¿Cómo se convirtió el Padre Francisco de Roux en un agente de cambio en Colombia?
Las luchas internas entre liberales y conservadores marcaron la historia de muchos países latinoamericanos que lograron su independencia durante el siglo XIX; en el caso de Colombia, estos conflictos se extendieron hasta el siglo XX y derivaron en un crudo periodo conocido por los colombianos como el de "La Violencia", que va de la década del 20 al 60 y sumió al país en enfrentamientos armados entre simpatizantes del Partido Liberal y del Partido Conservador.
Aunque en 1957 se creó el Frente Nacional, que encaminó a Colombia hacia la democracia electoral, la inestabilidad política, social y económica representaron un caldo de cultivo para el surgimiento de grupos guerrilleros: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP) en 1964, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1965, el Ejército Popular de Liberación (EPL) en 1967, la guerrilla nacionalista en 1974 que incluye al Movimiento 19 de abril (M-19), y la primera guerrilla indígena del continente en 1984, el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL).
Estos nuevos actores recrudecieron la violencia en las décadas posteriores a los años 60 y aumentaron en los 80 con el auge del tráfico de cocaína; en este contexto, el Padre Francisco de Roux Rengifo volvió a Colombia tras años en Europa, donde estudió economía en la London School of Economics y obtuvo su Doctorado en la Universidad de la Sorbona en París.
El Padre de Roux, actual Presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, se ha convertido en una figura emblemática en la búsqueda de la paz en Colombia -que entre 1988 y 2012 vivió dolorosos enfrentamientos entre militares, grupos guerrilleros, paramilitares, así como cárteles del narcotráfico y el crimen organizado-, motivo por el cual ha sido objeto de difamaciones, amenazas de muerte e incluso intentos de fusilamiento por reunirse y escuchar a todas las partes implicadas en este conflicto.
Con motivo del Doctorado Honoris Causa que el Sistema Universitario Jesuita (SUJ) le otorgará al Padre Francisco de Roux Rengifo el próximo 20 de junio, conversamos con la Dra. Eiko Gavaldón, coordinadora del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Iberoamericana Torreón, sobre las implicaciones de este reconocimiento.
El río Magdalena y su importancia en este conflicto
Popularmente, cuando escuchamos Colombia pensamos sólo en narcotráfico, que es el tema que los medios de comunicación han capitalizado y le dan mayor difusión, pero la Dra. Eiko nos explica que en este conflicto “había muchos actores involucrados, entre ellos estaban el gobierno, los paramilitares, las FARC, otro tipo de guerrillas y también lo que recrudece el conflicto es la figura del narcotráfico”.
“En este marco, es importante comprender que Colombia se explica a través de la historia de un río que lo atraviesa, que es el río Magdalena, el cual va tejiendo el territorio y conformando diversas regiones socioculturales; donde el Padre de Roux ha actuado históricamente, es a la mitad de este río, le llaman el Magdalena Medio”, dice la académica de IBERO Torreón.
Se trata de un punto geopolíticamente neurálgico porque la Dra. Eiko menciona que en esta zona “se encuentra la base del combustible, donde se refina la mayoría del petróleo de Colombia, además, es eje de las carreteras que unen las ciudades andinas, es paso al Caribe, a Venezuela, precisamente, une las rutas de Caracas con el Pacífico”.
“Es una tierra que tiene oro, cuenta con una diversidad ecológica impresionante, por lo cual muchos analistas tanto de la estrategia de guerra como de pacificación, decían que quien controlara esa zona dominaría el conflicto, ahí una de las ciudades clave es Barrancabermeja (sede de la refinería de petróleo más grande de Colombia)”, agrega la Dra. Gavaldón.
El trabajo del Padre de Roux en el Magdalena Medio
Al ser una región de enormes riquezas, el Magdalena Medio ha sido escenario de sangrientos enfrentamientos y al tener tantos actores involucrados (operando tanto en la legalidad como en la ilegalidad), no es de extrañar que la presencia del Padre de Roux produjera el rechazo por parte de muchos de estos sectores.
¿Cómo logró acercarse a todos estos actores antagónicos en el conflicto? La Dra. Eiko menciona que inicialmente, el Padre Francisco llegó al Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) del cual fue subdirector entre 1982 y 1986, desde ahí, “trazó un proyecto utilizando todo el conocimiento que tenía de economía, pues como sabemos tuvo una formación académica de élite”.
El programa que desarrolló estaba enfocado en la gente que estaba enmedio del conflicto “pudiera salir adelante, lo que buscaba era llevar un poco de alivio a estas zonas a través de la economía porque era una de las partes más golpeadas porque a pesar de ser una zona tan rica en diversidad y recursos estaba paralizada por los enfrentamientos”.
“Su aporte fue significativo porque trató de llevar un alivio y educación en cuanto a los Derechos Humanos a la zona del Magdalena Medio y trazó un proyecto en esta zona de acción tan compleja en el que se aplicó”, señala la académica.
¿Cómo logró convertirse en un actor de cambio?
Para la Dra. Eiko Gavaldón, la formación filosófica y teológica del Padre de Roux fue importante porque en medio de tantos intereses económicos “él se atrevió a intentar hacer un cambio, no veía por su seguridad, incluso ha manifestado que tuvo que enterrar a muchas y muchos colegas y amigos, tuvo la suerte de no caer entre las balas, pero muchas le tocaron de cerca, pienso que siguió adelante porque desde su formación jesuita, se veía así mismo como un instrumento para actuar en favor de los demás”.
Sobre cómo logró dialogar con todas las partes involucradas, la académica señala “él no sólo pudo entrar, llegó a cimbrar esas estructuras”, lo cual logró a través de proyectos que tuvieron un efecto en la población porque “partió desde la necesidad básica que había en esas regiones; además, hubo primero un diagnóstico para ver cuáles eran dichas necesidades expresadas por los propios habitantes y las que él observó, pienso que eso fue la llave para abrir un proceso de transformación social”.
“Él no vino desde fuera como un político a ver qué se le ofrece a la gente y qué le voy a prometer, sino que él estuvo viviendo ahí, utilizó todos los medios de transporte habidos y por haber, recorrió toda esa zona del Magdalena Medio y conoció de primera mano las necesidades, a las personas, les puso caras a esas carencias, les puso nombre concreto y yo creo que eso fue fundamental para que una persona como él pudiera conocer desde dentro aquello que estaba mal”, dice la Dra. Eiko Gavaldón.
¿Perdón y reconciliación para alcanzar la paz?
Le preguntamos a la coordinadora del Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades en IBERO Torreón, qué pasa cuando hemos sido víctimas de una injusticia tan grave como el asesinato de un familiar, un secuestro o el despojo de nuestros hogares, ¿podemos perdonar?
“Pienso que todas y todos tenemos esa capacidad de perdonar porque el perdón no le da paz al otro, nos da paz a nosotras y nosotros mismos y eso voy a retomarlo como uno de los principios que el padre Francisco de Roux aplica para poder iniciar estos diálogos, él habla de esta reconciliación, primero de la persona consigo misma y después con el otro”, nos dice la Dra. Eiko.
“En mi opinión, ese fue el éxito de la Comisión de la Verdad, ese fue el ingrediente que él como jesuita, como sacerdote, como religioso, pudo aportar a las partes involucradas, porque el perdón alivia a las personas y colectivamente es necesario para lograr una reconciliación, de otra manera, un proceso de paz queda trunco”, señala la académica.
A nivel teórico, autores que tratan el tema de la paz sustentan esta opinión; por ejemplo Johan Galtung “menciona que al hablar de paz hay que reconocer esa violencia, la cual está en tres dimensiones: física, estructural y cultural. Entonces, para lograr este proceso de paz, lo primero es erradicar estos tres tipos de violencia, lo cual permitirá transitar en los diálogos, en la reconciliación y finalmente alcanzar la paz”, dice la Dra. Gavaldón.
“En el caso de Colombia, si te fijas una vez que firman los acuerdos, realmente no estaban dadas las condiciones de paz porque todavía seguíamos observando esa violencia física; probablemente hoy en día, a un año de esa firma -que se cumplirá el 28 de junio-, todavía existan condiciones estructurales que aún hace falta modificar para que realmente estemos hablando de un proceso de paz”, añade la también profesora.
La gran aportación del Padre Francisco, nos explica la Dra. Eiko, ha sido darle voz a todas y todos los involucrados, fomentar el perdón y la reconciliación, generar un proyecto para apoyar a las familias más golpeadas económicamente y aunque el camino aún es largo, “la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición establece el primer paso para reconocer lo que ahí sucedió, reconocer los tipos de violencia que enfrentó Colombia y seguir trabajando en el proceso de paz”.
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Por: Laura Herrera Camarillo. Imágenes: Tomadas de las redes sociales de la Comisión de la Verdad.
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