El Dr. Sergio Molano Romero, académico del Departamento de Psicología de la IBERO señaló que el suicidio tienen un componente social, pero también un componente hacia la vida muy íntima de las personas. Por esta razón, cuando se habla de este tema se está ante una “ida y vuelta”, de lo personal e íntimo con  movimiento inevitable, hacia lo social, lo comunitario, nacional y global.

Para el académico que participó en el coloquio Prevención del Suicidio organizado por el Departamento de Reflexión interdisciplinaria de la IBERO, el suicidio no sólo es un acto, es todo un fenómeno mucho más complejo, porque alrededor de la persona que se quita la vida hay muchos otros elementos como lo que viven las familias, las parejas, los  hijos, compañeros de trabajo y la sociedad en general a partir del hecho. Es decir, tiene una afectación comunitaria.

El doctor en investigación psicológica explicó que el concepto de suicidio tiene muchos factores asociados, pues puede entenderse como una enfermedad social, grupal, individual e incluso ser catalogado al mismo nivel de un homicidio o accidente porque son muertes que suceden por un agente externo.

Destacó que la conducta suicida también está permeada por lo social y cultural. Pues existen estudios que abordan los suicidios desde vertientes que, incluso, tienen que ver con índices socioeconómicos, como la relación entre el Producto Interno Bruto (PIB) y los índices de muerte por suicidio en naciones.

El doctor en investigación psicológica compartió que estudios identifican que lo cultural está compartido por los miembros de una sociedad. Es decir, “si considero que la vida tiene poco valor, eso va  a afectar mi concepción sobre la vida o la muerte”. En general, añadió el especialista, se plantea que culturas o naciones más individualistas, son más permisivas ante el suicidio, esto tiene que ver con una perspectiva social y personal.

“Desde una perspectiva existencial, la conducta suicida nace a partir de la perdida del sentido de la existencia personal, en la cual no sólo se distingue la imposibilidad para elegir la vida, pues no hay una motivación que se sustente en valor alguno que la genere”, dijo el maestro en desarrollo humano

Durante el panel social con la ponencia “Experiencias de suicidio y sentido de vida en un contexto de violencia: un análisis fenomenólogico- existencial”, el investigador explicó que el suicidio es un acto de pérdida de voluntad y sentido que se encuentra inmerso en una frustración existencial que impide ver las posibilidades a la vida.

Recordó que muchos de los factores de riesgo del suicidio son la depresión, conflictos familiares, impulsividad, ansiedad, problemas financieros, consumo de sustancias, baja autoestima.  Asimismo, añadió que el hecho de que una persona haya intentado un suicidio, duplica las posibilidades de que lo vuelva a intentar.

El suicidio es considerado un problema grave de salud pública. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen cerca de 800 mil personas en el mundo por esta causa. En México 8 de cada 10 personas que cometen suicidio son hombres. Las tasas más altas son en hombres entre 20 y 24 años y mujeres entre 15 y 19 años.

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Valentina González/JCM