El Dr. René Torres-Ruiz, profesor e investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, señaló que la argumentación es una debilidad en el debate electoral ante la incapacidad de los participantes de construir, fundamentar, razonar colectivamente e intercambiar ideas.

Al participar en el webinar El futuro de los debates electorales en México, que organizó la Universidad Anáhuac, el docente dijo que esta deficiencia tiene que ver con la debilidad que tiene la sociedad mexicana de usar la palabra para el intercambio y la reflexión; sobre todo, en estos momentos en los que la sociedad está polarizada.

“Vemos el posicionamiento de dos polos que buscan destruirse, en el que no hay puente de comunicación. Esto es un reflejo que, históricamente, caracteriza a la sociedad mexicana:  la incapacidad de tejer espacios breves que permitan, respetuosamente, dar a conocer nuestra opinión y nuestra palabra con honorabilidad”, señaló Torres-Ruiz.

En cambio, el académico comentó que los debates tratan de descalificar al otro y de posicionar un mensaje sin ser contextualizado, analizado y debatido por los presentes, cuando debería ser una construcción política de intercambio.

Agregó que otro problema de los debates es que cada vez se ha ido simplificando el mensaje al electorado; es decir, difícilmente hay una argumentación, proyecto o idea que permita a las y los ciudadanos entender por qué ciertas personas se están promoviendo o pretenden representar a la sociedad y si en efecto tiene las cualidades para estar en un puesto.

“No basta decir, ‘voy a resolver la pobreza’. Se trata de mandar mensajes correctos y fundamentarlos, es decir, explicar ‘qué voy a hacer’ y defender por qué pensamos que determinado proyecto puede ser viable para resolver un problema”.

Añadió que los problemas de la sociedad se pueden resolver si se razona, se piensa, argumenta, se habla y si se escucha al otro o la otra; pero los debates electorales carecen de estos elementos. “Lo que prevalecen son los oídos sordos y hablar de manera individualista, nunca con el ánimo de realmente escuchar lo que dice mi adversario político”.

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Valentina González/ICM