Con su libro, José Ramón Cossío se quita la toga y se pone la capa de detective

Vie, 22 Dic 2023
El Ministro en retiro presenta en la IBERO Ciudad de México la publicación ‘Que nunca se sepa’, sobre el intento de atentado contra Gustavo Díaz Ordaz en 1970
El texto pone sobre la mesa varias interrogantes: ¿por qué Carlos Castañeda fue declarado como incapaz y no fue asesinado tras tratar de matar al Presidente?
  • Al micrófono, el Dr. José Ramón Cossío; le acompaña el Dr. Ricardo Ortega, Director del Departamento de Derecho de la IBERO Ciudad de México y moderador de la mesa. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • Dra. Alma Beltrán y Puga, Académica de tiempo completo en el Departamento de Derecho de la IBERO Ciudad de México. (Foto: Yazmín Mendoza)
  • Al micrófono, la Dra. Marisol Ochoa, Licenciada en Derecho y Doctora en Historia; a su derecha, el Dr. José Ramón Cossío. (Foto: Yazmín Mendoza)

Los expedientes judiciales son una huella digital que describe los detalles de un caso, y quién mejor para descifrarla que una persona que dedicó gran parte de su vida a la impartición de justicia. El Ministro en retiro Dr. José Ramón Cossío Díaz presentó este 25 de octubre en la IBERO Ciudad de México su libro Que nunca se sepa, donde describe el caso de Carlos Castañeda, el hombre que trató, el 5 de febrero de 1970, de asesinar al entonces Presidente Gustavo Díaz Ordaz, por los sucesos de 1968. “El Estado dejó en el expediente todas las huellas digitales de su actuar”, dijo el jurista.

¿Por qué si el Estado ya había matado antes, no mató a Castañeda? ¿Por qué no lo liberó? ¿Por qué no lo llevó a juicio penal?, cuestionó el ex Ministro. Quizá eso habría sido admitir que hubo un atentado contra el Primer Mandatario, agregó. De hecho, nada de esto salió nunca en los periódicos.

El Estado optó por “desparecer a Castañeda peor que a los desaparecidos”, en un grado perverso. Luego de su intento fallido, Castañeda fue declarado como incapaz, sin ninguna prueba rigurosa, y estuvo cuatro años en una celda especial, “en un pabellón de cuatro por cuatro, donde no podía hablar con nadie”, añadió el Dr. Cossío Díaz. Después fue trasladado al pabellón de las personas violentas del hospital psiquiátrico, donde pasó 23 años más. El jurista tiene la impresión de que el caso simplemente cayó en el olvido.

Hubo graves violaciones al debido proceso de Castañeda y fue recluido “más allá de los límites del derecho”, en condiciones muy crueles y excepcionales, dijo la Dra. Alma Beltrán y Puga, Académica de tiempo completo en el Departamento de Derecho de la IBERO Ciudad de México. Si Díaz Ordaz cargaba con la masacre de estudiantes de 1968, el atentado de Castañeda demostraba la fragilidad del sistema.

¿Por qué de pronto hay que crear una anomalía alrededor de Castañeda?, preguntó la Dra. Marisol Ochoa, Licenciada en Derecho y Doctora en Historia. La incapacidad es un término en la historia muy problemático, agregó, porque nace a partir de los siglos XVIII y XIX; la idea del diagnóstico a partir del positivismo y del discurso médico hacen que la psiquiatría tenga un poder sumamente dominante sobre la justicia, “una vez que nace un enfermo mental, todos podemos disponer de su cuerpo”, añadió.

Ambas comentaristas destacaron que el Dr. Cossío Díaz ha pasado de ser un renombrado juez a un brillante historiador del derecho; así, después de vestir por 15 años la toga de Ministro y con toda esa experiencia que le ha dado su paso por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), se ha puesto la capa de detective.

Al autor de Que nunca se sepa le interesa lo que pueden decir los expedientes judiciales de los hechos del pasado, pero también se pregunta “¿qué cosas de nuestro presente se están produciendo ahora, qué atrocidades del presente mexicano quedarán registradas en los expedientes que serán vistos dentro de 50 años?”

Texto y Fotos: Yazmín Mendoza

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