mucha angustia y ansiedad con respecto al tema del plagio”, debido al temor de cometerlo involuntariamente. Esto tiene que ver con que parte de la metodología en todas las disciplinas es apoyar su propio trabajo de investigación en el manejo de fuentes documentales, detalló. Sin embargo, explicó que es una cuestión más cualitativa que cuantitativa, no sólo con las citas y referencias adecuadas, sino usando también otras varias maneras de sostener una idea, como evidencia empírica, encuestas y estadísticas.

Es innegable que las nuevas tecnologías, como las inteligencias artificiales (IA) podrían jugar un papel importante en la conformación de la integridad académica, y desde el Departamento de Educación de nuestra IBERO nos estamos ocupando del análisis de casos como el de la influencia de la IA ChatGPT en nuestras capacidades cognitivas, o su uso como herramienta en trabajos escolares.

Texto: Yazmín Mendoza / JCM. Fotos: Jorge Luis Cortés

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