Aumento de clorofila en plantas, indicador de fosas clandestinas

Vie, 8 Jul 2022
La IBERO y otras organizaciones realizaron la investigación ‘Hallazgos de fosas clandestinas: uso de análisis geoespacial para la búsqueda de personas desaparecidas en Baja California, México’
  • Según cifras de la Fiscalía General del Estado de Baja California (FGEBC), en esta demarcación 12 mil personas han desaparecido.

Desde 2007, según cifras de la Fiscalía General del Estado de Baja California (FGEBC), en esta demarcación 12 mil personas han desaparecido. Asimismo, se han obtenido datos sobre 144 fosas clandestinas que han sido observadas entre octubre de 2009 y febrero de 2021, de entre los cuales se incluyen latitud y longitud del lugar donde las autoridades localizaron 52 de esas fosas

El Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Elementa DDHH, Centro Geo y Data Cívica utilizaron las coordenadas de esas 52 fosas para desarrollar un modelo geoespacial que delimite las zonas de ese estado donde es probable que se localicen nuevas fosas clandestinas. Dicha información está contenida en la investigación ‘Hallazgos de fosas clandestinas: uso de análisis geoespacial para la búsqueda de personas desaparecidas en Baja California, México’.

En este trabajo, con un análisis de patrones se determina la agrupación de puntos en la zona de estudio. Si se encuentran varios grupos de fosas muy próximos entre sí, puede suponerse que éstas no están en una ubicación aleatoria, sino en zonas específicas según su patrón espacial. Además, puede inferirse la distancia de las fosas que aún no se han encontrado, con base en los patrones de agrupación de los puntos anteriores. 

En otras palabras, en un punto donde se ha localizado previamente una fosa, existe una alta probabilidad de que se encuentren nuevos hallazgos a una distancia de 18 km-28 km, debido al patrón de conglomeración de los puntos.

El carácter ilegal de las fosas clandestinas obliga a los perpetradores a elegir lugares ocultos -barrancas o zonas boscosas-, para garantizar su privacidad durante el entierro. Dado esto, la estructura del paisaje, conformada principalmente por el terreno y la vegetación, desempeña un papel fundamental en la selección de un sitio de entierro.

Por otro lado, el contexto geográfico impone restricciones de accesibilidad, especialmente porque el traslado de personas en contra de su voluntad o de restos humanos, requiere un transporte rápido y discreto, por lo que la red de transporte y la pendiente del terreno también son importantes en la determinación del lugar de entierro.

Estas nociones llevaron a las y los realizadores de la investigación a conceptualizar el espacio geográfico en términos de dos conceptos clave: accesibilidad espacial y privacidad espacial, los cuales son muy relevantes para la localización de fosas clandestinas.

El estudio encontró que 41 fosas georreferenciadas se ubicaron en zonas de fácil acceso, pero de baja visibilidad, cumpliendo con la noción de espacio clandestino. Asimismo, identificó que el 32% del territorio de Baja California cumple con las características de alta accesibilidad y baja visibilidad, que son áreas potenciales para iniciar nuevas búsquedas de personas desaparecidas.

Para reducir aún más esas zonas potenciales, en la investigación se generaron topes circulares con un radio de entre 18 y 28 km, alrededor de los puntos de fosas observadas previamente por la FGEBC. Al crear intersecciones de las zonas dentro de los topes con las que cumplen los criterios de espacio clandestino, se estableció que la zona de búsqueda potencial podría reducirse otro 10%. Por lo tanto, se garantiza que las zonas de búsqueda finales estén a una distancia razonable de la mayoría de los asentamientos urbanos; de 39 minutos en el caso de Baja California. Sin embargo, no se puede precisar el lugar o la dirección exacta para las brigadas de búsqueda.

El estudio también señala que, cuando un cuerpo se descompone, libera nutrientes al suelo, entre los que destaca el nitrógeno (N). Debido a que el cuerpo humano contiene una media de 2.6 kg de N, una cantidad distribuida en un área de 3 metros cuadrados equivale a 50 veces la cantidad recomendada para abonar arbustos o árboles en zonas templadas. 

Partiendo de que el contenido de N de las plantas está directamente relacionado con la concentración de clorofila en las hojas, un estudio reciente con animales indicó que se podían descubrir entierros a partir de la detección de un crecimiento acelerado en el contenido de clorofila de las hojas de las plantas. Así que, acumulaciones de nitrógeno observadas a través de imágenes satelitales podrían indicar anomalías en el terreno, donde se presume que podría haber cuerpos enterrados.

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PRL/ICM

 

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