“¿Es compatible el poder con una postura feminista?” fue la pregunta central del Panel de Decanas durante el IV Congreso de la Red de Académicas Latinoamericanas y del Caribe por una Igualdad Sustantiva (ALAS), llevado a cabo en la Universidad Iberoamericana con el tema “La universidad en el siglo XXI: igualdad sustantiva y cambios culturales en la academia jurídica”.

Líderes académicas de América Latina, como Ximena Gauché (Chile), Mónica González Contró (México), Lucero Ibarra Rojas (México), Luanna Tomaz (Brasil) y Lina Céspedes Báez (Colombia), conversaron sobre cómo transformar el poder desde el feminismo, moderadas por la Dra. Alma Beltrán y Puga, académica de tiempo completo del Departamento de Derecho de la IBERO, y Carmen Hein de Campos.

Las decanas coincidieron en que el desafío no está en negar el poder, sino en reconfigurarlo como una práctica ética y relacional, basada en la cooperación y el cuidado.

Para Lina Céspedes, el poder en la universidad no puede entenderse solo como dominación ni como recurso de control, sino como capacidad de servicio y resolución de conflictos. “Ejercer poder desde el feminismo implica suavizar la verticalidad, generar puentes y mantener una reflexión constante sobre el sentido del poder y con quién se ejerce”, señaló.

Liderar desde la responsabilidad y la comunidad

Por su parte, Lucero Ibarra Rojas, jefa de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, afirmó que el poder “debe habitarse”, no negarse. Desde su experiencia, dirigir implica asumir responsabilidad antes que autoridad: “Me siento más responsable que poderosa. Mi fracaso afectaría la vida de mis colegas. Por eso, el liderazgo feminista tiene que construir comunidad y estructuras sostenibles, más allá de los nombres”.

Ximena Gauché, Vicerrectora de la Universidad de Concepción, habló sobre la necesidad de liderar con coherencia y perspectiva de derechos, conciliando generaciones, intereses y personalidades diversas. “El poder es temporal y transitorio —dijo—; el desafío es generar impacto y transformación en las estructuras”.

En el mismo sentido, Mónica González Contró, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, subrayó que el liderazgo feminista transforma las jerarquías en procesos deliberativos. “Más que poder, se ejerce autoridad para facilitar, construir equipos y abrir espacios de participación. La diferencia está en la escucha, la empatía y la ternura como prácticas de gestión”.

Desde Brasil, Luanna Tomaz relató los desafíos de ser la primera directora de Derecho en su universidad. “Cuando un hombre se equivoca, se dice que siempre fue así; cuando una mujer se equivoca, se pone en duda su capacidad. Por eso es necesario disputar estos espacios, aunque sean hostiles, para abrir camino a otras”.

Hacia una universidad con poder compartido

Las panelistas coincidieron en que repensar el poder implica aprender a dialogar, cuidar y escuchar. La horizontalidad, afirmaron, no significa ausencia de liderazgo, sino asumirlo con conciencia ética y apertura. En palabras de González Contró: “Tejer comunidad es el mayor acto político dentro de la universidad”.

El Panel de Decanas de la Red ALAS dejó claro que el liderazgo feminista no busca suprimir el poder, sino transformarlo en una herramienta colectiva para la igualdad sustantiva.

Fotos: Elihú Alberto Cortés Hernández

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