La expansión del K-pop se ha hecho de una manera tan estratégica, que “te va a llegar porque te va a llegar”, explicó la estudiante de Comunicación Fortuna Roffe durante la inauguración de la exposición K-Pop, ¿un nuevo poder político?, montada en el vestíbulo de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero; “si no te gusta la música K-Pop, seguramente el K-Pop va a llegar a ti de otra manera, a través de la comida o las series”. 

Desde la visión de vanguardia del Departamento de Comunicación de nuestra IBERO, este semestre se abordó por primera vez este fenómeno en una materia pionera, Temas actuales del entretenimiento: K-Pop.  Y es que se trata en realidad de una amplia categoría cultural que abarca la música, el concepto de belleza, la comida, el cine y las series y, en general, la industria del entretenimiento surcoreano, que se está consolidando como un poderoso instrumento político y social que está cambiando la cultura popular contemporánea.

De hecho, los gobiernos y empresas de Corea del Sur, un país un poco más pequeño que Guatemala, utilizan al K-pop como una herramienta para promocionar la imagen del país en el extranjero y mejorar las relaciones diplomáticas, lo que se conoce como soft power o poder suave. Éste consiste en la habilidad de un Estado para persuadir a otros países evitando el uso de la fuerza o la coerción, valiéndose de medios más sutiles, como su cultura, su modelo social o sus valores políticos.

Las y los estudiantes de Comunicación, que montaron la exposición en la biblioteca, “tomamos diferentes elementos de la cultura surcoreana para explicar por dónde es que están entrando, específicamente en México”, explicó Regina Zúñiga. El cine y las series del hallyu (la “ola coreana”), por ejemplo, han llegado muy lejos en toda Latinoamérica porque se han dedicado a hacer novelas de cosas que la gente no se atreve a hablar y usan mucho la tristeza, como en México, expresó Fortuna.

Y si bien algunos grupos de K-pop han abogado por causas sociales y políticas, convirtiéndose en referentes y símbolos de valentía y compromiso en todo el mundo, como plantea esta exposición, también quedan sobre la mesa algunos aspectos no tan positivos de esta cultura, para que sean las y los visitantes quienes saquen sus propias conclusiones.

El K-beauty, por ejemplo, “tiene que ver con la idea de la perfección, que en su caso significa tener una piel muy suave, muy pálida, cara pequeña”, detalló la estudiante Miranda Gómez. “Ese tipo de cuestiones físicas están dando pasos hacia atrás en la aceptación de uno mismo", agregó Fortuna.

En el caso de los grupos musicales, entre los que destaca el éxito global BTS, sus agencias diseñan cuidadosamente, además de la música y las coreografías, narrativas ficticias con personajes basados en las y los artistas con quienes la juventud se puede identificar, contó Miranda. En el lado oscuro, de acuerdo con esta muestra compuesta tanto de imágenes como de objetos, las y los artistas K-Pop sufren por la competencia extrema, la explotación, el agotamiento, los problemas de salud mental, la falta de privacidad y la explotación financiera.

Este ejercicio, que estará disponible todo el mes y es coordinado por la Dra. Julia Palacios, fue montado por las y los alumnos: Paola Arias Roberta Babatz, Jeanne Chevallier, Amaranta García, Miranda Gómez, Ricardo Hernández, Nicolás Letamendi, Roberto Mendoza, Ana María Ortega, Esteban Pérez, Fortuna Roffe, Jerónimo Turrent, Fernanda Villarreal, Viltres Yara y Regina Zúñiga. ¿Ya fuiste a empaparte de K-Pop?

Texto: Yazmín Mendoza. Fotos: Elihú Cortés

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