Alumnas de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana festejaron el Día del Niño con 60 pequeños de escasos recursos económicos que viven en el pueblo de Santa Fe, para quienes organizaron el Crayola Fest, actividad lúdica con causa social que marcó la culminación de sus estudios, en el subsistema Entretenimiento.

Diana Sánchez Uranga, Orly Oxenhaut Rodríguez, María del Mar Tejeda Zarazúa, Stephanie Petersen Bermúdez y Ana Paula Otero Córdoba fueron las organizadoras de este festejo realizado en las canchas de béisbol de la Ibero, y que contó con el apoyo de Casa Meneses -centro comunitario y de desarrollo social de la Iberoamericana que contribuye a mejorar la calidad de vida de los habitantes del pueblo de Santa Fe-, y el patrocinio de Crayola USA y Bimbo.

Durante tres horas las instalaciones deportivas de la universidad se convirtieron en una enorme sala de juegos con pasto natural, acondicionada con un inflable gigante al centro y ocho mostradores alrededor, donde los niños, cuyas edades iban de los cinco a los 12 años, pudieron aprender a hacer divertidas manualidades que los dejaron con sus manos y caras llenas de color y alegría.

Con la ayuda de jóvenes voluntarios de Casa Meneses y de las estudiantes de la Ibero, los niños  participaron en este rali Creativa-T, en el que aprendieron a: pintar sal con gises para crear siluetas de colores dentro de un frasco, hacer pulseras y collares, recrear la imagen del mar -con todo y peces- dentro de una botella, amasar a su animal favorito, diseñar el estampado de una playera con aerografitti, pintar su alcancía de cochinito, diseñar un portarretrato, crear su propio plumón y escribir en una manta gigante qué es lo mejor de ser niño.

Asimismo superaron sencillos retos físicos como: correr en parejas amarradas de los pies, llegar con más rapidez al siguiente mostrador con un globo entre las piernas, pasar pecho tierra debajo de diversos obstáculos, saltar la cuerda, participar en una carrera de costales y saltar el avión en tercera dimensión.

Al final de la jornada, en la que no pudo faltar un receso para el lonche, cada uno de los niños asistentes recibió un diploma de reconocimiento y un morral que incluía como paquete todos los artículos que hizo con dedicación y esmero.

PRL/ ah