#Análisis / Las lecciones que deja el triunfo de Lula en Brasil

Mié, 2 Nov 2022
Es de destacarse la rapidez en la contabilidad de los votos con el uso de urnas electrónicas diseminadas en cada centro de votación que en menos de tres horas dieron suficientes datos para que el Tribunal Superior Electoral decretara al ganador
Necesario que el nuevo mandatario haga realidad el ofrecimiento de ver “solo un Brasil en el cual gobernaré para todas y todos” y que el fantasma de un escenario de tensión y enfrentamiento mayor desaparezca rápido
  • Foto tomada de lula.com.br
Por: 
Dr. Erick Fernández Saldaña*

Luiz Inácio Lula da Silva volverá a gobernar Brasil dos décadas después de ocupar por primera vez el Palacio de la Alvorada, la residencia del Ejecutivo. Este edificio, diseñado por el reconocido arquitecto Oscar Niemeyer, ha sido fiel testigo de la historia política de ese país marcado por una larga dictadura y un regreso paulatino a la democratización que descansa más en sus innovaciones electorales que en la conciliación como estrategia.

Tras una larga jornada electoral marcada por la confrontación política, la polarización social, y la apuesta por la continuidad o el cambio, Lula obtuvo un triunfo con un margen mínimo de diferencia de 1.8%, que acabó con las aspiraciones de reelección del actual presidente Jair Bolsonaro, impulsor de una campaña de desprestigio, desinformación y noticias falsas que impactó en un número importante de votantes que merecerá analizarse a profundidad en los próximos días y semanas.

Sin embargo, hay algunas lecciones a bote pronto de este resultado:

Primero, la rapidez en la contabilidad de los votos con el uso de urnas electrónicas diseminadas en cada centro de votación que en menos de tres horas dieron suficientes datos para que el Tribunal Superior Electoral decretara al ganador.

Segundo, la crítica a las agencias encuestadoras que daban un margen mayor de triunfo final a Lula y no tan ajustado de 50,9 a 49,1 como concluyó el proceso, que en términos concretos son un poco más de dos millones de electores.

Tercero, la consecuencia inmediata de reducir, como opción, a un político como Jair Bolsonaro, que intentaba convertirse en ejemplo de un proyecto ultraconservador para nuestra región -al estilo de Donald Trump- y que para el bien de la consolidación de la democracia en el mundo se vuelva al cauce del debate racional de la política.

Cuarto, la rapidez de las felicitaciones al triunfo de Lula desde distintas latitudes y posicionamientos se convierten en un gesto para reincorporar a Brasil al concierto global que estuvo varado en los últimos años.

Quinto, la urgente necesidad de establecer un diálogo social para resarcir las deudas pendientes con los sectores excluidos y marginados y restaurar las conquistas del pasado para aquellos actores actualmente borrados e inexistentes en la agenda nacional.

Sexto, reintegrar acciones urgentes en el terreno de los derechos humanos, la erradicación de la violencia contra la mujer, el medio ambiente y el combate al hambre y la pobreza extrema,

Séptimo, propiciar un diálogo nacional entre los actores y apelar a la construcción de un espacio para sanar las diferencias en las instancias existentes a pesar de que el Poder Legislativo y un número importante de gubernaturas siguen siendo afines al proyecto de Bolsonaro.

Octavo: Dimensionar la llegada de un gobierno de corte progresista como el de Lula en el conjunto de la política regional con sus multivariadas proyecciones y gamas cromáticas pero que marcan un momento inédito para volver a impulsar iniciativas de cooperación regional entre los países y restaurar el diálogo interrumpido durante un tiempo.

Todo esto pasa necesariamente por el reconocimiento del triunfo de Lula por parte del presidente Bolsonaro, y que se desactiven en el corto plazo las muestras de rechazo al resultado por grupos afines a su propuesta política para que en menos de 60 días se hagan realidad las palabras de Lula: “Solo hay un Brasil y en el cual gobernaré para todas y todos” y que el fantasma de un escenario de tensión y enfrentamiento mayor desaparezca rápidamente por el bien del país y de nuestro hemisferio.

El Dr. Erick Fernández Saldaña es académico del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana.

 

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