Acumulación de la riqueza, causa directa del perjuicio de las mayorías: Rector

Jue, 6 Sep 2018
El Mtro. David Fernández Dávalos pide a los universitarios esforzarse en no causar daño a los demás
Aclara a las y los jóvenes que la caridad y la filantropía no son justicia
  • Rector de la IBERO, Mtro. David Fernández Dávalos.
  • El Rector ofreció la conferencia ‘Equidad, inclusión y medio ambiente: las exigencias de la justicia’
  • La ‘9ª EXPO ARU 2018. Los universitarios ante los desafíos de la justicia’ fue organizada por el Área de Reflexión Universitaria de la Universidad Iberoamericana CDMX.
  • El Rector pidió a los alumnos y a las alumnas no lastimar a los demás.
  • Durante la conferencia se presentaron algunas imágenes sobre la pobreza.

La causa directa del perjuicio que sufren las mayorías en México y el mundo es la acumulación de la riqueza, “porque se trata de dinero que de otra manera iría a escuelas, a capacitación, a infraestructura, a seguridad social, a ayuda financiera, y que se ha escamoteado a la sociedad, se le ha quitado y se ha apropiado privadamente”, aseveró el Maestro David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

En su conferencia magistral ‘Equidad, inclusión y medio ambiente: las exigencias de la justicia’, que impartió en la ‘9ª EXPO ARU 2018. Los universitarios ante los desafíos de la justicia’, el Rector dijo a las y los jóvenes que con el modelo neoliberal la riqueza y el poder se han concentrado en los escalones superiores de la sociedad global, y como ejemplo destacó que diez de los hipermillonarios del mundo poseen la misma riqueza que tres mil 500 millones de habitantes; y en México, el 1% de la población acapara el 50% de los recursos económicos.

Narró que en los últimos años se ha ayudado a las minorías acomodadas a acumular, proteger y heredar el dinero que tienen, a través del impulso y defensa de políticas públicas como: no imponer impuestos a las transacciones financieras y herencias, la exención de impuestos a ingresos e inversiones, y la insistencia en el “sagrado derecho” al secreto bancario, “para encubrir fondos en empresas y compañías fantasmas en islas extrañas”.

“La enorme acumulación de recursos que estos grupos han logrado no se ha debido principalmente porque son astutos en los negocios, sino porque las reglas del juego les favorecen. Las cinco grandes riquezas del país (México) se han hecho con recursos públicos propiedad de la nación: mineras, comunicaciones, energía, etcétera, porque se han concesionado con reglas que los favorecen”.

Winners vs. losers

Pero además existen fabricaciones sociales para eludir el verdadero problema de la acumulación de la riqueza cuando “los triunfadores de hoy” usan las categorías “casi metafísicas” de winner y loser. Sobre los primeros, el Rector mencionó: “Los winners de hoy son beneficiarios extraordinarios del esfuerzo del mundo corporativo por sacar los riesgos y la volatilidad de la hoja de sus balances, trasladando éstos a los trabajadores, y la carga del pago de los esfuerzos de acumulación va a los trabajadores del mundo”.

“La creciente racionalización del mundo empresarial en las últimas décadas ha conducido a una mayor concentración del ingreso, a una creciente eficiencia, a la obtención de elevados rendimientos y utilidades; pero  también a una realidad mucho más amarga para los trabajadores, las trabajadoras, que han perdido conquistas laborales, sociales, que ha precarizado su empleo, que ha hecho que para sobrevivir las familias tengan que tener dos o tres miembros trabajando para alcanzar el ingreso mínimo”.

Cada vez más la fuerza laboral en el mundo es obligada a emplearse bajo esquemas de contratos de trabajo ventajosos para los patrones, algo que es “el futuro de los negocios en esta supuestamente era social disruptiva”.

En esos contratos se establece a las personas la obligación de trabajar en horarios flexibles que cambian semana a semana y aceptar ingresos que fluctúa arbitrariamente, sin ninguna responsabilidad o adeudo por parte del empleador. “En esta concepción las personas sólo son recursos productivos que es necesario abaratar al máximo, y no seres humanos con las mismas necesidades, aspiraciones, dolores y alegrías que tú tienes, y que yo tengo”.

Los winners, los ganadores de hoy, también se han beneficiado enormemente del crecimiento de sus corporaciones situadas en cualquier comunidad remota. La creciente globalización y virtualización de los negocios ha aislado a los grupos privilegiados del efecto que ellos mismos producen en las vidas de los otros, con consecuencias devastadoras.

“Antes, en los viejos tiempos, si un directivo de una empresa reducía drásticamente los beneficios definidos de un plan de pensión, por ejemplo, sabías con quién te tenías que ir a quejar: con el patrón; y él veía los efectos que causaba su decisión en los trabajadores. Hoy la responsable a lo mejor sería una desconocida fundación que trabaja en favor del cambio o la filantropía, pero que financia su filantropía con talleres chinos clandestinos que no pagan ni siquiera cinco dólares al día”.

En el mundo de los negocios hay ahora tantas capas de abstracción entre los comerciantes y las cosas concretas que comercian, que la realidad de la explotación se escapa de la experiencia inmediata. Las ganancias que evaden impuestos salen a paraísos fiscales como las Bermudas, para obtener algo que se da en llamar ‘beneficio adicional por reestructuración de pasivos fiscales’.

Así pues, el Rector afirma: “La más reciente virtualización ha ocurrido en las finanzas. Es el capital financiero el que hoy conduce todo esto. Los bancos en algún momento se concebían a sí mismos como servidores de las empresas de la economía real; después decidieron que las finanzas eran un fin en sí mismas y eligieron entonces vivir de la especulación vacía, ociosa, en lugar de ayudar a la creación tangible de valor como la razón de ser de las economías. Hoy el 60% de la economía es especulativa; nada más extrae ganancias para los inversionistas”.

Caridad y la filantropía no son justicia

Por ello, el Maestro Fernández Dávalos dijo al alumnado de la IBERO que “el deber de los universitarios no se basa en dar algo de lo que hemos recibido como miembros de grupos sociales privilegiados, sino en no hacer daño a los demás. No queremos la caridad como sustituto de la justicia; la caridad no es justicia, la filantropía no es justicia. Las estructuras y los sistemas productivos de hoy producen víctimas concretas, y corremos el riesgo de confundir la generosidad con esas víctimas, con la justicia para esas víctimas; y no es lo mismo”.

Los organismos filantrópicos plantean que la generosidad que no está mal es la de ganar-ganar, la de ‘yo te doy, y gano’, es decir, la que permite deducir impuestos y hacer teletones.

“Pero la justicia con frecuencia no es ganar-ganar. Hablamos mucho, siempre, de dar más, pero no hablamos de quitar menos; hablamos mucho de lo que tenemos que hacer, pero no hablamos de lo mucho que tenemos que dejar de hacer”.

Por eso, de lo que se trata el segundo mandamiento del ‘Decálogo para los alumnos de la IBERO’, el cual a la letra dice: Sobre todo, esfuérzate en no causar daño a los demás, es “de que no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Es no hacer daño, ni con políticas públicas, ni con mecanismos financieros, ni con inversiones, que hoy no están naturalizadas”.

La conferencia del Rector ‘Equidad, inclusión y medio ambiente: las exigencias de la justicia’ estuvo basada en el ‘Decálogo para los alumnos de la IBERO’, publicado en la Revista Ibero Vol. 55. La ‘9ª EXPO ARU 2018. Los universitarios ante los desafíos de la justicia’ fue organizada por el Área de Reflexión Universitaria de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

Nota relacionada:

Estudiantes IBERO piensan, hablan y reflexionan sobre la justicia

Economía que no genera prosperidad, no está funcionando: experto

 

Las opiniones y puntos de vista vertidos en este comunicado son de exclusiva responsabilidad de quienes los emiten
y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de la Universidad Iberoamericana.

Para mayor información sobre este comunicado llamar a los teléfonos: (55) 59 50 40 00, Ext. 7594, 7759
Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México
Prol. Paseo de la Reforma 880, edificio F, 1er piso, Col. Lomas de Santa Fe, C.P. 01219